UD. Petrerense 1 – 1 Cox

Con el frío como protagonista, el Cox se desesperezó antes y en los primeros minutos, con simples balones largos al delantero centro (una auténtica torre), supo hacer daño y desactivar el juego combinativo de los locales. «Es una losa importante, lo cierto es que no conseguimos dominar los partidos de inicio y siempre vamos a remolque», concede Baldo. El Petrerense se fue entonando a partir de la media hora de juego sin más penas que varios barullos peligrosos en su área y cuando parecía que el momento visitante definitivamente quedaba atrás, al filo del descanso, consiguió el gol en una jugada de estrategia.

Nuevamente con la misión de remontar, el equipo saltó a la segunda parte con un par de cambios posicionales que enseguida permitieron pasar del simple control del juego a hacer daño al rival. Las ocasiones se sucedieron una detrás de otra, a cada cual más clara. Perico y Gustavo percutían por la banda (partidazo de ambos) y se hincharon a poner peligrosos centros en el área. Claudio, Coti, Miguelico y Marquitos estuvieron en la boca de gol toda la segunda parte: nos ponemos a contar y nos salen dos balones mandados fuera clarísimos, dos grandes paradas del portero y hasta cuatro palos, ¡cuatro! Coti, a diez minutos del final, tuvo una a puerta vacía, de esas que es más fácil meterlas que errarlas, que mandó al palo derecho incomprensiblemente. En la segunda parte, del Cox, por cierto, nunca más se supo.

Antes, Miguelico, en un gran remate de cabeza, había logrado el empate (minuto 25) y Baldo se había decidido a ir por el partido con cuatro delanteros arriba. Sin embargo, en tablas quedó la cosa, en otro partido en el que la suerte le fue esquiva al equipo. Pese a ello, y a falta de once partidos, todo está por decidir en una de las ligas más comprimidas y emocionantes que se recuerdan: el petrerense sigue a cinco puntos del segundo y quedan enfrentamientos directos entre el amplio pelotón de cabeza. Uno de ellos, este sábado a las ocho en Crevillente ante el filial, con el Petrerense con ganas de pegar un hachazo en la casa del líder.