Petrerense 2-1 At. Orihuela
El Petrerense jugó uno de sus partidos buenos, en esos en los que controla el juego y dibuja buenos pases pero falla una decena de goles cantados para acabar sufriendo por el resultado. Siendo el rival el último en la clasificación, el Ath. Orihuela, un equipo ya desahuciado (descendió matemáticamente la pasada jornada), podríamos haber esperado sufrir un poquito menos, pero ni por esas.
La primera parte, decimos, ilustró las virtudes de este equipo, con un fútbol de toque, rápido y preciso, y una buena presión que le permite recuperar rápido el balón. La primera media hora fue impecable, excepto por la nimia renta (1-0, gol de Marcos Alendaño tras preciosa combinación) a tenor de la superioridad vista. También vimos los defectos del equipo: fallar goles imposibles (tal cual: el balón rebota en el travesaño sobre la raya de gol y nuestro delantero se acerca para empujarla con la cabeza; inexplicablemente el balón sale fuera ¡por encima del larguero!) y el eterno despiste defensivo, que esta vez costó un penalti (y gol) en el añadido del primer tiempo.
La segunda parte, con un Ath. Orihuela progresivamente más cerrado en su área, fue un calco de la primera. Pero entonces, y ya a punto de recuperar el tópico de la pelota no quiere entrar, la cantera acudió al rescate (apunte para el año que viene) y la primera bola que tocó el juvenil Ian la convirtió en gol a cinco minutos del final. Final feliz, dentro de lo que cabe: la salvación ya está asegurada matemáticamente y quedan tres partidos para que la cantera apuntale esas buenas sensaciones que viene ofreciendo. Baldo volverá a alinear a los menos habituales ante el Orihuela B este domingo, a partir de las once de la mañana.