El pasado martes noche, una vez conocido el nombre del pregonero de estas Fiestas de Moros y Cristianos,  Juan Miguel Sanjuán Jover, muchos festeros se hicieron la pregunta: ¿y quién es? Nuestro protagonista no es precisamente un desconocido; dueño del grupo Satocan -con varios hoteles y campos de golf en propiedad- y con intereses en bolsa y otras constructoras y actualmente trabajando en las obras de ampliación del Canal de Panamá, Sanjuán es uno de los principales empresarios del país. ¿Pero y su vinculación con Petrer?

Nacido en 1945 en Monesterio (Badajoz), vino a vivir a Petrer en su niñez. Su madre, Oristela, vecina de la localidad, acabó convenciendo a la familia para establecerse en la localidad. Así, Sanjuán cursó estudios en el colegio Primo de Rivera, junto amigos como Dámaso Navarro, Santiago Amat, Juan Guillén y tantos otros. Su formación continúo en la academia de Elda de Juan Madrona hasta acabar el bachillerato. Abandonó el valle para licenciarse en Madrid en Ingeniería de caminos, canales y puertos, y ya nunca volvió a vivir en Petrer. Tampoco se quedó en la capital: acabó rendido a las Islas Canarias cuando realizó las milicias universitarias en Los Rodeos (Tenerife). En esa época, conoció a su mujer, Marta, y se afincó en Gran Canaria para desarrollar su vida personal y su exitosa carrera profesional, que le ha llevado por medio mundo.

Sin embargo, nunca perdió su vínculo en Petrer, donde dejó gran cantidad de amigos y familia -como sus tías Josefina, Gumersinda y Emilia Jover-. Ya se sabe que la infancia es la patria del hombre y que pocas evocaciones son más poderosas y estimulantes que las de aquellos años. Así que Sanjuán siempre encontró tiempo para regresar a la localidad, particularmente en fiestas de Moros y Cristianos, acudiendo prácticamente a cada edición desde que emigrara a las soleadas Canarias. En las primeras ocasiones, acompañado de su primo Mario, lució de estudiante, pero rápidamente se integraría en los Flamencos, donde tiene muchas amistades en la fila Inquisidores. De esos años, muchos le recuerdan vistiendo el traje del mítico Tío Sevilla; en los últimos tiempos, se le ha visto disfrutando de la fiesta en compañía de su nieto Hugo, otro flamenco más. Con tantas obligaciones profesionales, no siempre ha podido disfrutar de todos los actos de las fiestas, pero raro es el año en que no se enfunda el traje.

Culto, discreto y muy amable, dicen de él sus amigos, este hijo adoptivo de Canarias ha confesado a sus más íntimos compañeros de fiesta el aprecio que siente por la localidad y sus tradiciones. Su designación como pregonero, pues, le causó, además de sorpresa, una gran alegría. El día 6 de abril la compartirá con todos nosotros.