Mujeres de Petrer en la Segunda República y en la Guerra Civil

ANTECEDENTES LOCALES A LA SEGUNDA REPÚBLICA

Petrer contaba en 1922 con una población de 4.200 habitantes. Existían veintitrés fábricas y talleres de calzado donde las mujeres petrerenses trabajaban desde los nueve años. Cuando contraían matrimonio continuaban trabajando para la industria en su propio domicilio, combinando la crianza de los hijos con las tareas del hogar.

Según José María Bernabé, la población activa femenina asciende al  76% durante estos años. Paralelamente a la industria, había mujeres que trabajaban en tareas agrícolas de temporada, como la recogida de aceituna, almendra o uva, en las fincas de terratenientes locales como D. Eleuterio Abad, D. Ramón Maestre…, durante los periodos de paro emigraban a Francia o al Norte de África y una cantidad nada desdeñable «se ponían en amo», entrando a formar parte del servicio doméstico en las casas adineradas. Por último, las encontramos en menor número trabajando en los alfares pintando y terminando los cacharros de barro.

Llamamiento a las mujeres para combatir en el frente.
Llamamiento a las mujeres para combatir en el frente.

La jornada laboral de las mujeres de esta época nunca era inferior a las diez o doce horas y su salario era por lo general la mitad que el de los varones. La incorporación de la mujer al trabajo en las primeras décadas de siglo abarató de forma considerable el salario del hombre, prueba de ello es la mínima variación que los sueldos reales experimentaron hasta el año 1935.

Las mujeres de Petrer participaron junto a los hombres en las huelgas obreras acaecidas en estas décadas.  En la fábrica de lonas Castelló y Cía. tuvieron lugar numerosos conflictos labórales hasta su cierre en 1921. También fueron importantes las protestas y los paros generalizados en apoyo a las aparadoras que trabajaban a domicilio, con objeto de impedir la medida empresarial que obligaba a éstas a realizar trabajo dentro de las empresas.  Sin embargo, no sería hasta la célebre «huelga del hilo» en 1930 cuando la mujer trabajadora de Petrer alcanzó una participación relevante al lado de sus compañeros. En estos años, la prensa provincial publicaba los nombres de los componentes del comité de la Agrupación Socialista de Petrer y en ellos se observa la ausencia total de mujeres en los puestos de responsabilidad.

En el periódico provincial Mundo Obrero del 13 de abril de 1929. El secretario de la Agrupación Socialista de Petrer, Antonio Poveda, en un artículo dedicado a las mujeres decía entre otras cosas:

«…En España no se propaga suficientemente la importancia de la mujer en las luchas político-sociales. Los que predicamos la igualdad sin distinción de sexos, somos los llamados a decir a la mujer, que en nuestros centros obreros son acogidas con deferencia, que allí se lucha por elevarla a nivel del hombre, que la mujer del trabajador no debe ser más la esclava, sino la compañera… La mujer de Petrer vive un tanto alejada de la organización obrera… sólo hay afiliadas una cifra irrisoria…»

En mayo de 1928 leemos también en Mundo Obrero que con motivo del Primero de Mayo la joven Conchita Poveda recita poemas de M. R. Seisdedos y en noviembre de 1929 es Francisco Mollá, presidente de las Juventudes Socialistas, quien invita «…a que ingresen todos los jóvenes de ambos sexos en la organización…».
Por último, recordar que en esta década se producen las primeras bodas civiles que se conocen en la población. El rechazo a las costumbres seculares que este acto representaba y las fuertes convicciones que demostraban los contrayentes hicieron que la celebridad y el recuerdo de estos matrimonios se haya mantenido vivo hasta nuestros días. En febrero de 1923, Luis Payá Amat el Bravo, contraía matrimonio con Josefa Payá Cortés la Estrosa. Años más tarde, en 1929, «sería Pascual González Martínez Pascualico, quien haría lo mismo con Dolores Montesinos Manchón la Socorra. Los dos fueron dirigentes socialistas y con sus mujeres tuvieron el coraje de romper el control y monopolio de los casamientos que desde tiempo inmemorial había detentado la Iglesia.

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