Continuamos desgranando en esta entrada todo lo que dio de sí la mágica noche del sábado al domingo pasado, centrándonos esta vez en la gran piara de jabalís que hizo su aparición.

Se trata de un grupo de seis jabalís pequeños, de cuatro o cinco meses -lo que se conoce como jabatos-, y una madre que los acompaña y adiestra en estos inicios de su vida. Siempre precavidos, puede verse en toda la tira de imágenes cómo primero se muestran recelosos de entrar a beber agua, hecho al que no acceden hasta que están completamente seguros.

Las fotografías muestran algunas de las peculiaridades de la estructura social de las poblaciones de jabalí. Estamos ante un grupo matriarcal, generalmente compuesto por una o varias hembras y por su prole, liderados por la hembra de mayor rango social. Con esta estructura se favorece un proceso de aprendizaje más rápido para los jóvenes ejemplares. Además, los fuertes vínculos del grupo permiten que, si una madre muere, su descendencia sea adoptada por otra hembra del grupo. En este sentido, una de las cosas que más llaman la atención de su biología reproductiva es que las madres no realizan los mismos cuidados maternales a toda su prole sino que beneficia a una cría macho de forma que esta alcanza rápidamente un mayor tamaño y peso, lo que parece justificarse en el hecho de que este comportamiento favorece a la siguiente generación.

Fotos por Luis Villaplana Payá y Néstor Rico Campos. Texto por Luis H. Villaplana y Ramón García Pereira.