Escritos de un joven indecente (CLXXIV): Un final y la verdad

llorente-pablo-poesía

Arde
un
GRITO
de un
SUICIDA
en las
VÍAS
del tren
justo
antes
de que
POETAS
se batan
en duelo
sin daño
alguno
y los
MISERABLES
siguen
riendo
en portales
con
manivelas
de oro
y diamantes.

El silencio
inunda
el bullicio
de la
CIUDAD
de la mentira
mientras
AMANTES
caen
en picado
al lodo,
se levantan,
se abrazan
y resurgen
como
GOLONDRINAS
de febrero.

El
escribidor
crea
principio
y OLVIDA
finales
AHORA
que
le han
quitado
el clavo
de la
palma
de la mano
derecha.

Crucifixión
incompleta,
PERDÓN
a escondidas
y polvo
en sus
LÁGRIMAS.

Un lustro
de condena
y penitencia
sólo
es la base
de la creación
del personaje
que pelea
para
SER
inmortal
(no por fama
ni prestigio)
sino
por
SUPERVIVENCIA.

Lobos
degollando
buitres.
BUITRES
cercenando
cabezas
de hienas
y HIENAS
matando
inocentes.

La
TINTA
roja
en los
ríos
MUERTOS
de la
DESESPERANZA
como
corona
de espinas
y ojos
de laurel.

¡VENCER
o perecer!

¡VENCER
o perecer!

La repetición
de los errores
del pasado
como
fruto
del triunfo
definitivo.

No hay
MIRADA
de consuelo
ni miradas
de condescendencia.

Sin ALMA
no se escribe.
Sin sufrimiento
no se es POETA.

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