Mientras que día sí y día también salen nuevas revelaciones sobre las fiestas del Primer Ministro italiano, donde al parecer las drogas y el sexo con prostitutas era lo habitual y nadie se escandaliza, una pequeña ciudad costera de la provincia de Nápoles, Castellammare di Stabia, ha aprobado un nuevo reglamento municipal en el que se prevén multas de hasta 500 euros a quien lleve vestidos con demasiado escote o minifaldas excesivamente cortas, o incluso paseen en bañador, todo por preservar el «decoro» y la «decencia» pública. ¿Qué dirá Berlusconi de la nueva moda italiana? ¿Intercederá por las multadas?