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Como ocurrió el año pasado, el cielo se tornó gris cerca de las ocho de la tarde y amenazó con desplomarse. Si la suave lluvia que cayó durante unos minutos era una prueba de fe de San Bonifacio al pueblo, los festeros respondieron a su patrón de la mejor forma posible: reuniéndose a cientos desde el comienzo de la avenida del Guirney hasta la Plaça de Baix. El agua refrescó el ambiente pero no las emociones ni el entusiasmo de los petrerenses, que fue ‘in crescendo’ desde que, puntualmente, comenzaran a las ocho de la tarde las fiestas de Moros y Cristianos con una palmera de fuegos artificiales en la Plaça de Baix.
Tras la pirotecnia, la Asociación Musical Virgen del Remedio y la Sociedad Unión Musical de Petrer, hijos pródigos del pueblo y de las Fiestas, entonaron la Marcha Real y, acompañados por las autoridades políticas y festeras (entre quienes volvían a encontrarse el presidente y la vicepresidenta de la Diputación), encabezaron, junto a las comparsistas enfundados en sus gorros festeros, la Entrada Saludo de las Músicas. El vivo desfile hizo el recorrido habitual y “recogió” a las bandas de música, que ya no dejarán de tocar hasta el lunes por la noche, antes de dirigirse de nuevo a la Plaça de Baix.
La expectación era enorme. La Plaça de Baix y las calles adyacentes ya estaban tomadas hasta en su último centímetro y hervía de ambiente festero mientras los músicos iban tomando posiciones y Petrer se preparaba para su sagrado acto de comunión anual, donde el municipio se funde en una sola voz. Los cánticos surgían espontáneos y el ambiente estaba muy caldeado cuando, poco después de las nueve y media, el director del pasodoble, José Rafael Pascual Villaplana, flanqueado por el alcalde y las autoridades festeras, enfilaba hacia el castillo de embajadas.
Poco después, el maestro Pascual Villaplana cogió la batuta y comenzaron a sonar un centenar de instrumentos. Miles de gorros se pusieron en alto y miles de voces entonaron aquello de “nuestro Castillo y San Bonifacio/ son dos tesoros de un largo ayer”. Con la emoción en todo lo alto, la música retumbó hasta hacer materializar ese inexplicable sentimiento festero en los felices rostros de todos los allí presentes, que saltaban, jaleaban y animaban como nunca y como siempre, henchidos por la energía de San Bonifacio y espoleados por la comunión de unos versos que nos representan a todos.
Liberada la tensión de todo un año en el sagrado Pasodoble y con la energía de la Fiesta ya desatada, los festeros estrenaron los cuartelillos con la primera cena de estos días. Tras el bocado, no mucho después, festeros y simpatizantes se zambulleron en la jovial Retreta, recorriendo las calles entre risas y bailes hasta llegar a la ermita, donde pasaron a ofrecer a San Bonifacio su más sentido saludo. En un ambiente fresco que no frío, la alegría y el buen humor continuaron hasta altas horas de la madrugada, tanto en la calle como en los cuartelillos.
Pólvora para este viernes
Tras el emocionante y esperado día de ayer, hoy viernes la fiesta continúa con el patrón y la pólvora como protagonistas. A partir de las diez de la mañana, las diferentes comparsas, haciendo ostentación del alardo, procederán a la Bajada del Santo, que a partir de hoy pasará las fiestas en el templo parroquial. Por la tarde, a partir de las seis, viviremos la primera Guerrilla, que finalizará, sobre las ocho de la tarde, con la Embajada Mora en el castillo de embajadas, donde el moro rinde al cristiano. Por la noche, y en el mismo lugar, la Ambaixada en Valencià, donde la actualidad local del año será relatada bajo el prisma de la sátira y el humor.