Tras sufrir varios saqueos e incendios de dudoso origen, la lenta agonía de más de dos décadas de abandono de la nave industrial de LUVI llega esta semana a su fin. Desde Urbanismo, se ha procedido, según ha explicado el edil Fermín García, a derrumbar los últimos restos de la nave, concretamente su parte lateral, que aún se mantenía en pie. El concejal ha explicado que se ha cumplido la orden de ruina que pesaba sobre el inmueble y «además cada vez era más frecuente que grupos de niños y adolescentes se colaran en su interior con el peligro que ello suponía debido a mal estado que presentaba la misma». Tras el derribo (incluida hasta una zona de sótano), se procederá a la limpieza de matojos y suciedad de todo el solar.
El destino de éste, por cierto, sigue siendo una incógnita, a pesar de su privilegiada ubicación y la vida y reactivación comercial que podría otorgar a la zona la ejecución de un proyecto urbanístico en condiciones. Ningún proyecto público ni privado, en todo este tiempo, ha sido capaz de desbloquear la situación, ya fuera convirtiendo la histórica nave (otrora símbolo de la pujante industria del calzado de la población y la provincia) en un museo, como se reflexionó tras el quiebre de la empresa, o aprovechando la ubicación para generar nuevos activos para la población.