Estoy
PELEANDO
a la contra
contra
mí mismo
y el cementerio
de BUITRES
se alza
como la
última
ola
que embalsamó
al MALDITO.
Qué horror
ver
las
siluetas
de SOMBRAS
brillar
sobre
mi
corona
de piel
y CRÁNEO.
Cristales
en manos,
agujas
de espora
en el rostro
y los IRIS
de la
PRIMAVERA
en febrero
acudiendo
a mi tumba.
Rojos
sobre
blancos;
negros
sobre
linos…
Esperpento
sin encuentro
de puños
cerrados
en líneas
discontinuas.
Mi esternón,
nido
de
GOLONDRINAS
con soga
de seda
y grito
del EGO
diseccionado
en sus
gorjeos.
Nada
en mis
caderas
y un avispero
en el cerebro
derramando
llantos
de
LÍRIOS
ahorcados
en un
invierno
que de no terminar
ya con la
veintena,
acabará
masacrando
un cadáver
de polvo
en las aceras
y su
esqueleto
en la tinta
del que
quiso
SER
y NUNCA
fuera.
bastante flojo este. No entiendo bien que quieres transmitir con esos bucles coprofílicos en los que te recreas. Normalmente me gusta esta sección semanal pero no se que te ha pasado en este.
Un cordial saludo.
Rataman, disculpa que haya tardado tanto en responder. Es curioso el comentario o la crítica porque normalmente no recibo comentarios (de ahí que no haya respondido antes) ni buenos ni como éste.
Supongo que no todas las semanas cumplo las expectativas de las lectoras y los lectores, insisto, no encuentro comentarios en la columna nunca. No obstante, me gusta tu: «bucles coprofílicos» y me parece curioso a la vez. No creo que sea ningún fetiche y mucho menos hablo de heces y de cómo me recreo en ellas como para considerarlo coprofília.
Mis textos casi siempre hablan de la nada, la existencia, el pesimismo, la NO existencia, la agonía etc, pero soy bastante reacio a todo lo que tiene que ver con excrementos e incluso con lo abyecto. Te aceptaría, tal vez, necrofilia, pero ni eso. Sólo es un recurso temático.