Hoy voy, dicho en términos taurinos, a «cambiar de tercios». He sustituido el teleobjetivo por el macro y he dedicado mi tiempo libre a fotografiar a los insectos. No sabría decir si este tipo de fotos son más o menos bellas que la de las aves, pero lo que sí es cierto es que tienen su atractivo, por no ser frecuente poder ver fácilmente a estos pequeños seres si uno no se arma de una gran dosis de paciencia. Las técnicas a emplear, en relación con los pájaros, es completamente distinta.
En el caso de los pájaros, los que nos dedicamos a su observación, sabemos cuán esquivos, desconfiados e inquietos son, pues es imposible acercarse a ellos si no se dispone de un observatorio preparado a tal fin y utilizar teleobjetivos de 300 m.m. en adelante y disparar a no más de cuatro metros, si se quiere hacer una buena foto.
Con los insectos se cambian las tornas. Ellos son, con alguna que otra excepción, tranquilos, apacibles, lentos en su deambular, lo que te permite preparar los artilugios necesarios para captar imágenes aceptables. Estos artilugios suelen ser, fundamentalmente, el trípode, algún flash y por supuesto un objetivo macro que te permita fotografiar a pocos centímetros del insecto.
Y finalmente, la gran diferencia con respecto a los pájaros, es la gran dosis de paciencia ya mencionada y el caminar durante mucho tiempo cargado con todo el equipo, escudriñando con mucho cuidado cualquier tipo de plantas, flores, y vegetación en general, pues en el lugar más inesperado se puede encontrar el animal deseado.
Así que, con esta primera entrega, inicio una serie de publicación de fotos, que se me ha ocurrido titular «Macro Insectos». Espero que, a los habituales seguidores de Mundo Natural, les gusten también este tipo de fotos y puedan disfrutar contemplándolas.