La historia de Primo de Rivera (II)

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Comienza desde la segunda reforma del colegio y llega hasta hoy.

El tesón, sacrificio ejemplar de los maestros y el celo de colaboración y estímulo del Ayuntamiento en resolver los gravísimos problemas escolares, conocidos y vividos por la Inspección, contó, desde el primer momento con la ayuda, dirección y comprensión de doña María Castillo, benemérita inspectora que propulsó la segunda reforma del Colegio que tomó la forma que tiene hoy. En este proyecto de reforma, el arquitecto se plegó a nuestras ideas y el Ayuntamiento las amplió pagando, incluso, mejoras que no estaban en el proyecto, como la calefacción. Será una omisión incalificable no mencionar el nombre del Concejal de Educación, Juan Villaplana Planelles, que heredando el cariño al colegio, que fue erigido siendo su padre Alcalde, luchó por conseguir todas las mejoras que el Colegio precisaba, llegando más allá de lo que la administración proyectó. El Colegio debía recordar también a esta estupenda persona.

La matriculación sigue subiendo y todas las aulas tienen que salir del Colegio por obras y aún así tuvieron que establecerse horarios de rotación para que todos los niños tuvieran asistencia. La Caja de Crédito dejó las dos plantas superiores de su edificio que, convenientemente tabicado, se convirtieron en aulas. Plantas bajas, locales comerciales vacíos, todo sirvió y todo cumplió su fin.

Mientras tanto, en el Colegio, comenzaron las obras que dieron por resultado, en primer lugar, la desaparición de los malos olores por traslado de los servicios a los lugares donde se hayan ubicados hoy y, después, la instalación de la calefacción que atenuó o hizo desaparecer el frío interior en invierno.

Cuando de nuevo volvieron los niños y maestros al Colegio se encontraron nueva ubicación de los servicios, calefacción, salón de actos, vivienda para el conserje, y un comedor reformado. Lo más importante fueron las aulas, el aumento de las mismas, que absorbieron a todas las unidades aisladas existentes y las cobijaron dentro del Colegio matriz.

Resisto la tentación de hablar del Colegio Primo de Rivera renovado tan inteligentemente, de manera que sin alterar su primitiva forma estructural la completó mejorándola. Dejo esto así. Como complemento diré que se inauguró el Colegio Reyes Católicos en la Frontera.

Se pasó de las Unidades Didácticas a la forma actual de enseñanza dividida, primero, en dos etapas, y luego en tres: inicial, medio y superior.

Se creó en el Colegio Primo de Rivera la primera Asociación de Padres de Alumnos, que trabajó con un entusiasmo fenomenal y contribuyó mucho al mejoramiento de la marcha del Colegio.

Por fin, se construyó e inauguró el Colegio de la Hoya y la Guardería de la Rambla. Los párvulos salieron del Colegio y también gran cantidad de alumnos que llenaron el Colegio de la Hoya y vaciaron el entrañable Primo de Rivera.

Homenaje a don Juan José Navarro en su jubilación. Año 1980.
Homenaje a don Juan José Navarro en su jubilación. Año 1980.

Que más puedo escribir, que por orden superior fue rectificada la capacidad del Colegio dejándole sólo 16 unidades escolares. Esta orden parece que casi es una especie de jubilación después de más de 50 años de trabajo y trabajo en todas las circunstancias y casi archivando los miles y miles de recuerdos, añoranzas y por qué no, también frustaciones. Pero más que jubilación, que por lo visto parece que se intentaba, lo que quiero pensar es que se le ha querido premiar después del arreglo del pedrisco. Primo de Rivera, en el interior, tiene local para toda clase de actividades (aunque carezca de polideportivo) de una manera cómoda y eficaz y, en el exterior, tiene una silueta propia, elegante, maciza, como ningún otro colegio, como para durar eternamente. Parece que está diciendo al pueblo de Petrel que hasta hoy se ha formado, en su interior, en su totalidad.

Como en vuestro tiempo, para educar, para enseñar y para ser fiel a su historia, el Colegio está en su lugar, si algún día lo necesitáis, llamar a su puerta que, como siempre, lo encontraréis. Vosotros sabéis, antiguos alumnos, hijos de Petrel, que el Colegio Primo de Rivera cumplirá su palabra.

*Nota: Algunas fotografías que acompañan al reportaje están extraídas de las cientos que pueden encontrarse en el libro «Histories de L’Escola (1929-2002) de las Escuelas Graduadas a Primo de Rivera», editado por Ediciones Alvent.

Vistas aéreas actuales del colegio desde diferentes orientaciones cardinales:

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