Cerró la feria sus puertas hasta el próximo año, que tendrá lugar en Petrer. Aquí dejo sensaciones, datos y cifras que, a grosso modo, sirvan para su evaluación, si bien me permito poner el énfasis en lo inmaterial.
Gente selecta y suficiente en la inauguración (unas 40 personas), con asistencia de los concejales de cultura de ambas ciudades y del alcalde de Petrer, hombre culto y amable, que firmó ejemplares de sus obras publicadas, abriendo la terna de autores hasta un total de 31 de ambas poblaciones. Mención para otros dos que no pudieron estar, pero que nos prestaron todo su apoyo: José Luis Bazán y Salvador Pavia.
Pese a la ubicación, algo apartada del centro, se estima que visitaron la feria unas 920 personas de las que, 285 adquirieron 520 libros, de los 3.287 ejemplares presentados; libros que fueron cedidos por 43 entidades y autores, alcanzándose la cifra de 281 títulos –todo un record– reflejado en el catálogo, obra de Fernando Matallana con prólogo de María Salud Sánchez, inestimable colaboradora en este proyecto que quiere tener continuidad.
Dos novedades literarias: mi Bandera sobre la cumbre, con ilustraciones de Helios Villaplana, la presentó Daniel Esteve y fue record de ventas de la feria, cosa que agradezco. Por su parte, Vicente Llorente presentó B.A.R. (Breve Antología de Rescatados), cuyo apadrinamiento corrió a cargo de Sacra Leal, gran poetisa y mucho mejor persona, si es que ello pudiera ser posible. La bondad de la experiencia me permite aconsejar a los autores que, en el futuro, estimen la Feria del Libro de Autores del Valle, como escenario idóneo para sus presentaciones literarias.
Los precios de los libros estuvieron entre los 2 y los 120 euros. Los más caros fueron también los más buscados, ediciones casi desaparecidas. Se vendieron el 15,81% de los libros disponibles; se materializaron ventas en un 30,97% del total de visitantes y el importe medio fue de 12,53 euros por persona; la compra mínima fue de 2 euros y la máxima de 365; el promedio diario de ventas alcanzó los 332,05 euros.
Algunos autores destacaron en ventas, y lo sorprendente es que no se trataba de novedades, sino de libros muy conocidos de autores entrañables. Desde luego no mencionaré títulos pues, prácticamente todos fueron adquiridos en mayor o menor medida. Destacaron los libros de historia y fueron precisamente los autores y estudiosos de nuestro acervo, los más sobresalientes compradores, lo cual sin duda revertirá a no mucho tardar, en nuevos trabajos.
Me vienen ahora a la memoria los buenos momentos vividos: la satisfacción de conversar con otros autores más avezados; el conocer personalmente a algunos de ellos; las improvisadas tertulias al calor de los libros; el conocer a personas de nuestro Valle que sienten el mismo cariño por nuestras letras y han sido los mayores compradores.
Como valor añadido, destacar el intercambio entre administraciones, habiéndose dotado a bibliotecas con 295 nuevos ejemplares, por valor de 2.265 euros; libros que ya están a disposición de todos los ciudadanos del Valle, gracias a las donaciones realizadas por los fondos participantes, a quienes se debe la dotación bibliográfica.
Tal vez en lo negativo, debería mencionar la escasa asistencia de la clase política a la feria y a los actos organizados, salvo nuestros más cultos concejales, el alcalde mencionado y algún otro; ausencias que como corresponde al gremio, fueron apuntadas por el sector más joven y crítico de nuestras letras –no está hecha la miel para ellos –dijeron. Yo sin embargo creo que es mejor así. Los políticos a sus “elecciones” y que sea nuestra, la libertad de la palabra.