El pensamiento deductivo, libre, eso que no enseñan en los colegios, ese pensamiento que hace seres humanos creativos, poco manipulables, es algo que escasea en nuestra sociedad, una sociedad llena de tópicos, de seres alineados, fácilmente previsibles, a los cuales le cuelan todo lo que quieren oír, se les convierte en masa y el único tesoro que poseen, lo que nadie debería robarles, lo ponen a disposición de ideas con las que se identifican que por supuesto no son las suyas, ideas vacías de contenido, que solo están representadas por unas siglas y por un alineamiento a “izquierda y derecha”. Que fácil ha resultado encarrilar a millones de personas, que fácil que se maten por un ideal ajeno, por una bandera multicolor que llena los ojos, los ciega, por un escudo impuesto, por una lengua tribal o inventada, sacada de la nada, para marcar una diferencia con los “otros” que en realidad no existe, pero que nos hace “especiales”. Esa identificación con un grupo es la que nos hace olvidarnos de lo que realmente subsiste en nosotros, nos dejamos llevar por la “corriente masa” y perdemos nuestra verdadera identidad. Esto es fácil de observar en los partidos de fútbol, no se puede caer más en esa perdida de identidad, el clamor de la masa es uno, la agresividad y el sentimiento de orgullo por una victoria que hacen suya, aunque no hayan tenido nada que ver, les llena por unos instantes, les zarandea de un lado a otro sus emociones, algo por lo que creen vivir.
No resulta fácil comprender para este tipo de personas que hayan seres que no compartan ese alineamiento, que se nieguen a definirse como derecha o izquierda, que se rebelen a ser manipulada. Si les rebates sus planteamientos adquiridos, te tacharan o de rojo o de fascista, según sea el color de donde procede la alineación.
Aún hoy no se dan cuenta de que existe un gobierno único, de que existen dos partidos políticos que se alternan en el poder, dos partidos que juegan a pelearse, pero que realmente son las empresas más potentes que existen hoy en España. El juego del bipartidismo crea todo un cúmulo de perros mediáticos que se pelean suciamente por unos determinados planteamientos, jamás expuestos, palabras vacías como “progresismo” o “conservador“, que no recogen nada, pero que son palabras “detonantes” en la hipnosis colectiva a la que se ve sometida la población.
Así el pueblo no analiza el comportamiento de sus lideres, lo que proclaman no tiene nada que ver con lo que realmente hacen, pero esto no solo se da en sus lideres. Vamos a ver, cuántos de izquierdas, o supuestamente de izquierda, que se hayan leído a Marx están dispuestos a repartir su patrimonio, a dar su aportación sea de tiempo o dinero sin recibir algo a cambio. Es fácil proclamar “yo soy de izquierdas” cuando en realidad tu aspiración en este mundo es rodearte con las altas finanzas (Javier Solana), “casarte” con la Jet Set( Boyer), casar a tus hijos con la nobleza (Bono). Estos son los de izquierda, que hoy en día tienen un patrimonio superior a cualquier empresario normal en nuestro país, todo sacado de su paso por la política. Aun queréis seguir engañados, seguir manipulados por un supuesto pensamiento “progresista y social” de esta gente, aún tiráis contra el empresario medio español que a base de esfuerzo y sacrificio, de el y de su familia, arriesgando su patrimonio, saca adelante un proyecto para dar de comer a sus hijos y a algunos trabajadores, que se somete a las leyes, a los impuestos y que son tachados de fascistas, solo por tener una empresa, pues para mi estos señores tienen un pensamiento más social, más progresista, que el que solo se dedica a medrar en política sin aportar nada productivo a la sociedad. Me gustaría que, por ejemplo, José Bono repartiese los beneficios que obtiene con su empresa, una empresa para ricos, con los que se codea (cuadra de caballos), esos miles de euros, cercano al millón, en una finca inmensa en Jaén. Dime de que empresa productiva lo ha obtenido, y a cuantos trabajadores da trabajo. Esto es solo un ejemplo, que espero sirva para despertar alguna mente ensombrecida y que muerde por uno u otro supuesto ideal. Que son los mismos, pero mientras el pueblo siga hipnotizado, ellos pueden campar a sus anchas, porque la masa es previsible y por tanto manipulable. Al pueblo se le divide en izquierda y derecha, mientras ellos se comen el pastel.
Divide y vencerás, así España hoy se ve debilitada, totalmente fragmentada, donde los derechos de los españoles se ven mermados según vivan en un territorio u otro, por razón de lengua, algo que prohíbe nuestra constitución. Que fácil les ha resultado condicionar a un pueblo, convertirse en reyezuelos.
En este mar sin luz, siempre es bueno que surjan faros que iluminen.