Cabe observar como el grupo, en cuanto a ente, tiende a absorber la personalidad individual de personas que se dejan llevar o que carecen de seguridad en sus opiniones, delegando su personalidad, su dignidad en muchos casos en manos de quienes se erigen en lideres de la situación. Así nos encontramos con el dilema moral que se le presenta al individuo cuando entran en conflicto sus convicciones éticas o morales y tiene que sacrificarlas en lo que se le dice es el bien común.
Estamos observando como en nuestra actualidad se pide a la persona que pertenece a una religión o a un partido político que se abstenga de mostrar su opinión o de actuar según su propio discernimiento so pena de ser excomulgado (fuera de la comunión=comunidad), o de ser expulsado del partido (fuera de la comunidad). El grupo que no es democrático, que no deja al libre albedrío, al libre pensamiento, a la libre expresión de las ideas individuales, que siempre enriquecen y son estas por revolucionarias las que hacen avanzar a la humanidad, las que han hecho que nos hallemos en el momento presente, utiliza los mismos métodos para someter la conciencia y la razón de sus componentes. Es algo sabido que a los disidentes se les aparta, y el individuo, con tal de no ser nominado para la expulsión, consiente aunque en su fuero interno tenga la certeza absoluta de que se debe ir por otro camino. No se le puede pedir a nadie que se convierta en mártir por sus ideas, que padezca los dolores y calvarios por andar por la vida llevando sus conclusiones por bandera, es demasiado arriesgado en nuestros días en los que se sabe que el que se mueve no sale en la foto.
Así también nos llega el dilema de actuar o dejar que los manipuladores y lectores de manuales baratos sobre dirección de masas sigan intentando, y desgraciadamente consiguiendo, llevar y dominar a los que ellos consideran masa, ellos no lo son, ellos se consideran por encima, así mienten por el bien del pueblo, porque el pueblo no debe saber la verdad, no está preparado para ello, y además, hay que dejar la situación como está, es lo que hay, no debemos alentar ni encender fuegos, la masa es peligrosa. Esta desconsideración hacia los demás, esta falta de respeto hacia el individuo convertido en masa por presuntuosos dirigentes, puede llegar a indignar a la gente de un país que ha demostrado ya sobradamente estar preparado para asumir y afrontar sus responsabilidades, un pueblo que pone de manifiesto cada día su madurez y capacidad de aceptación pero no de conformismo con la actual situación. Somos gente capaz, rica en nuestra diversidad, que demuestra nuestra tolerancia hacía los demás y queremos que nuestras diferencias se presenten sobre la mesa para enriquecer y llenar nuestras carencias. La diferencia no tiene porque convertirse en enfrentamiento, al revés, la diferencia puede convertirse en una característica más a sumar a nuestro repertorio, todo engloba al género humano y todo lo bueno o malo que se da en el es aceptable para ser asumido por positivo o desechado por negativo, pero siempre evidente y puesto de manifiesto para poder ser discutido y mejorado, ahí está el inconformismo que mueve a la sociedad que parte siempre de la disposición del individuo a exponer sus ideas sin miedo a ser repudiado o llevado al infierno social.
Por más evidente que sea, me resulta muy interesante su exposición, la cosa es así de real. Sin embargo cuando quiero averiguar la causa que genera esta realidad, las explicaciones que usted aporta son demasiado ambiguas o, si me lo permite, superficiales:»…personas que se dejan llevar o que carecen de seguridad en sus opiniones». Esta sería la cuestión, por qué, cuál es la causa por la que se dejan llevar.Si no sabemos la raíz del mal dificilmente podría solucionarse pues la denuncia no es suficiente. Esto en lo referente a la generalidad de las personas. Otro fenómeno que me asombra es comprobar cómo con la que está cayendo, personajes de amplia formación intelectual, comentaristas de alcance nacional, etc., se tragan las ruedas de molino que se están tragando sin pestañear.
Un saludo.
En referencia al tema expuesto me ha hecho recordar cuando hace 30 años o poco mas un líder sindical en una reunión de representantes sindicales hizo este comentario; “Nosotros sabemos muy bien como tocar las fibras de la gente para echarla a la calle cuando queramos”.( Y de ello puedo dar fe). Como también recuerdo de pobre de aquel que no fuera del “circulo” y osara hacer una proposición distinta a la de quienes manejaban los hilos.
Pues bien este comentario por si solo ya dice cómo los líderes, pueden llevar a los demás a su terreno, en cada empresa, en cada Sindicato, Partido político o cualquier grupo que se reuna, porque siempre hay quien ve mas allá y sabe como manejar los hilos y que botones tocar para conseguir sus objetivos. Mientras tanto los demás asumen como bueno lo acordado entre todos, que aun sin ser lo mejor, quienes han sabido hacer la propuesta se han llevado el gato al agua. Y digo esto porque creo que los debates de ideas no suelen ser abiertos, sino que finalmente se radicalizan y concretan en dos posturas encontradas, cosa que suele ocurrir en la mayoría de tertulias o comentarios sean del índole que sean.
En cuanto a lo de los comentaristas “que se tragan ruedas de molino”. La gran mayoría vive y muy bien de sus comentarios, de sus tertulias, son su fuente de ingresos. De ahí el malabarismo que hacen con sus posicionamientos y cómo evolucionan según les interese, su meta no es la verdad amplia, sino su verdad hacia lo que suena mejor, no desde dentro de la persona.