Testimonios eldenses sobre la «Batalla de Boné» en 1844

De la lectura y comparación de estos testimonios, con la excepción del de Amat y Amat, se desprende la escasa consistencia histórica de su contenido para el conocimiento de las circunstancias reales de lo ocurrido en Elda, en el campo de batalla, y dentro de los muros de la población, en los momentos que precedieron a la acción, durante ésta y en las horas jubilosas que siguieron a la derrota de Boné, con la llegada de prisioneros y de heridos. De todas las crónicas reproducidas, la que nos parece más ponderada y posiblemente exacta sea la que hace el Comandante de la Milicia Nacional de Elda, don José Amat y Amat, que a la vez que relata con sobriedad las incidencias de la batalla, arranca del olvido nombre de eldenses que se distinguieron en la acción, como ese Salvador Pomares que amenazó con su fusil a Boné, para salvar la vida de su capitán, así como la proeza del teniente de la Compañía de Cazadores de la Milicia de Elda, don Antonio Rico, que después de ser hecho prisionero en Santa Bárbara, aún hizo prisioneros a un crecido número de los sublevados. O como ese Felipe Vera que en la acción de la Torreta después de rendir a un oficial enemigo lo trajo hasta el pueblo a sus espaldas por no poder andar aquél, cargando además con dos fusiles y otra impedimenta. De todas las transcritas,esta crónica es la más humana y realista y por consiguiente más valiosa, con la circunstancia de que era desconocida o casi en esta población por la reducida difusión de la obra de Viravens que la contiene, publicada en 1889, hace casi un siglo.

Las res[antes crónicas recogidas parecen tener un origen común, que es la del caballo desbocado seguido por todos los demás,introduciendo la confusión en el campo enemigo, versión que podríamos considerar como la «verdad no oficial» ya que la oficial sería la de la carga de la caballería de Pardo referida por el Alcalde Amat en«El Heraldo». En lo que sí coinciden lastres versiones es en rodear la acción militar de una aureola de prodigio y milagro,haciendo intervenir la «Señora» que protegería al alcalde y su familia, relatada en «Mi Tía Monja» (25) y atribuida a Sor Joaquina Amat y Amat, hermana del alcalde y tía de Lamberto Amat; o la «mano poderosísima» que protegió a Elda, según palabras del general Pardo (26) y a las rogativas del pueblo y clero congregado en la Iglesia orando a los Patronos de Elda por la victoria. No por casualidad introdujo Lamberto Amat en su manuscrito «Elda» el relato de esta acción mili[ar en el capítulo titulado: «Los Santos Patronos el Ssmo. Christo del Buen Suceso y la Ssma. Virgen de la Salud… la especial y constante protección que dispensan a sus moradores…» e igualmente don Gonzalo Sempere narra este hecho en su «Noticia» bajo el epígrafe«Protección». Los «Apuntes históricos de«El Centenario», fieles seguidores de las anteriores crónicas, abundan y reafirman la explicación sobrenatural de la derrota del cabecilla faccioso.

De cualquier manera que se enfoque este hecho, extrayendo cada cual la versión que le parezca más verosímil de entre las existentes, estos testimonios dejados por eldenses resultan altamente interesantes para la pequeña historia de Elda y si bien no aclaran absoluta e irrefutablemente lo que ocurrió en Elda en aquellos azarosos días, sí nos ofrece una panorámica, algo glorificada si se quiere, de lo que hicieron o pudieron hacer nuestros antepasados en aquellas críticas jornadas que alteraron violentamente la calma de la diaria existencia de nuestro pueblo, manteniéndose fieles al Gobierno legítimo aún arriesgando sus vidas, lo que le valió el título de«Leal» añadido al de «Fidelísima» que ya le había otorgado Felipe V por su decidida actuación en hechos igualmente críticos casi siglo y medio antes.

Colofón personal

Por coincidencia con el tema que he tratado, quisiera dejar constancia en este trabajo de una incidencia literaria que, aun no teniendo gran trascendencia, sí quiero dejar totalmente aclarada para los lectores, especialmente los eldenses, que puedan seguir mis trabajos sobre temas históricos y adviertan la patente contradicción entre el contenido de un artículo, recientemente publicado con mi firma incluyendo unas afirmaciones y datos que no reflejan mi opinión sobre los mismos, y la exposición de estas opiniones en las varias ocasiones en que me he ocupado del tema que es objeto del presente trabajo.

En la revista «Moros y Cristianos 1987» editada en Villafranqueza se publica un artículo mío titulado «Vinculaciones histórico-biográficas entre Elda y Villafranqueza» en el que resaltaba la procedencia de dicha población de los tíos de Emilio Castelar, establecidos en Elda, que acogieron amorosamente en su hogar a la madre del futuro gran orador español, junto con éste, niño de unos seis años y su hermana Concha, así como también me refería con elogio a otro natural del Palamó,el maestro de primera enseñanza de Elda, don Rafael Ayala Elull, quien tuvo hasta hace muy poco dedicada una calle en Elda por sus grandes méritos en la educación e instrucción de varias generaciones de eldenses en los años sesenta a ochenta del pasado siglo.

Tal vez para acentuar aún más dichos vínculos entre Villafranqueza y Elda, sin mi conocimiento y por consiguiente sin mi consentimiento, alguno de los redactores de dicha revista, supongo que con la mejor intención y buen deseo, creyó conveniente incluir en mi artículo dos nuevos temas no tratados ni escritos por mí, componiéndolos dentro de mi trabajo como si formaran parte de él y originales de quien figuraba con su nombre líneas más abajo. Uno de ellos, referido al fusilamiento de componentes de las fuerzas de Boné capturados en la acción de Elda, hecho que ocurrió en Villafranqueza donde se hallaba acuartelado el general don Federico Roncalí, es el que tengo que rechazar rotundamente, por no ser mío y por contener datos erróneos sobre aquellos lejanos hechos, cuyos datos y opiniones no puedo subscribir de ninguna manera. El artículo indicado dice así literalmente:

«Por otra parte, en el año 1844 se unieron con el dolor y la tragedia estas dos poblaciones y fue por motivos de política; en los campos de Elda, el feroz general Roncali apresó a unos militares liberales que se habían sublevado contra la monarquía de Isabel II; estos militares eran algunos eldenses y fueron trasladados a la Casa Grande de Villafranqueza, entonces convertida en Cuartel General de Roncalí. Allí estuvieron presos hasta el día 14 de febrero en que fueron fusilados junto al Panteón de los Guijarro y enterrado algunos en la fosa común del Panteón y otros, como Luis Molina, en el cementerio municipal de Villafranqueza».

«La población palamonera tenía fama de ser liberal hasta la médula y se congració con el dolor que Elda sentía hacia esos hijos suyos, que luego fueron glorificados como los «Mártires de la Libertad» y que a partir de entonces, las fuerzas políticas de Villafranqueza y Elda anualmente, celebraron una procesión cívica, siempre multitudinaria para honrar la memoria de esos eldenses caídos en Villafranqueza».

Insistiendo en el tema, al pie de una foto que acompaña a mi artículo reproduciendo una lápida en memoria de los fusilados en Villafranqueza figuran las siguientes líneas: «Esta lápida colocada en 1929 en la pared del panteón de los Guijarro recuerdaque aquí fueron fusilados algunos liberales de Elda».

Mi interés en que quede totalmente aclarada mi no autoría de los párrafos transcritos reside primordialmente en que no son míos y no me ha gustado nunca adornarme con plumas ajenas, por brillantes o descoloridas que éstas sean, así como tampoco cargar con errores u opiniones de otros. Por ello quiero puntualizar lo siguiente:

a) Rechazo el calificativo de «feroz» para el general Roncalí. Allá quien así lo considere, pero yo no tengo motivo alguno para ello ya que según se desprende de la documentación histórica recogida en cuantas obras han tratado el tema, Roncalí no hizo más que cumplir la Real Orden de 1 de febrero de 1844, transmitida al general por el Ministro de la Guerra y por la cual se ordenaba fueran pasados por las armas los rebeldes donde se les capturase «con las o la identificación de la persona» (27). El mismo Boné amenazó con pasar por las armas a los alcaldes y comandantes de la Milicia de los pueblos que no se adhiriesen al pronunciamiento y si no lo hizo con los d eElda y Alcoy fue porque el valor de sus habitantes le impidió entrar en estos pueblos. Sí que pudo fusilar, y lo hizo sin clemencia alguna, a dos pobres paisanos de Cocentaina cuando entró con sus tropas (28) y también formó el pelotón para fusilar a los alicantinos Lasala, comandante general dela plaza y Ceruti, jefe político de la misma, cargos equivalentes a los gobernadores militar y civil de hoy. Pero tuvo que desistir porque, ya preparada la fuerza en el Malecón para la ejecución y al ir a trasladar a los condenados desde el castillo de Santa Bárbara donde se hallaban recluidos hasta el lugar del fusilamiento, los que fueron se encontraron con la desagradable sorpresa de que la guarnición del castillo no obedecía ya a los sublevados (29). Sin embargo sí fusiló, sin formación de causa «y bajo su exclusiva responsabilidad» a un paisano arrestado cuando entraba en la capital (30). Por ello, el calificativo de«feroz» no cabe en el caso de Roncalí, mero ejecutor de imperativas órdenes superiores,y sí podría ser calificado de tal -por quien quiera hacerlo- quien obraba por propia iniciativa como en el caso de Boné.

b) La sublevación no fue «contra la monarquía de Isabel II» sino contra el gobierno moderado de González Bravo.

c) No consta en ninguna parte que entre los sublevados hubiera ningún eldense. Al contrario los eldenses, como colectividad,lucharon contra la sublevación participando en la batalla contra Boné. Por consiguiente, ningún eldense fue fusilado en Villafranqueza.

d) Huelga, por consiguiente, toda la referencia al «dolor de Elda», totalmente inexistente excepto en el sentimiento que en todo bien nacido causa la desgracia ajena,y consta además que se hizo una función religiosa de acción de gracias por la victoria (31).

e) Debe conceptuarse pues como imaginaria, esa «procesión cívica» que se dice hacía Elda anualmente «para honrar la memoria de los eldenses caídos en Villafranqueza», como incorrecta es la mención al pie de la foto de la lápida aludida, de que«aquí fueron fusilados algunos liberales de Elda».

Si en lugar de adjudicar la condición de naturales de Elda a algunos de los fusilados, se hiciera la mención, como figura en el parte oficial del fusilamiento de estos infelices,«Oficiales prisioneros procedentes de la acción de Elda» (32) o sea capturados en el combate ocurrido en Elda, no se incurriría en error, ya que efectivamente, los fusilados en Villafranqueza fueron algunos de los sublevados que cayeron prisioneros de las fuerzas gubernamentales en la «batalla» que se desarrolló en los campos de Elda el 5 de febrero de 1844.

 

Notas:

(1) «Junta provisional de Gobierno de la provincia de Alicante. Siendo conveniente a la causa Nacional y a la seguridad de esta provincia dar impulso a todas sus fuerzas, centralizando al mismo tiempo la dirección de las operaciones militares, la Junta provisional decreta:

1º Queda movilizada toda la Milicia Nacional de la provincia.

2º Todos los Ayuntamientos reunirán sus respectivas fuerzas, que al mando de sus Comandantes y socorridas por quince días marcharán sobre esta Capital a recibir órdenes de la Junta.

3º Al socorro de los Nacionales destinarán los Ayuntamientos los fondos que de cualquier procedencia existan en su proceder, y en el caso de falta absoluta, exigirán las cuotas necesarias de los primeros contribuyentes a buena cuenta.

Los Alcaldes, Comandantes y cualquier otra persona que directa o indirectamente se oponga a la ejecución del presente decreto será irremisiblemente pasado por las armas.

Alicante, 29 de enero de 1844. El vicepresidente, Manual Carreras. El vocal secretario, Marcelino Franco.

A los Ayuntamientos Constitucionales y Comandantes de Batallones de la Milicia Nacional de esta provincia (R. Virayens, «Historia de la rebelión de Alicante»,pág. 36)».

(2) «El ataque de Boné» Rev. «Dahellos». Elda, diciembre 1950. «Historia de Elda.. T.l, pág. 305 y ss.(3) (4)(5) (6).(7)(8) Lambertu Amat y Sempere. Manuscrito .Elda•, 1873.Tomu U, pág. 126. También en •Mi Tía Monja• mss. inédirofechado en 1871.(9) •Elda, su amigŭedad, su historia, etc.•. Elda, Ig73 y1875 (2 vols.). En 1983 el Ayuntamiento de Elda efectuó unaedición facsimil de esta trascendente obra histórica eldense.(10) Archivo Municipal de Elda (Casa de Cultura) Vol.•Elecciones 1841-G6•.(I I) A.M.F.. Vols. 2-I-7, 2-1-10, 2-1-14 y 2-5-14.(12) Vjrwens ob. cit., pSg. 52.

(3) Rebelión militar de 1844 en Alicante-. Alicante, 1889.

(4) Reseña histórica de la ciudad de Alicante•. Alicante,1863.

(5) Historia de la provincia de Alicante y de su capitab. T.I.Alicante, 1971. Tomo 1.

(6) Parte oficial de la Comandancia general de la Columna expedicionaria de Murcia, en el Cuartel de Elda, a 5 de febrero de 1844 dirigido al Ministro de la Guerra. (Viravens, ob, ct.,pSg. 66. N. Camilo Jover, ob. cit. p3g. 222)

(7) •A la nacióm. Manifiesto de Buné, de 8 febrero 1844,(Viravens, ac. pág 79; N.C. Jover, o.c., pSg. 225).

(8) Lambertu Amat y Sempere. Manuscrito .Elda•, 1873.Tomu U, pág. 126. También en •Mi Tía Monja• mss. inédirofechado en 1871.

(9) •Elda, su amigŭedad, su historia, etc.•. Elda, Ig73 y1875 (2 vols.). En 1983 el Ayuntamiento de Elda efectuó unaedición facsimil de esta trascendente obra histórica eldense.

(10) Archivo Municipal de Elda (Casa de Cultura) Vol.•Elecciones 1841-G6•.

(I I) A.M.F.. Vols. 2-I-7, 2-1-10, 2-1-14 y 2-5-14.

(12) Vjrwens ob. cit., pSg. 52.

(13) L.A.S .Mi Tía Monja., pág. 34.

(I4) .EI Centenario., rev. Elda, ]903-04, pág. 216.

(15) •EI Centenario., p8g. 195.

(16) Capí[ulo XIII.

(17) •Noticia interesante para los hijos de la Fidelísima Villade Elda•. Orihuela, 1875.

(18) Gunzalo Sempere y Juan. •Noticia…. pág. 15-16.

(19) Ver nota 7.

(20) Entre los fusilados el 8 de marzo de 1844 en el Malecón de Alicante,  junto al coronel Boné, figura el subteniente de la figura nacional de Monóvar D. José Calpena y Peynado. (N.Camilu Jover, ob. cii. p5g. 244).

(21) «EI Centenario», pág. 195.

(22) «EI Centenario», pág. 216.

(23) Situado en el Colegio de Monjas Carmelitas en la antigua «placeta deI Hospital» (cruce San Roque con Sanjurjo y Maura).

(24) Sc refiere a Lamberto Amat.

(25) .Madre, sosiéguese, que si va el General hay allí una Gran Señora que defenderá a mi hermano•. Palabras de Sor Joaquina Amat al repetirle una monja las amenazas de Boné al alcaldede Elda, don José Amat. (.Mi Tía Monja•, pág. 31).

(26) Gonzalo Sempere, ob. cit. pag. 17.

(27) Viravens, ob. cit., pag. 47; N.C. Jover, ob. cit. pág.221.

(28) Viraevens, ob. cit., pág. 75.

(29) N.G Jover, ob. cit., pág. 235.

(30) N.C Jovcr, ob. cit., pág. 231.

(31) «EI Centenario», pag. 195.

(32) «Relación de los Oficiales prisioneros, procedentes de la acción de Elda, que han sido pasado por las armas en este día.(N.C. Jover, ob. cit. 228. Viravens, ob. cit. pSg. 101.)

 

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