Tenía yo un amigo muy bruto pero muy sincero, tanto que siendo un hombre sin grandes estudios, se ganó con su honradez y sinceridad, a lo largo de su corta vida, el respeto de todo un pueblo que hoy le recuerda con un parque público que lleva su nombre.

La verdad es que me he acordado de él, escuchando la sinrazón de un gobierno que no gobierna. Me refiero a las medidas que se acaban de sacar de la manga estos políticos “listos, por los cojones” que diría mi recordado amigo, decretando la reducción en la circulación de vehículos en vías rápidas al tope de 110 kilómetros hora. Aquí es seguro que mi amigo hubiera repetido otro espontáneo ¡La madre que los parió! Y puedo asegurar que no se hubiera quedado sólo en eso. Yo añadiría que debe haber sido idea de alguno de los 600 asesores de confianza, que ya deberían estar expulsados de los Ministerios, pues esos inútiles llevan ya demasiado tiempo que no aciertan ni una, viviendo del cuento a costa de los españoles de a pie.

Pero el colmo vino luego cuando ese Ministro, cuya cara es más propia de la obra de Mortadelo que la de un representante occidental moderno, vino a decir “con la crisis que está cayendo“ que cambiar las 6.000 pegatinas para tapar las señales no costara más de unos 250.000 euros, ¡Si, como lo oyen!, cada pegatina la vamos a pagar “los de siempre” a más de 41 euros (más de 6.500 de las antiguas pesetas cada unidad) Aquí mi amigo, y parece que lo estoy viendo, volvería a desahogarse con otro similar epíteto, pero esta vez intentando calcular de que estarán hechas las pegatinas, quién las fabricará y quién se llevará las correspondientes comisiones por tan suculento pedido. Y es que mi amigo era así de desconfiado con estas cosas comerciales. Y parece ser que no andaba él hombre muy descaminado a juzgar por el atasco que hay en los juzgados por causa de tanta comisión fraudulenta, indebida e innecesaria, de “comerciantes” no menos fraudulentos, indebidos e innecesarios en esta España que ya sangra a fuer de tanto desatino, especialmente político.

Su última ¡La madre que los parió! con toda seguridad la abría dedicado a -según sus propias palabras- a la “Puta costumbre de nuestros políticos de prohibir“ y creo que todavía se habría quedado corto, pues ya dije que no tenía grandes estudios y seguramente no calibró que la madre del negocio está en multar limpiar y rápidamente a los españoles con unas tasas vía multas de trafico. ¿para qué van a estar ellos contando céntimo a céntimo, si pueden pegar el pelotazo “a los de siempre“?

Descansa amigo, consuélate en tu grandeza que ninguno de éstos alcanzará en su p… vida y en que, por lo menos tú, ya no los tienes que aguantar. Espero que pronto nosotros tampoco, y eso que recuerdo bien tus acertadas palabras y sabiendo que ¡Todos son iguales!, por lo menos querido amigo, estarás de acuerdo en que: si te pongas como te pongas, te tienen que joder, dará más gusto ir cambiando de pareja.

¡Hombre no es que yo crea en el más allá, pero puedo prometer y prometo, emulando al padre de nuestra Democracia, que nada más acabar las líneas precedentes, he escuchado, cómo viniendo desde el más allá, aquella voz que nunca olvido.

¡La madre que los pariooooooooooo!