Nota: Artículo publicado originalmente en la revista Alborada nº46, 2002 – Puedes adquirir un ejemplar aquí.
Esta primavera pasada el pantano de Elda fue incluido en el catálogo de zonas húmedas valencianas que elaboró la Conselleria de Medi Ambient. Este hito eldense entra a formar parte, pues, de una red de protección de espacios húmedos. Está claro que no es equiparable nuestro pequeño humedal a los incluidos en el acuerdo de Ramsar (Iràn) de 1971; esta convención relativa a los humedales de importancia internacional, ambientes de hábitat de aves acuáticas, que entró en vigor en 1975 y fue ratificado por la cortes españolas en 1982, incluyó a la Albufera de Valencia, las Marismas del Guadalquivir, el delta del Ebro y los humedales de la Mancha occidental. Pero el grado de calificación concedido al pantano de Elda y su entorno destaca su valor comarcal, por lo cual precisa la elaboración de un plan rector.
Los ecosistemas húmedos tendrían muchas más probabilidades de recibir protección y un mayor volumen de agua si los dirigentes políticos concedieran un valor social y, también, económico a los servicios que éstos proporcionan. Los humedales ofrecen una serie de servicios que no son tenidos en cuenta: ofrecen protección contra las inundaciones, purifican el agua y benefician el hábitat. Todos estos servicios constituyen bienes públicos por los que no pagamos un precio. Con el objetivo de proteger las funciones ecológicas de los humedales, estas declaraciones y las actuaciones posteriores deberían concretar y comprometer una cantidad y calidad de agua para el ecosistema y debería asegurarse este caudal mínimo tanto en años secos como lluviosos. Así, pues, no vale decir que el río Vinalopó carece de agua durante todo el año.
Pero lo que ahora queremos destacar en este artículo es el origen histórico de este humedal. Poco sabemos de la construcción de la presa a finales del siglo XVII, a la cual dedicamos este artículo, y algo más de la nueva obra levantada durante el XIX, que es la que actualmente vemos cuando visitamos este paraje.
Humedales naturales
El endorreísmo tiene una alta presencia en la cuenca del río Vinalopó. Curso arriba, el río de la Marjal, tal como indica su nombre, es el primer ejemplo de sector pantanoso con difícil avenamiento. Un antiguo sector lacustre, hoy desecado, se localiza en el Salze (Beneixama). En las cercanías de La Canyada también aparecía un humedal. La acequia del Rey, construida a inicios del siglo XIX, desagua la laguna de Villena, importante zona endorreica. Hacia el sur las lagunillas de Carboneras y la laguna salada de Salinas continúan el eje endorreico de la cuenca. Pero llegados a las puertas de la montaña de la Torreta, el río Vinalopó se estrecha, por lo que los humedales son de reducidas dimensiones. Esto ya lo destacó en el siglo XIV el príncipe Juan Manuel en su Libro de la caza: «Desde Sax hasta Elda va el arroyo que viene de Villena, y vapor lugares muy estrechos de sierras y de montes y no es buen lugar de caza de halcones; y de Elda hacia abajo, hasta la huerta de Novelda, no hay lugar de caza para halcones» .
Para la primigenia presa eldense construida a finales del siglo XVII se eligió un enclave que, según las sucintas notas de la documentación archivística, ya era un espacio húmedo. En el Charco Domingo se levantó la presa. La toponimia histórica nos permite conocer que existía agua retenida en un hoyo o cavidad del cauce del río, el cual formaba posiblemente un remanso. Para el cercano lugar del Xinorlet, en el amplio término de Monòver, encontramos un caso similar, pues un almarjal fue roturado para crear un nuevo espacio de regadío a partir de un pequeño pantano.
Origen del Pantano de Elda
Una presa es una obra hidráulica realizada en el cauce de un río o rambla con la finalidad de derivar o retener el agua circulante en un embalse. Al conjunto le denominamos pantano. En el caso que estamos estudiando tenemos documentado su proceso de construcción. A finales del siglo XVII la villa de Elda mantenía diversos litigios judiciales con Sax y con el conde de Elda. Con Sax se disputaba desde la centuria anterior el agua de la villenense Fuente del Chopo. Las transacciones y acuerdos firmados entre ambas villas por estas aguas y las procedentes de la fuente de la Torre no terminaron con las apropiaciones del agua fuera de lo establecido. En 1680 se planteó pleito ante el corregidor de Chinchilla porque Sax no dejaba pasar agua a la villa inferior, Elda. Pleito prolongado por el recurso sajeño ante la Real Chancillería de Granada. La escasez de agua en el regadío eldense era aguda, más aún cuando no circulaba regularmente durante varios años. Además, los gastos judiciales aumentaban con otros litigios seguidos contra el conde de Elda. El 5 de agosto de 1673 se inició en la Real Audiencia de Valencia el proceso de la señoría directa, por cuanto los habitantes de Elda se negaban a acudir al castillo-palacio condal a cabrevar sus posesiones, pues consideraban que las casas, tierras y demás bienes del condado no estaban sujetos a la señoría directa. A la vez se llevaba otro litigio entre las mismas partes: « …lo altre procés que es porta entre les mateixes parts sobre la llibertat de les terres dites del natural».
La concordia firmada ante el notarioVicent Salazar el 24 de enero de 1684 entre Joan Andreu Coloma Pérez Calvillo, conde de Elda, y Gabriel Amat y Joan Aguado, síndicos de la villa, pretendió poner fin a estos largos y costosos pleitos. En el amplio prólogo de la concordia se alude a la conflictividad de la última década, acentuada aún más por los litigios paralelos mantenidos con Sax por las aguas de riego. De los cinco artículos capitulados, los que aquí interesan son dos. Así, en el segundo artículo se intenta poner fin al proceso de la señoría directa, renunciando ambas partes a seguir con los pleitos. El conde deja a los vecinos en la situación que tenían antes: renuncia a percibir el luismo y la fadiga, aunque para cualquier transacción se debe pedirla licencia señorial. Como contrapartida,esta concesión surtiría efecto siempre que la comunidad eldense fabrique
«Un Pantano per a recullir en ell les aygues del rech de la horta de dita Vila de cantitat de sis millliures de moneda, y donar-lo acabat dins quatre anys sens contribuir cosa alguna sa señoria»
Así, pues, la gestación de la presa de Elda se da en una coyuntura conflictiva. Por una parte la tensión entre señor feudal y comunidad campesina en torno a la extracción del excedente agrario. Por otro lado la tensión entre una localidad sobirana —Sax— y otra jussana —Elda— por las aguas de diversas fuentes. La crítica coyuntura hace que el vecindario eldense deposite esperanzas en la construcción de un pantano para asegurar el riego de sus huertas pues «desde lo any mil siscents huitanta y ú la Vila de Sax no ha permés que passás a esta vila la aygua que té comprada de la ciutat de Villena per a son rech detenint-la a totes hores». El conde de Elda siguió aquí la misma estrategia observada en la gestación y construcción de la presa de Petrer: la concordia de 1684 le garantiza la percepción del diezmo en todas las tierras, caso que no ocurría con anterioridad, aunque renuncia a percibir el pecho enfitéutico de las llamadas tierras del natural, la parte menor de las cultivadas. La garantía del riego o su aumento puede repercutir en un incremento de la productividad de las parcelas irrigadas y, por tanto, del diezmo condal percibido.
Características constructivas de la antigua presa eldense
Del proceso administrativo, constructivo y financiero de la presa de Elda conocemos algunos datos parciales que nos permiten un acercamiento a las características de la presa. Los restos arqueológicos son fragmentarios, pues la actual presa inutilizada es una obra nueva iniciada en 1842. De la presa del siglo XVII únicamente quedan los estribos o cajeros socavados y asentados en las rocas laterales.
El botánico valenciano A.J. Cavanilles visitó la presa de Elda antes del derrumbe de otoño de 1793. El sábado 11 de agosto de 1792, procedente de Novelda donde había estado una semana tomando anotaciones y haciendo excursiones, llega a Elda el abate valenciano de relevante proyección científica en Europa. Del pantano que dista una hora de la villa realizó una minuciosa descripción en su publicación, sin mencionar el derrumbe posterior. Leamos la larga cita de Cavanilles:
«No léjos de la villa, está la copiosa fuente llamada de Alfaguár y Encantada, cuyas aguas brotan en un pequeño recinto cercado de paredes mal construidas y medio desmoronadas, desde donde siguen hácia el sur por una mina muy capaz hasta el molino papelero. Mas allá de la fuente hácia el norte empiezan cerros sucesivamente mas altos hasta el monte de la Torreta, y el pantano que dista una hora de Elda. En la garganta estrecha y cauce de la rambla, que yace entre dos cerros, levantáron un murallón de 56 palmos de altura, y 40 de grueso en la parte superior, donde queda una larga terrasa, igual á la distancia entre los cerros que la sirven de apoyo. Es obra sólida, toda de sillares de á media vara, bien unidos, y capaz de contener las aguas. Como las mas que allí acuden son de manantiales perennes, casi suficientes para fertilizarlas huertas, no fué necesario dar mucha extensión á la balsa para acopiar las de lluvias; y por eso cuando estas se verifican, despues de llenar el depósito, rebosan por encima de la terrasa, y caen en cascada al fondo del barranco».
Según las anotaciones de Cavanilles la presa de Elda tenía una altura de 56 palmos (12’8 metros) y un grosor en su coronación de 40 palmos (9’12 metros). Lamberto Amat, cronista ochocentista, señala que en el momento de la rotura la presa tenía una altura de 48 palmos (11 metros), elevación conseguida por diferentes recrecimientos del muro. Indica Cavanilles que no tenía aliviadero, rebosando las aguas sobrantes por todo el muro, lo cual socavaba el basamento. Con estas dimensiones, la capacidad total del embalse rondaría los 700.000 m3.
Según la descripción que hace L. Amat, sería una presa de estribo —que son parte de los restos que se observan actualmente en el lugar—, de planta recta, con paramentos verticales. A partir de los «Capítols de la construcció del pantano de Elda», única documentación extensa localizada, conocemos que los estribos laterales o cajeros fueron asentados en las peñas, socavándolas para obtener mayor consistencia (capítulo 12). La estructura constructiva de la presa sería idéntica a la de Petrer: el paramento húmedo es de sillería, el paramento seco de piedra picada y mampostería y en el interior una codolada, rellena de cantos rodados y argamasa que hacía de pantalla impermeable (capítulos 2, 4 y 6). Dice L. Amat que no tenía esta obra «derrunador», aseveración desmentida por diferente capítulos del documento consultado. Así, se dice que los vanos de la presa deben construirse en sillería, entre los que se encuentra el desenrunador (capítulos 3 y 4). Es decir, sí hubo un sistema de fondo para limpiar a través de este corredor la tierra, piedra, broza y tarquín arrastrados por el agua hasta el embalse. El sistema de toma de agua era similar al de Tibi y Petrer: aspilleras que permiten la entrada del agua a un cubo —pozo— (capítulo 10). Este pozo desaguaba en una galería abovedada donde se alojaba la paleta metálica —de bronce— que regulaba el caudal de salida (capítulos 2, 5 y 16).
¿Cuándo se construyó esta monumental obra?
Es difícil establecer con certeza el inicio y la finalización de las obras de la presa de Elda. Por la concordia firmada el 24 de enero de 1684 entre el conde de Elda y los síndicos de la villa, ésta debía hacer el pantano «dins quatre anys». Los trámites para la nueva fábrica se iniciaron prontamente, pero los representantes y síndicos de la villa de Elx y de la marquesa de Elx presentaron el 27 de octubre de 1684 una súplica ante la Real Audiencia de Valencia para que no se construyera la presa de Elda. Argüían que Elx poseía el derecho a recoger en su pantano las aguas «no sólo de lluvia, sino también de manantiales que se derivan de varios términos, distantes más de treinta leguas, y el sobrante de la ciudad de Villena, en virtud de convención por ella hecho».
La Real Audiencia proveyó en dicho día la paralización de las obras. Elda informa de los derechos que por donación real y compra posee sobre las aguas mencionadas anteriormente, «máxime cuando la villa de Elda había usado de ella sin impedimento alguno, encerrándolas con una presa, vulgo Asud, lo que equivalía a construir un dique, vulgo Pantano».
Este pleito aflora el típico conflicto entre una comunidad de aguas abajo —jussana— y otra de aguas arriba —sobirana—. En la cuenca media y baja del Vinalopó la conflictividad intercomunitaria posee una protagonista principal, la villa de Elx. Todo el curso del Vinalopó, desde el área palustre de Villena hasta el cono aluvial ilicitano, estuvo mediatizado, en parte, por los intereses de los propietarios de aguas de Elx. Durante la edad moderna Elx mantuvo constantes conflictos con Novelda, Elda y Sax, tres villas sobiranes que tenían el cauce del Vinalopó como principal suministrador de sus sistemas hidráulicos.
La sentencia del 19 de enero de 1692 es favorable a Elda, por lo que ésta pudo construir la presa. La obra inicial quedaría finalizada a finales de 1698, pues el 22 de noviembre de 1698 el consell particular de Elda aprueba el gasto de la instalación de «les dos paletes». La presa fue recrecida inmediatamente porque «en la obra que ay feta no hi ha bastant aygua per a la horta». El consejo particular del de noviembre de 1700 acuerda que se levanten otras «quatre files (…) dos en este any que entrara y les altres dos en lo següent», siguiendo los capítulos de construcción y remate de las«dos files y migia que es feren últimes». Estas obras de recrecimiento fueron asignadas a Josep Campos,«mestre que ha executat fins hui dita obra».
El coste final de la fábrica del pantano no lo conocemos, aunque en la concordia de 1684 se presupuestaron 6.000 libras. En el artículo 3º de la misma concordia aparece una vía de financiación para el mantenimiento de la presa y de la propia villa
«Ittem, és estat pactat, avengut y concordat per y entre dites parts, que si donada la aygua que tindran les terres, ne sobràs alguna en dit Pantano, quede a disposició de dita Vila el poder-la vendre y cobrar lo preu per a subvenció de sos ahogos».
Rotura y derrumbe en la antigua presa
Cuando en 1878 el ingeniero A. Llauradò describe brevemente las principales obras hidráulicas del río Vinalopó, no nombra el pantano de Elda. Dice textualmente:
«Las aguas reunidas en Villena, después de regar las huertas del término y una parte de las de Sax, van á depositarse en el pantano de Elche, de donde se utilizan para el riego de la huerta de esta villa, marchando por el cáuce del rio hasta la primera presa, situada más abajo del pantano, aumentándose el volúmen de dichas aguas con las que proceden del barranco de la Romana. Despues de haber beneficiado la hermosa huerta de Elche, vierte el rio á la Albufera del mismo nombre, que se halla contigua á la misma,y en comunicacion con el mar».
Carlos Beramendi (Soler, 1994) recorrió el País Valenciano entre julio de 1793 y septiembre de 1794, siguiendo una ruta litoral, por lo que no menciona Elda. Pero ahora queremos citarlo porque en el momento de describirla presa de Tibi, que acumulaba agua para la huerta de la ciudad alicantina, destaca que se están realizando reparaciones en la obra para «remediar todos los daños que padeció en el día 7 de septiembre de 1793 por la impetuosa avenida, que causó universalmente en el País tantos estragos». También fueron dañados los importantes azudes de Mutxamel i Sant Joan. Según L. Amat, el 14 de octubre de 1793 una avenida fluvial llenó el embalse de Elda y abrió una gran brecha que inutilizó la pared. Dice el cronista ochocentista:
«A las ocho de la noche del 14 de Octubre [de 1793] el peso del agua derribó el muro por su centro de arriba á abajo haciendo un gran portillo, por el cual se precipitó el agua como un torrente, llenando todo el ancho del rio, y á su paso por el frente de esta población, á las ocho y media, sorprendió a sus vecinos que tan desapercibidos estaban del desgraciado suceso».
La reconstrucción de la presa no se abordó hasta bien entrado el siglo XIX. En 1842 se inició la nueva obra,pero no se acabó hasta 1890. Así, pues, la presa que ahora contemplamos en el pantano eldense, de baja altura y perfil escalonado, es la nueva obra del siglo XIX, y de la antigua presa del XVII se mantienen vestigios en los márgenes del cauce.
Referencias bibliográficas
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E. SOLER PASCUAL: El país Valenciano a fines del siglo XVIII. Carlos Beramendi y Freyre. Alacant, 1994.
Que interesante artículo, y lo que se aprende al leerlo.
Incluso el vocabulario, en principio pensé en una errata, «cabrevar» por cabrear, pero no …
cabrevar (del b. lat. «capibrevium», cabreo; Ar.) tr. *Deslindar las fincas sujetas al pago de derechos al patrimonio real.
tiene que ver con el cabreo pero es deslindar..
Seguid así.
He visto y he leído algo sobre el pantano de ELDA, yo soy nacido en Elda, tengo 83 años cumplidos, y por suerte conozco bien el pantano, incluso el minao que hay a la derecha de la paleta o el muro d contenciones de las aguas, muchos no tienen ni puñetera idea de lo que significo el pantano para los eldenses, sobre todo cuando existía el cequión, donde las mujeres lavaban la ropa, y los peces que se criaban, he visto regar parte de lo que se regaba, y e agua pasaba por debajo de la vía por varios trayectos. Por delante de la dos cantinas que habían en la estación, por delante de mi casa para llenar lo que se llamaba la mina, bueno si sigo explicando todo lo que se sobre el pantano y sus riegos que iban hasta la estación de monovar, otro día explicaré más un saludo a todos los que hayan vivido y disfrutado el pantano.
pepe