Me enfrento
a ti,
POEMA,
con el pasado
sobrevolando
como
los cuervos
que se desintegran
en la
NOCHE
muerta,
ardiendo en llamas.
Como
los cadáveres
con CARMÍN
en la frente
y las olas
y las pupilas
llenas
de estrellas
golpeando
las córneas
inertes.
Me enfrento
sabiéndome
perdedor
en la VICTORIA.
El pasado
ha dado
un golpe de Estado
perpetuando
las miserias
y los PECADOS,
pero altivo
(aun con el peso
de la culpa
esculpida
en mi CRÁNEO)
peleo:
Página en blanco:
¡Inmensidad!
de la NADA
contra
la libertad
de seguir
MURIENDO.
Aquí
me encuentras,
tendido
de pie,
con LÁGRIMAS
en los recuerdos
y el corazón
gritando
en silencio.
¡Peleando!
Mañana
SERÉ
ceniza
y
polvo
y
nada.
Mañana
SERÉ
cadáver,
estandarte
de los suicidas,
esquela
de la POESÍA;
víctima
en la fosa
común
del intento
por ganarme
la inmortalidad
en unos
OJOS
que miran
más allá
de la POESÍA…
Pronto,
muy pronto,
te escribiré,
poema.