Mujeres de Petrer en la Segunda República y en la Guerra Civil

LA SEGUNDA REPÚBLICA

El 14 de abril de 1931 se proclamaba la II República. De su transcendencia para la vida española se han escrito océanos de tinta y de su importancia dan fe los innumerables libros, debates y congresos que todavía en nuestros días siguen celebrándose.

Conviene resaltar que la constitución republicana fue, en cuanto a derechos de la mujer se refiere, una de las más avanzadas de su época. Sus artículos 25 y 40 afirmaban que:

«No podrán ser fundamento de privilegio jurídico la naturaleza, la filiación, el sexo, la riqueza».
«Todos los españoles sin distinción de sexos, son admisibles en los empleos y cargos públicos».

Por primera vez en la historia de España se igualaba ante la Ley la mujer y el hombre, se reconocía el derecho de las mujeres a ocupar cargos públicos hasta entonces prohibidos y unos meses después Victoria Kent formaba parte del Tribunal de Justicia siendo nombrada más tarde directora general de prisiones. Asimismo, las mujeres fueron admitidas para puestos de notario y registradores de la propiedad y se les declaró elegibles como candidatas a la Diputación.

En cuanto al matrimonio decía en su artículo 43 «que se funda en la igualdad de derechos para ambos sexos, y podrá disolverse por mutuo disenso a petición de cualquiera de los cónyuges»… «Los padres tienen con los hijos habidos fuera del matrimonio los mismos deberes que respecto a los nacidos en él». Este articulado rompía con el rito «sagrado» de la indisolubilidad del matrimonio, y reconocía el divorcio cuando la convivencia conyugal estaba deshecha o ya no existía.

Se mejoró el seguro de maternidad y aparecieron las primeras casas-cunas. El adulterio tuvo la misma equiparación para ambos cónyuges y se estableció el matrimonio civil y el derecho a los hijos naturales.

La Generalitat de Cataluña concedió a las mujeres el uso legal de anticonceptivos, la plena capacidad jurídica y el derecho al aborto.

Se crearon escuelas nocturnas para mujeres trabajadoras, quedaron abolidas las asignaturas de «labores» y de religión, se implantó la coeducación en todo el país.

Nunca en la historia de España se habían dado tantas condiciones favorables para la emancipación de la mujer, sin embargo, la corta vida de la República dificultó que estos derechos formales llegaran a cristalizar en la mentalidad y las costumbres de las mujeres; la aceleración la complejidad de los acontecimientos en una España con atraso histórico considerable y donde todo estaba por hacer (reforma agraria, militar, educativa, etc.), hizo que la emancipación de la mujer fuese un tema poco tratado y por ello relegado a un segundo orden.

La participación de la mujer en partidos y sindicatos no fue muy numerosa y reconocerle el derecho a votar significaba para los partidos la incorporación de una gran masa de nuevos votantes que podían “como ocurrió” inclinar los resultados a favor de los partidos de la derecha más reaccionaria.

Durante el debate parlamentario donde se discutió la concesión del voto femenino, se produjo la paradoja de que la diputada Victoria Kent se declarara contraria, al igual que su partido Radical Socialista. Clara Campoamor, también diputada, defendió su aprobación en contra de la opinión de su propio partido, el Radical. El motivo no era otro que la desconfianza en la preparación de las mujeres, pues se opinaba que la influencia de la Iglesia, podría determinar si decisión de voto. El resto de los partidos, socialistas, republicanos de izquierda y de la derecha apoyaron la concesión.

En Petrer Doroteo Román Román, en las páginas del semanario Polémica de fecha 7 de noviembre de 1931, dirigía una carta abierta a la mujer y entre otras cosas decía:

“La República Española acaba de proclamar la igualdad de sexos…Te ha liberado de la injusticia secular que te esclavizaba del hombre, gozas ya de plenitud de los derechos civiles. Puedes y debes intervenir en la vida pública del país… ¿Qué hará la mujer? Unos sin fundamentos ven en ti la aliada del clericalismo que amenaza la república. Otros con más lógica esperan que tu colaboración habrá de completar la obra gigantesca que se está realizando. Pero todos coinciden en apreciar la necesidad de dotarte de una preparación que tú, recogida siempre en la intimidad del hogar, nunca has tenido.”

En el mismo semanario del 12 de marzo de 1932, con el título de “A la mujer petrerense” con el seudónimo de “Curnajo” se pude leer:

“Naces a la política en un ambiente por los hombres envenenado. Humaniza un poco tan ruines pasiones. Grita, sí; rebélate cuando la causa es justa. Rebélate notablemente si pides un CEMENTERIO…para esto sí. ¡Rebélate, grita y exige conmigo!

En un semanario socialista Trabajo de Monóvar de septiembre de 1932, decía:

“No debe dejarse seducir la mujer por las visitas continuadas de las señoras y señoritas “catequistas”. Piensa mujer que eres la más esclava de la humanidad ¡PIENSA!…piensa que eres mujer, y no solo hembra, debes revelarte para plasmar en el camino de la vida que te pertenecen los derechos que siempre te secuestraron y robaron (L. Corbí)

En el aspecto educativo, la República fomentó la creación de bibliotecas públicas, siendo, la de Petrer inaugurada en 1932; también en la Casa del Pueblo socialista y en el Centro Obrero Anarquista se daban clases nocturnas y se organizaban charlas, conferencias y grupos de teatro, donde los jóvenes como Bárbara Payá, Carmen Tortosa, Genoveva Payá, Carolina Pina…participaron activamente.

Las detenciones en Petrer con motivo de la revolución asturiana de 1934 actuaron de revulsivo para movilizar a las mujeres por la libertad de los encarcelados y por ganar el voto femenino para las elecciones de febrero de 1936, ya que alcanzar la mayoría en el parlamento significaba la amnistía para los presos y desplazar la derecha del poder.

La progresiva incorporación de sus reivindicaciones en la lucha sindical queda reflejada en los puntos de negociación del comité de huelga de Elda y Petrer firmado por la UGT y la CNT en los primero meses de 1936 donde se recoge:

“Las horas extraordinarias se pagarán con el 50% de aumento a los hombres y al 100% a las mujeres. Los patronos pagarán la cuota íntegra del seguro de maternidad»

En el aparado se nombrará una Comisión que se encargará de poner precio a las tareasLa sublevación militar del General Franco el 18 de julio de 1936 y el estallido de la guerra civil aceleró los cambios en las estructuras sociales y políticas del país, dando lugar a un importante incremento de la participación femenina en todos los aspectos de la vida ciudadana. Durante la guerra la movilización de todas ellas se hizo a través de los partidos, sindicatos y organizaciones femeninas: la Agrupación de Mujeres Antifascistas había sido creada en el año 1933, con un claro intento de concienciar y movilizar a las mujeres contra la amenaza de una guerra que constituía la llegada de Hitler al poder. Agrupaba a socialistas, republicanas y comunistas y su figura más destacada fue Dolores Ibarruri la Pasionaria.

Mujeres Libres, de inspiración anarquista, fue fundada en abril de 1936 por Lucía Sánchez, Suceso Portales y Mercedes Comaposada. Proponía la igualdad entre todos los seres humanos sin distinción de sexos y la superación de la contradicción entre la teoría y la práctica de sus compañeros anarquistas con respecto a la mujer.

El llamamiento a las mujeres pidiéndose su incorporación en las tareas de guerra fue inmediato. El 31 de julio de 1936 en el Diario de Alicante, al Juventud Socialista Unificada pedía  a las mujeres jóvenes constituir milicias femeninas y prestar servicios auxiliares en el frente.

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