Su hermano Carlos, alma unida a Pablo no sólo por sangre sino también por convicción y sensibilidad, explica de un modo brutal y meridiano en el prólogo el gozo que le provocan las aflicciones del mayor de los Llorente. «Cuando un hombre cae, un poeta se levanta. Cuando un hombre llora, los versos florecen de sus lágrimas. De modo que, cuando Pablo dice que cae, río porque sé que una ráfaga de poemas se avecina. Y por lo tanto, yo, que soy un ferviente consumidor de poesía, lo último que puedo hacer es compadecerme de él».

Visto así, todos los lectores podemos sentir dicha por las tribulaciones y los pequeños y grandes dramas diarios de Pablo Llorente, Pablowski, pues han de venir a morir al verso mágico, y transmutarse en palabras que encierran enseñanzas y un atisbo de verdades insondables. ‘Versos escritos en un colchón bomba’ es el nombre de esa victoria al folio en blanco y la nada misma, tercera iteración en libro en su carrera. «Es un punto de inflexión en mi obra», reflexiona el poeta, expectante a horas de que se presente ante el gran público, este sábado, 7 de marzo, a partir de las siete de la tarde en el Centro Cultural de la Biblioteca Paco Mollá. «Ya no son esos poemas de varias páginas que desarrollo en ‘Escritos de un joven indecente’, ahora son micropoemas, sentencias y hallazgos, versículos que componen, a su vez, esta estructura poética mayor. El uso de efectos visuales y pictóricos en el poemario (cambios de tipografías, tamaños, alineaciones de texto, etc.), en usos que parte de la poesía experimental, es algo que también se ha robustecido y reinventado en esta obra».

 

No sólo a nivel técnico, estilístico y estético, sino también a un nivel temático y emocional, los versos bomba de Pablowski tienen un halo de esperanza y una luz tonal que sorprenden en su universo de extremos y tremendismos. Desde luego, siguen habiendo «cráneos marchitos», «llamas y cenizas» y «muerte» es una de las palabras que más se repiten en el poemario, el mundo poético de Pablo sigue siendo reconocible y está ahí, pero ahora esos conceptos, a priori estigmatizados, tienen más ramificaciones metafóricas que nunca y en no pocas ocasiones con significados positivos. «Un buen amigo, de los contadísimos que les he pasado una copia previa del libro y han podido leerlo, me dijo que era lo más positivo que había escrito nunca. Y sí que es verdad, aunque no lo veía así al principio, que la visión ha cambiado; ahora el punto central de la escritura soy yo, mis circunstancias, y me he ido liberando en su escritura. He llegado a unos niveles de verdad y desnudo propio en este poemario muy serios».

 

164 versículos que los lectores podrán descubrir a partir del día 7, a un precio de 10 euros, y que sólo es la mitad del plan que propone Pablowski para el sábado. Tras la presentación del libro -con sorpresas que no podemos desvelar-, a las ocho de la tarde se inaugurará en la misma sala de exposiciones de la biblioteca la muestra pictórica y artística «S.o.s.iego», que firma el propio poeta, con cabida a otros dos artistas: Carlos Llorente y Estela González. «Recomiendo a todos que, frente a una obra de la exposición, reciten un poema del libro. Van intrínsecamente unidos, es otra expresión, otra cara de la misma verdad de la que hablan los versos y viceversa, donde no llega la poética llega la pictórica», cuenta.

 

 

Sobre su variada obra pictórica, las palabras de Estela González, que también participa en la muestra, nos ofrece una imagen fecunda: «Si dentro de una jaula de barrotes de hierro, metemos amor, arte, sexo, literatura, política, emoción y tiempo; éstos, al verse encerrados en un mismo cuerpo, acaban coexistiendo, haciendo el amor». Pintura, collage, ilustración, transferencias… Pablowski , al fin y al cabo, en cuerpo y alma, en verso  y pincelada, en lo que va a ser, además, también una despedida temporal para él: «Animo a la gente que venga, me marcho en breve a Barcelona a continuar con mi carrera y no sé cuando volveré a presentar mis creaciones en Petrer”.