En este escrito, sobre el asunto del Juez Garzón, no vamos a poner demasiadas opiniones de nuestra cosecha, solamente vamos a, trascribir párrafos sacados de la prensa y terminar con una petición a la ciudadanía.
El diario estadounidense, nada sospechoso de izquierdista, el NEW YORK TIMES, En su editorial del 9 de abril, titulado “UNA INJUSTICIA EN ESPAÑA”, afirma: “Los verdaderos delitos son las desapariciones y no la investigación del Juez Español”.
En la misma destaca que la demanda fue impulsada por “dos grupos de extrema derecha” y concluye “Se tendrá que permitir a Garzón reanudar esa labor a la mayor brevedad posible”.
Un comunicado de AMNISTIA INTERNACIONAL del 8 de Abril de 2.010 “considera insólito que un magistrado pueda ser juzgado por buscar la verdad, la justicia y la reparación para más de 100.000 personas desaparecidas durante la guerra y la posterior dictadura franquista. Si este juicio se produce será el primero del que tenemos noticias en todo el mundo.
Las leyes de amnistía no pueden entrar en contradicción con las normas internacionales de derechos humanos y éstas dicen claramente que el crimen de desaparición forzada no es amnistiable, es imprescriptible, y que entorpecer su investigación es un delito. Para amnistía internacional la mayor preocupación es que se esta poniendo en juego uno de los principios más importantes de la legalidad internacional y con ello los derechos de las víctimas.
El pasado 10 de abril el magistrado del tribunal supremo José Antonio Martín Pallín en una intervención ante las víctimas del franquismo, después de subrayar: “No sé si voy a poder superar la emoción”. Sin pronunciar al Juez Garzón, pero todo el mundo sabía que se refería a él dijo: “Estamos ahora ante un episodio judicial triste, pero pase lo que pase, han conseguido el efecto contrario. Yo viajo mucho: a Bolivia,
Ecuador, México, Ginebra, Argentina… y en todos estos sitios me preguntan: ¿Qué pasa en España? Están asombrados. Y no solo ellos que pueden ser cercanos a nuestros ideales. Editoriales de periódicos de otros países también llaman la intención sobre algo asombroso: como los genocidas están tratando de perseguir al juez que pretendió poner en marcha los mecanismos del derecho internacional. Esperemos que lo que ha empezado mal solo termine regular”, dijo, visiblemente emocionado.
Adolfo Pérez Esquivel, Premio Nobel de la Paz en declaraciones del 13 de abril argumenta: “El interrogante es qué se quiere ocultar en España”. Si el Juez del Supremo Valera, se niega a escuchar a los 15 expertos (juristas) que propone el juez Garzón podemos llegar a pensar que el juicio no hace falta ni hacerlo, el veredicto ya está echado, su culpabilidad ya está determinada por el Sr. Valera y esto suena a los juicios de la postguerra.
Cualquier demócrata debe sentirse confuso con los acontecimientos y como un Partido Popular, que se autoproclama democrático y centrista es capaz de por intereses demasiado difíciles de explicar alegrarse de la situación creada y plegarse ante la más extrema derecha.
Después de la transición todo el mundo era “demócrata de toda la vida”, ahora la moda es ser “franquista desde siempre”. Ante esta situación hacemos un llamamiento al sentido común de la ciudadanía para que se ponga en marcha y con sus opiniones, sus movilizaciones sus actuaciones y donde se esté se luche por preservar la democracia y aislar a los reductos del más fiero franquismo.
Vamos a dejar de decir verdades a medias que resultan ser las mayores de las mentiras:
Amnistía Internacional. En este caso miente, y además, cínicamente. Garzón no va a ser juzgado «por buscar la justicia, la reparación,… etc.» sino por atribuirse como juez funciones que no le corresponden y aplicar procedimientos que las leyes no le permiten (prevaricación). Se le imputa no cumplir las leyes que aprueba el Parlamento, leyes que entre otros votó IU. Su argumento es demagógico.
Los Tratados Internacionales y nuestra Ley de Amnistía. ¿Por qué Garzón, fundamentándose en nuestra Ley de Amnistía rechazó una querella contra Carrillo y sus responsabilidades en los más de 15.000 asesinatos de Paracuellos(sin preocuparse de los Tratados internacionales) y posteriormente admite a trámite otras similares pero de signo político contrario? ¿Por qué no aplicó en ambos casos la misma vara de medir? De esa PARCIALIDAD es de la que se va a juzgar a Garzón, no si defiende o no acausas justas, que no es quien como juez para ello, sino si aplica o no debidamente la Ley, que es la FUNDAMENTAL obligación de un juez en un un Estado democrático. (Léanse la querella y no tergiversemos la realidad, no mintamos a los ciudadanos por más Amnistía Internacional que se sea).
Pérez Esquivel. O sea que para dictar una sentencia nuestro TRUBUNAL SUPREMO, la cúpula de la Judicatura de España, ha de escuchar a «15 expertos juruistas» O sea, NUESTROS JUECES DEL TRIBUNAL SUPREMO no son expertos juristas, que son ¿analfabetos a quienes el cargo les tocó en una tómbola y es por ello que para juzgar han de recurrir a otros «expertos»? Esquivel, por más Premio Nobel, me ofende como español. La conclusión de Esquivel está a la altura de su razonamiento, infumable, bochornosa.
Martín Pallín. Un juez que no sabe si es capaz de «superar la emoción..». Los jueces solamente deben aplicar la ley, si son demócratas. «Sus sentimientos» o se los guarda o es un mal juez, u otro fascista totalitario como demostró ser Fernández Villarín y los que le vitorearon dentro y fuera de la universidad.
El PP. Otra mentira: Refiriéndonos a este caso concreto, dígase que ha dicho el PP en contra de Garzón que no haya sido defender la independencia judicial, que es precisamente lo que no han hecho ninguno de los partidos de la izquierda. Ambos coherentes con sus ideas, el PP es demócratas y el PC no porque en su ideología no cabe la democracia. Las insinuaciones sobre «intereses difíciles de explicar» deben ser denunciadas si no la cosa queda en el axioma comunista ya tan manido de «calumnia que algo queda» ¿También tenemos que calumniar para que no se sepa la verdad?. Aquí, o uno se pliega a la extrema izquierda o es de la extrema derecha. Vale.
Los franquistas de siempre. Es desalentador ver cómo personas que uno considera con capacidad para analizar, aun desde sus ideas, cierren los ojos a la razón y, tan panchos, se traguen ruedas de molino. (No es problema, porque como ellos son los «repartidores» de etiquetas y carnets…Lo que me pregunto es quién les ha ungido para tal privilegio social)
Estimado Antonio: Si basaras tu escrito aclarando previamente que tu no crees en la democracia burguesa que es la que predomina en el primer mundo y nos dimos todos los españoles en el 78, porque eres de ideología comunista,no habría nada que discutir, pero cuando desde tu idea de democracia popular quieres convencernos a los demócratas de que no somos tal por querer que se apliquen las leyes a todos por igual, sin coaccionar ni presionar a los jueces que han de aplicarlas, me disculparás, pero estás sirviendo a los que quieren un gobierno del pueblo sin pueblo, de ignorantes, vestidos de azúl o rojos, me da igual.
Si culpas a los franquistas de tantos crímenes, tendrás que culparte tú también de los muchísimos más que ha cometido el comunismo, en España y en todo el mundo, ¿o no?
En defensa de mi salud mental y por autoprescripcion autopsiquiatrica, tenia decidido no leerte ni contestarte, pero mira un fallo lo tiene cualquiera y aunque entre líneas, confieso que te he leído (prometo que no lo hare mas).
Amigo J. Ramón, recuerdo los largos paseos en que comentábamos los casos Filesa, Gal y hablábamos del Juez Marino Barbero e incluso de Garzón y los dos empleábamos la misma “vara de medir”, yo sigo con la misma, tu por lo visto te has comprado o te han comprado otra.
Tu sigue escribiendo lo que quieras,faltaría más. Yo si me apetece también y seguiré defendiendo la DEMOCRACIA, sin apellidos, la IIª transición y la IIIª republica; dentro de un Estado de Derecho y de respeto a los derechos humanos.
Me enorgullezco de coincidir con las opiniones de la O.N.U., de Amnistía Internacional, del Premio Nobel Esquivel, del Financial Times, del New York Times y de tantos y tantos intelectuales españoles, europeos, latinoamericanos y del mundo en generaly, como no, de mi amigo Boni que han dado su apoyo al Juez Garzón.
Tu y perdona que te lo diga, es este comentario, los demás no los he leído, solo coincides con Blas Piñar y sucedáneos.
Salud y Republica Laica.
Estimado Antonio: ¿Le molesta a tus neuronas que te contradigan, las agotan?. Cuídalas. ¿Te molesta que te razonen y te aporten otros puntos de vista diferentes? A mí no.
1. En los casos Filesa decía lo mismo que ahora: no matar al juez Barbero,como así lo hicieron y como estais haciendo ahora con el Tribunal Supremo. Ni tú has cambiado tu vara ni yo la mía. Tu no respetas los principios democráticos, yo sigo respetándolos.
2. Puedes hacer lo que quieras que yo seguiré diciendo dónde creo que engañas, aun sin intención consciente, pero engañas.(Que tú me leas es cuestión secundaria y más si te produce alboroto de neuronas)
3. No contradices ninguno de mis argumentos, te rezas los dos mil mantras que te han remitido desde el templo del partido y como traca final la cómoda salida que empleyais para los que no comulgan con el pensamiento único, me «etiquetas» de Blas Piñar y, ¡ale, burro!. Cuando quien se precie mínimamente de razonar, si es que sabe qué es el fascismo, concluiría en que Blas Piñar me excomulgaría por lo que te he dicho.
4. No insistas, tú no defiendes la DEMOCRACIA, tú defiendes la DEMOCRACIA POPULAR, igual a TOTALITARISMO DE ESTADO. (Por si en detrimento de tus neuronas lees esto, joder Antonio, repasa los texto, que a tí te ha gustado leer).
Y fin: chateando contigo me viene a la memoria lo que Cabrera Infante le razonó a su mujer cuando ella le recriminó no contestar a un comunista castrista que le insultaba por sus críticas al dictador,el le dijo a ella: «Uno puede intentar hacer cambiar de parecer a una persona sobre una idea pero no se puede luchar contra un sentimiento totalitario». Qué verdad más real.
Vaya debate más esteril. Siempre igual, los que niegan la democracia se envisten de ella para dar a diestro y siniestro. Ya ve, Sr. Bernabé, el Sr. Montesinos le acusa de estar en contra de la «democracia burguesa». La mísma que, según tengo entendido por amigos mayores que yo, Vd. defendía para España, allá por los años 70, sufriendo detenciones, porrazos, amenazas y otras incomodidades que podrían haber acabado en algo más serio (Teófilo del Valle, vbg.), mientras él se dedicaba a buscar favores entre los franquistas que tranquilamente visitaban sastrerías ideológicas para cambiar de traje y que a él mismo creo que le regalarón uno (el traje estaba confeccionado con un tejido llamado UCD). Y así podríamos desmontar todos los argumento de este impostor a demócrata de toda la vida llamado Don Juan Ramón Montesinos. Y así podríamos seguir y seguir…
Por salud mental, Sr. Bernabé, no le dé más argumentos. al Sr. Montesinos, desde su patético complejo de superioridad solo le interesan los «suyos» propios. Él es la verdad.
A Mario:
Que pasa, ¿que continua sin argumentación? Su argumento, ¿cual es?, que el diálogo es patético, que Antonio es muy bueno y yo muy malo, que sufro el «patético complejo de superioridad»… y otras descalificaciones personales. Pero, ¿y los argumentos para sustentar lo que dice ser, donde están? Y cuando se los evidencian, ¿qué hace, MATAR AL MENSAJERO?
Como lo que usted pueda opinar de mí me la trae al pairo (verá que yo nunca ni opino ni descalifico a la persona, como habitualmente usted hace, aunque conozca más «historias» de los 70 y muchísimo mejor que usted)voy a insistir en lo mismo: No puntualiza ninguno de mis argumentos, y mira que le molestan, hasta llegar a la descalificación personal. ¿No sabe, o es que sin su PENSAMIENTO ÚNICO, su dogmatismo,se le viene abajo el «edificio»?. Sea coherente y dedíquese a cualquiera de las religiones que le fijan previamente lo que es bueno y lo que es malo que por lo que dice y manifiesta es lo suyo.
Con respecto al Partido Comunista de España: desde 1956, este partido llevó a cabo un cambio ideológico muy importante, que le conduciría a formar parte de la corriente del «eurocomunismo», que defendía la participación en lo que en la época se denominaban democracias burguesas. El PCE, junto con los partidos comunitas de Italia y Francia, sería un actor importante en esta corriente dentro del comunismo. Remito a cualquier Historia de España mínimamente rigurosa para incidir en que este partido tuvo una gran importancia en la lucha contra el franquismo desde postulados democráticos. En la transición también cumplió un papel ciertamente digno en la consolidación democrática. El revisionismo de los principales dirigentes del PCE desde 1956 es palpable en numerosas publicaciones (personalmente destaco a Fernando Claudín). No sé por qué se vincula, sin más, al comunismo del PCE con el bolchevismo con tales antecedentes (eso sí, con posterioridad a 1956). Pero me es más disparatado echar en cara actitudes del pasado de personas que en un momento dado enarbolaban unas siglas, si los que las heredaron cambiaron su forma de actuar. Yo tengo 27 años y no me siento responsable de lo que hicieron mis antepasados en la guerra civil y el franquismo (que, por cierto, consistió en pasar miserias y trabajar como perros). Pero las cosas se deben leer en su justo término: si el PCE (que no todo el comunismo, ojo) en 1977 y años posteriores era un partido que propugnaba los presupuestos del estalisnismo, hay que reescribir la Historia de cabo a rabo.
Por último, si Garzón no juzga a Carrillo por lo sucedido en Paracuellos no es sólo por la ley de Amnistía, sino porque, como han demostrado varios historiadores, él no fue el responsable directo de esos hechos (aunque pudiera ser responsable en otro grado, como defiende el historiador Ángel Viñas, caso de si conoció los hechos y cuando y cómo los conoció). Este inadmisible hecho de la historia de España fue obra de exaltados que no respondían a las directrices del Gobierno Republicano, en esos momentos en un alto grado de desgobierno. Pero la lectura de la ley de Amnistía de 1977 es distinta vista desde un punto de vista historiográfico: el bando franquista y el franquismo (sobre todo el llamado primer franquismo) se consolidó merced a innumerables actos consentidos por la cúpula militar-gubernativa, con Franco a la cabeza. Esto es algo que está demostrado en la historiografía actual y que sólo discuten historiadores franquistas y publicistas de extrema derecha que, a mi parecer, carecen de cualquier viso de veracidad. Lo que llama la atención es que, sobre la base de estos presupuestos subjetivos (a mi entender y al de la mayoría de los historiadores rigurosos) se pueda soslayar que esto sucedió, cuando el proceso abierto era para «reparar la memoria» de las víctimas del franquismo. Es decir, ni siquiera enjuicia el franquismo o a los franquistas (la mayor parte de los cuales que, por sus actos, puedan ser acusados de genocidas ya están muertos, enterrados y agusanados). Acto tal no puede dejar de ser poco más que simbólico, pero es importante, porque la democracia española tiene, desde mi punto de vista, esta deuda. Por ello no debemos ver la ley de Amnistía como una ley de punto final, aunque durante 33 años haya funcionado como tal, porque lo que no se puede repetir son los latrocinios de la guerra (en los dos bandos, pero en su justa medida) y del franquismo. La clave de piedra es quien acusa a Garzón: los que «sí» se sienten herederos del franquismo, los que tergiversan la Historia para utilizarla en su beneficio sin acudir a la raíz de los acontecimientos. Y, desde la visión de un demócrata convencido, ante éstos, ni un paso atrás. Ante los antidemócratas, democracia. Ante los falsarios, veracidad y rigor. Y ante los simplificadores de la realidad que la reducen a bandos y banderas, la Historia científica que busque la objetividad de lo que hicieron las personas en el pasado.
Aun admitiedo la rigurosidad de los argumentos, que no todas sus matizaciones, aquí no se están analizando los revisionismos de los partidos políticos, se están analizando comportamientos sociales promovidos por partidos políticos y personalidades, ambos representantes de la izquierda española. Lo contradictorio es que tal avance revisionista se obvie cuando -¿sentimentalmente?- los acontecimientos no nos complazcan: Si no se puede juzgar a los herederos del comunismo tampoco se puede juzgar a los herederos del franquismo. (Es de lo que se le imputa a Garzón, la no igualitaria aplicación de la Ley, no sus ideas sobre el franquismo) y menos pretender identificar a la actual derecha española con el franquismo. Si se han admitido los principios de la democracia burguesa como normas básicas de funcionamiento social y plítico, no puede ignorarse la indepdencia del Poder Judicial y la igualdad de todos los indivíduos ante la Ley.
A Carrillo no le podía juzgar Garzón porque Franco en el 69 ya dió por prescritos los crímenes que hubieran podido cometerse en la Guerra Civil, y sobre todo por la ley de Amnistía del 77, (que nadie, excepto la izquierda comunista y algún indocumentado Premio Nobel argentino, ha visto como «ley de punto final») aunque para responsabilizar directa y personalmente a Carrillo en esta masacre exista documentación suficiente como demuestran serios y objetivos investigadores no politizados. Y Garzón actuó correctamente, y la derecha española no le criticó su actuación. Pero lo que vale para uno vale para todos, sino el juez puede estar prevaricando y quienes no asumiendo este hecho jurídico atacan los pilares de la democracia evidencian su talante antidemocrático. ¿Porqué la izquierda no ha tenido el mismo respeto democrático que la derecha en estos dos casos? Nos guste o disguste los querellantes tienen derecho a querellarse, (lo tuvieron los Batasunos y nadie se escandalizó). A quien corresponde admitir a trámite o no tal acción es al Tribunal Supremo. Podemos o no estar de acuerdo en su decisión, pero en absoluto presionarle y menos coaccionarle. Quien basándose en su apreciación subjetiva sobre el querellante, que no en su personalidad jurídica, califica al Tribunal Supremo de España de «cómplice de los torturadores franquistas» sin ninguna prueba para tal injuria, y otras lindezas más, no puede calificarse de demócrata, siquiera con la boca pequeña. Y al tiempo deja en evidencia su aceptación del revisionismo ideológico. Un demócrata convencido ha de acatar la Ley, y si los resultados de su aplicación no son los que demanda la Sociedad, promover su cambio por las vías estipuladas.
Los aquelarres antidemocráticos que la izquierda española ha organizado en poco tiempo no se justifican por la naturaleza del querellante porque lo que se pretende juzgar es el hecho delictivo, y todos debemos ser iguales ante la Ley. Porque un querellante pudiera ser antidemócrata, no es demócrata quien así se tilda si esa es la razón básica para justificar las descalificaciones a la Justicia. No, porque ello supondría, entre otras graves conclusiones, que el querellante es más importante que la Democracia en sí.