Solar
Ian McEwan
Ed. Anagrama
De patetismos y genialidades
“A Conejo le produce un gran placer, le hace sentirse rico, contemplar la consunción del mundo, saber que la tierra es mortal”
Conejo es rico, John Updike
Las citas literarias con las que muchos autores presentan sus novelas siempre me han parecido interesantes. Las puedo entender en mayor o menor medida, haberlas escuchado alguna vez o no conocer si quiera al autor de las mismas.
Cuando abordé ‘Solar’ lo hice con ganas, sabiendo que me iba a satisfacer. ¿Por qué? Porque es Ian McEwan, porque es su última novela y he estado leyendo noticias acerca de su preparación y publicación en la prensa anglosajona prácticamente desde que publicó su anterior obra, ‘Chesil Beach’ en 2008.
Sabía que no iba a ser la hermana gemela de ‘Expiación’ (obra culmen de este autor), pero que al menos estaría a la altura del resto de sus novelas. Lo que no tenía claro es si iba a volver a los retorcidos temas de sus primeras relatos, o continuaría la estela de ‘Chesil Beach’, más calmada e introspectiva.
Nada más comenzar me encuentro con la cita de Updike. No he leído nunca nada del autor norteamericano y nunca he conocido más que el título de sus novelas sobre el personaje Conejo. No obstante, y en esta ocasión, esa cita elegida por McEwan, aún sin conocer al famoso Conejo, me perturbó. Ese hombre con tal apodo que se deleita ante la corrupción del mundo.
Esa perturbación procedía de la incertidumbre ante lo que me iba a encontrar en las siguientes páginas. No entendía esa carta de presentación, a la vez muy propia del McEwan. Una vez alcanzado el último punto de la narración, instintivamente volví a la página nueve y a la cita de Updike. Todo encajaba como en un puzzle. El escritor británico lo había vuelto a hacer. Una obra sin cabos sueltos. Bien escrita y sobre la cual meditar.
Michael El Genio Beard
“Pertenecía a esa clase de hombres vagamente anodinos, a menudo calvos, bajos, gordos, inteligentes, que inexplicablemente atraían a las mujeres”.
Así comienza McEwan el retrato de su protagonista, y por tanto su novela. ‘Solar’ es esencialmente Michael Beard.
“Solar” no es una biografía. Es el retrato de un hombre con un increíble talento. Tanto que le fue otorgado el Premio Nobel de Física y su nombre aparece en los libros de la materia junto con el de Einstein, ya que sus estudios dieron lugar a la bautizada como ‘Combinación Beard – Einstein’.
McEwan inicia su historia en el año 2000, etapa complicada en la vida de Beard. Tiene 53 años y del reconocimiento por la Real Academia de las Ciencias de Suecia hace ya décadas, además su quinto matrimonio se va a pique. Algo a lo que debería estar acostumbrado. No obstante esta vez es distinto, es su atractiva y joven mujer la que le engaña con otro hombre y no al contrario, como venía siendo normal en su vida amorosa.
En cuanto a su vida profesional, Beard es una de los rostros visibles del Centro Nacional de Energia Renovable, proyecto del Gobierno de Blair que da palos de ciego en el complejo mundo de las energías alternativas. No es que Beard se preocupe mucho del tema, para ello están los talentosos becarios del Centro. Beard tiene cosas más importantes de las que ocuparse: su mujer Patrice y su aventura con un obrero ignorante y bruto. Una aventura que además ella no se esfuerza en ocultar. Es venganza pura y dura, Michael la engañó y esta profundamente dolida.
El genio de la física no lo soporta, no puede con la humillación. Su ego ha sido sacudido y eso es algo que su narcisismo no tolera muy bien. Ese es el Michael Beard que nos presenta McEwan, pero para conocer mejor tanto su talento como su personalidad, el autor recorre la vida del protagonista durante diez años. Etapa intermedia entre la madurez y la vejez, en la que su vida da profundas sacudidas. McEwan no quiere que lo conozcamos de golpe, y poco a poco va mostrando detalles de su vida, recordando su infancia y juventud con el fin de que el lector comprenda mejor a este hombre. . ¿Lo consigue? Tal vez. Si quiere que entendamos que Beard es un completo gilipollas lo consigue, porque realmente lo es, y eso es algo que el mismo reconoce.
Michael Capullo Beard
Michael Beard encarna el patetismo en estado puro. Física y mentalmente. Las descripciones de las metamorfosis que sufre su cuerpo con la edad son cada vez mas desagradables y sus acciones lo convierten en un ser desdeñable. Cobarde y mentiroso, Michael Beard es el genio más ignorante de los que se puedan conocer.
La trama pueda parecer algo floja, sin giros argumentales bruscos y con un devenir algo previsible. Con un telón de fondo más que interesante, como lo es la investigación de la energía solar, McEwan tan solo lo utiliza para dar a conocer a su Frankenstein.
Los protagonistas secundarios lo son más que nunca, meros actores de reparto que no llegamos a conocer bien, pero que con sus acciones obligan a Beard a tomar decisiones. Y es en esa toma de decisiones es dónde vemos al Beard más oscuro, a su verdadero ser. Beard no tiene maldad, pero con su egoísmo arrastra a todos aquellos que le quieren y confían en él a la tristeza y la desgracia. Es el culmen de la imperfección, no una imperfección lastimosa, no, una imperfección molesta.
¿Qué persigue McEwan con ‘Solar’? Una novela tiene dos direcciones, la que plantea el escritor y la que toma el lector. La conclusión que se mantiene tras reposar la lectura es que Michael Beard es el antihéroe moderno. No es maleducado ni inculto. Al contrario, es un hombre cautivador e interesante, con un gran potencial. ¿Qué lo estropea? Su torpeza moral y su incapacidad para hacer frente a los sentimientos y a cualquier tipo de compromiso, a la vida en definitiva. Michael Beard encarna lo cobarde y corrupto de la época actual. Tan poderoso intelectualmente, capaz de salvar al mundo y tan incapaz moralmente de hacerlo. Michael Beard es un auténtico capullo. Como capullo es el mundo en el que vivimos.
excelente artículo