A finales de la década de 1990, y de forma accidental fue encontrada una antigua medalla. Una vez realizada la limpieza de la misma, en una de sus caras aparece una Virgen, con la siguiente leyenda, Madonna del Remedio, y en la otra cara los patronos San Bartolomé y San Bonifacio: S. Bart. i S. Bonif. Lo curioso es que el texto está en italiano.
En Junta Directiva de la U. F., de fecha cinco de noviembre de 1993, a consecuencia del fallecimiento del mayordomo de San Bonifacio, José Navarro Román, eminente Moro Nou, muy vinculado sentimentalmente con el insigne santo, se procedió a la elección del sucesor, la comparsa de Labradores presentó la candidatura de Francisco Iborra Verdú, la cual fue aceptada por unanimidad.
El doce de mayo de 1995, con antelación a la bajada del santo, y en el interior de su ermita, se estrenó la marcha procesional Sant Bonifaci, compuesta por el flamenco José Chorro Suay e interpretada por la Unión Musical de Petrer. La mencionada pieza musical sería ejecutada por dicha banda en todos los actos festeros que acompañaron al santo.
El matrimonio petrerense formado por Pedro Román Pascual y Consuelo Payá Brotons, afincados en Elche por motivos de trabajo, estaba acompañado por Pepe Caixa y Luis Vera, presenciando en la ciudad ilicitana la procesión del Domingo de Ramos. En dicha manifestación religiosa portaban monumentales palmas y los dos festeros pensaron que San Bonifacio podía lucir durante nuestras fiestas una de esas hermosas palmas, entonces Pedro Román se comprometió, cada año, a encargarla a la prestigiosa artesana del Hort de San Plácido y posteriormente ofrendarla a nuestro patrón (*). Desde entonces, San Bonifacio luce en la mano izquierda una palma finamente rizada con elementos ornamentales y culminada por una media luna y una cruz, para convertirse en su mano en una obra de arte. Simboliza el laurel del martirio, gloria eterna atesorada a los que mueren por la fe. La mano derecha levantada y ligeramente flexionada empuña una espada que representa el poder espiritual. Con los años, la costumbre fue seguida por sus hijos, José Luis y Pedro Román Payá, componentes de una de las filaes de la comparsa Tercio de Flandes, aunque posteriormente Pedro se inscribió en la comparsa de Moros Nuevos. Actualmente dos nietas de Pedro Román Pascual, Tania e Irene, serán las continuadoras de la ofrenda tradicional de la familia, porque ellas recuerdan a su abuelo con un semblante feliz, cuando se disponía a traer desde Elche la blanca palma, les solía decir: Lo gloríós és fer-li la festa a Sant Bonifaci!
Bonifaci celestial
Bonifaci, deus de saber, que amb honor teu el poblé de Petrer et dedica la Festa, agraïnten-lo per guardar-lo i protegir-lo, de granís; de pedra; de llampecs i de altres influencies del cel.
Bonifaci, deus de saber, que amb honor teu els llauradors de Petrer durant el segle XVII feren un emotiu i senzill manifestació religiós, construin-te una xicoteta ermita.
Bonifaci, deus de saber, que amb honor teu el veïnat de Petrer durant el segle XVIII ampliaren el santuari col·locan amb l’aitar un bust o nova imatge del Sant Celestial.
Bonifaci, deus de saber, que amb honor teu l’alegrança de Petrer durant el segle XIX dedicaren quatre fulgurants esteles.
Bonifaci, deus de saber, que amb honor teu la il-lusió de Petrer fins al segle XX dedicaren cinc lluminoses llunes.
Bonifaci, deus de saber, que amb honor teu la festa de Petrer comenga el segle XXI vestint-se amb els millors gales, amb sedes, tuls i joyeria. Però saps molt be del sentiment professat per el poble a on brilla mes intensament.
Veritat que ho saps? Bonifaci Celestial!
Simón Poveda
Hagiografía del Mártir Bonifacio
La corta e intensa vida de Bonifacio gira alrededor de una hermosa dama de familia noble, llamada Aglaes, hija del procónsul Acacio, senador romano, acostumbraba ofrecer bulliciosas fiestas de sociedad. Aglaes, llevaba una desordenada vida y aficionada al vicio. El apuesto Bonifacio era su mayordomo que concurría en los placeres de su ama, ambos eran cristianos. A principios del siglo IV d. c., pocos años antes de que Constantino llegase al poder y divulgara la libertad religiosa en todo el imperio (año 313) y posteriormente proclamase el cristianismo religión oficial, en Oriente, bajo el dominio del emperador Galeno Máximo, ejecutaban cada día nuevos mártires, la persecución era sangrienta.
Las noticias que llegaban a Roma eran recibidas con tristeza por Bonifacio, arrepentido y consciente de la gravedad de sus actuaciones festivas se desprendió de su bienestar cobijándose en una vida de oración y penitencia. A su conversión siguió la de la noble Aglaes. Con el deseo de hacer reparación de sus pecados Bonifacio partió a la provincia de Cilicia hasta su capital Tarso, donde los cristianos eran perseguidos y martirizados. Presenció un horrible espectáculo público, la ejecución de veinte cristianos, colgados cabeza abajo y extendidos en cuatro palos, enclavados, aserrados, empalados, azotados, la escena causaba horror. A la vista de aquella carnicería humana y habiendo besado sus cadenas los exhortó y pidió benevolencia para los indefensos mártires, alzó la mirada, a un lugar del cielo donde el añil era más intenso y sólo Dios sabe de sus descorazonadas plegarias.
Por orden del gobernador Simpliciano fue apresado y conducido ante el tribunal, donde se proclamó cristiano, negándose a consagrar a los dioses, por estas circunstancias recibió diferentes torturas, amenazándole de beber plomo derretido. Según el Breviario, entre otras atrocidades, le fue metido cabeza abajo en una olla de pez hirviendo, Bonifacio haciendo la señal de la cruz, hizo desaparecer el líquido de la caldera. Los soldados, llenos de ira, consiguieron un decretó fechado el catorce de mayo para separarle el cuerpo de la cabeza, cuando el hacha del verdugo hizo rodar la cabeza del mártir la tierra tembló en Tarso.
Al día siguiente, del año 305, mediante el pago de 500 sueldos de oro, los criados de Aglaes recogieron el cuerpo mutilado, embalsamándolo y envuelto en un fino lienzo tomaron el camino de regreso a Roma. En su memoria, Aglaes erigió una capilla en la vía Latina donde fue sepultado. Desde entonces por devoción al Mártir en el mundo se han levantado varias iglesias en su nombre. El papa Bonifacio VII y el cardenal Baromio profesaron una profunda admiración al Santo Mártir.
BIBLIOGRAFÍA
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-«Descubrimiento de una medalla con la imagen de los patronos de la villa», El Fester, n° 7,1989.
-«Exposición trajes abanderadas», revista Tercio de Flandes: Primer Centenario, Petrer, 1978.
-F. García de Cortázar, «Las cuentas de la Iglesia», en Álbum de la historia de España, Barcelona, Círculo de Lectores, 1995.
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-H. Navarro Víllaplana, «Imágenes de San Bonifacio», en La fiesta de Moros y Cristianos de Petrer, Petrer, Ayuntamiento, 1983.
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-E. Sempere y Gómez, Poesías inéditas (Versos de Emilia), obra póstuma, edición particular, Elche, impr. Matías Gonzálvez, 1921.
-F. Vañó Silvestre, «El San Bonifacio de Petrel», revista Moros y Cristianos, Petrer, 1977.
FUENTES ORALES
Entrevista a Pedro Román Payá (mayo 2003).
(*) La Junta Central Directiva de la U. F. en la acta fechada el seis de marzo de 1970, acordó cursar una carta a Don Pedro Román, de Elche, agradeciéndole, una vez más, su amable atención con la donación de la palma de San Bonifacio para las próximas fiestas.