La Asociación Travesías Musicales existe en Petrer desde 2003, y está reconocida como tal por la Generalitat Valenciana desde 2005. Nuria Catalayud es miembro activo –vocal- de esta aventura. Travesías Musicales vive todos los jueves por la noche en Cambalache, hogar donde suceden las ya reconocidas Sonortulias, sesiones de música temática organizadas por los miembros de la asociación y en la cual exponen un grupo, artista, estilo o tendencia. Cada jueves es el turno de un asociado distinto, quien debe exponer musicalmente un mensaje, desde sus ganas de animar al público a bailar, hasta su deseo de contar la historia de un personaje, sitio, o un tema. La esencia de la Asociación es que cada integrante logre transmitir a través de la música que pincha aquello que le urja sin limitación artística. Todo esto siempre y cuando el espacio físico y los medios económicos se lo permitan. Según Nuria Calatayud, la idea básica de la Asociación es “que todo el mundo disfrute de la pasión de la música. En la asociación hay gente muy bien informada de lo último en el terreno musical”. Generalmente los integrantes de Travesías Musicales cenan, hablan de música, y luego se van a la Sonortulia.
El presidente de la Asociación es Miguel Ángel Pérez García, el tesorero Rafael Masiá, y la asociación cuenta con 20 miembros, de entre aproximadamente 30 y 45 años. El motivo de organizarse como Asociación ha sido principalmente para tener un soporte económico a sus ideas, un mejor acceso a los espacios públicos y el soporte técnico recibido por el Ayuntamiento. También acuden al foro joven para presentar propuestas, alguna de las cuales han sido rechazadas, pero si algo está claro es que la Asociación no carece de proyectos originales.
Travesías musicales comenzó, según Nuria Catalayud, cuando “seis amigos que, incluso habían tenido un grupo en un principio, compusieron algunas canciones -de otras hacían versiones- y tocaban a nivel de amigos y de familia. Ellos se reunían, escuchaban música y pensaron en hacer un festival para más gente, pidieron ayuda a amigos y el primero lo hicieron sobre Frank Zappa, se hizo en una discoteca. El grupo se formó con gente de aquí -local- que ensayó las canciones de Frank Zappa –sus versiones- y las tocaron el día planificado; a este acontecimiento lo llamaron Sonorgasmia –año 2003- e hicieron un CD para regalar a la gente. Viendo que el festival tuvo muy buena acogida, se dieron cuenta que había muchas personas interesadas en este estilo de música, pero no existían contactos entre ellas; fue entonces cuando se organizó una pequeña red y surgió la idea de hacer las sonortulias”.
En el primer Sonorgasmia cobraron entrada y los socios aportaron dinero porque no contaban con la ayuda económica de las subvenciones, pero aún así estuvo muy concurrido, de ahí su afán por continuar con sus proyectos. El Sonorgasmia se realiza, generalmente, en julio de cada año, y en la actualidad cuenta con subvenciones del ayuntamiento, aunque también, a veces, con aportes de los socios.
El año pasado no pudieron celebrar su quinto aniversario como les hubiera gustado por falta de presupuesto. La idea era invitar a un grupo de músicos que tocaban canciones de ACDC, pero al no poder llevar a cabo este proyecto realizaron una “megaproyección”, y en el festival participó, además, una tienda de artesanías de la asociación de enfermeros y lo recaudado se envió a un programa de la tercera edad en Perú.
En la actualidad, la asociación imprime folletos bimensuales en los que se informa qué música se tocará cada jueves durante los dos meses siguientes. Folleto donde, además, redactan sus columnas cuatro integrantes de la asociación.
Travesías Musicales pretende perdurar en el tiempo y cuenta con una trayectoria de viajes a conciertos musicales importantes o, al menos, exóticos. Un Sonorpicnic, excursión al campo, “amenizada con música seleccionada para la ocasión”. La edición de una revista propia, ARTEFACTO, que pretendían publicar, como mínimo, una vez por año, aunque el trabajo era demasiado y no contaban con suficiente ayuda económica, humana, ni de tiempo, así que se quedó en número único.
Según la vocal, dentro de la gente que forma parte de la asociación existe quien llegó a un nivel profesional en el difícil negocio de la música, pero el resto son aficionados. Las Sonortulias tuvieron cabida, desde el principio, en el Museo de la Cerveza, durante dos temporadas completas, pero luego, por razones de sonido de ambiente y de espacio para bailar, debieron trasladarse a su sitio actual, Cambalache. Las noches más concurridas suelen ser los tres jueves anteriores a las fiestas de Moros y Cristianos, pero en las demás sesiones la concurrencia depende del ánimo del público.
La asociación trabaja para intentar llevar a cabo un Ciclo de cine Musical, una revista conmemorativa, y más ediciones anuales de Artefacto. Para el próximo festival de Sonorgasmia les apetece hacer 24 horas de vinilo en Ferrusa. Por tanto, Petrer ya lo sabe, una cita pendiente, mil ganas de música y una asociación dispuesta a exponer un recorrido diferente, una travesía única.
Desconocía la existencia de esta asociación, la cuál me parece sumamente interesante ya que va dirigida a los jóvenes para disfrutar de la música y ampliar su cultura musical, los cuales están tan faltos de actividades y lugares de ocio.
Alabo a los componentes de esta asociación por tan atractivos proyectos.
MELISA, me descubro ante ti, muy buena periodista, un artículo muy completo y enriquecedor escrito con buena pluma. Me encanta la fuerza y el entusiasmo con el que transmites el trabajo y la ilusión de estos «JÖVENES»
Muy interesante el movimiento musical realizado por esta asociación… me gusta como redactas y lo haces sentir tan familiar hasta para alguien que esta tan lejos como yo… te re felicito hermanita, sos la mejor… besos