La epidemia de cólera de 1855 y otros contagios

Esquela-portada de El Reformista, con motivo de la muerte de su director.

Cuando ocurrían estas calamidades, desgraciadamente bastante frecuentes en el siglo XIX, parece que era muy corriente el hecho de que personas pudientes o importantes, incluso autoridades que por su cargo debieran estar en los primeros puestos de la lucha contra la epidemia, desparecieran de los lugares donde se había inciado la infección, buscando la salvación en sitios más sanos, aunque en muchas ocasiones corría más la plaga que sus personas.Desconocemos si este caso pudo producirse en Elda, pero sí que en una hoja volante de Manuel Payá Pertusa, concejal entonces de Elda, decía éste que muchos de los componentes del ayuntamiento huyeron de sus ocupaciones durante esta epidemia, realizando él solo las operaciones de inscripciones de los fallecimientos y otras diligencias con motivo de estos, cosa que no hemos podido confirmar pues en los libros del Registro Civil no aparece el nombre de este señor entre los que contienen las actas de defunción firmadas por el juezo su secretario, testigos y facultativo encargado de dar fe del fallecimiento.

Esta circunstancia la traemos a estas líneas únicamente por haber solamente una anotación sobre la condición de concejal –entonces síndico del Ayuntamiento– de un fallecido, Francisco Maestre Ferrando, de 59 años de edad,conociéndose también el nombre del alcalde de la villa en aquellas fechas, Federico Maestre Linares, superviviente de la epidemia y realizador, como hemos indicado antes, de la relación a que nos estamos refiriendo.

Difusión del cólera en 1854.
El cólera en España en el año 1885.

Sobre la epidemia colérica de 1855, de la que, como indico al principio de este comentario, la casi total inexistencia de noticias nos impide llegar a conocer su verdadera importancia, consigné en un artículo publicado hace años cuantas referencias pude conseguir, sin que me haya sido posible añadir nuevos datos a los pocos que se dan en el citado artículo (2).

Respecto a la tercera epidemia conocida, la gripe de 1918, disponemos de más datos sobre las fechas de su duración y total de fallecimientos habidos, 51 según consta en los trabajos al respecto que publiqué en el semanario Valle de Elda (3), y a los que habría que añadir que, entre las personas fallecidas de mayor notoriedad, figuraba la Hermana Sor Arcángela Badosa Cuatrecases,en la que al parecer concurren circunstancias tenidas por milagrosas, que falleció el 27 de noviembre de dicho año, en plena epidemia, y que fue la primera monja sepultada en el panteón de las Hermanas Carmelitas, aún hoy existente en el cementerio municipal, tal como ella había anunciado, al igual que vaticinó la hora en que exhalaría el último suspiro.

Otra víctima de esta cruel epidemia fue el abogado Manuel Maestre Payá, jefe del Partido Reformista en Elda, a la edad de 35 años, director de los periódicos El Adalid y El Reformista y concejal del Ayuntamiento eldense, fallecido el día 4 de octubre de 1918.

Al referirnos a esta epidemia gripal, la hemos apuntado como «la tercera epidemia» lo que no es realmente exacto si tenemos en cuenta la que nos relatan las antiguas crónicas de los siglos XVII y XVIII sobre contagios y epidemias varias, mencionando la ocurrida en 1648 que no llegó a causar muerte alguna en la entonces villa pero sí en pueblos cercanos, por lo cual Elda otorgó a la imagen de su Santísima Virgen, hasta entonces sin nombre, la advocación dela Salud.

Sor Arcángela Badosa Cuatrecases, víctima de la gripe de 1918.

Sí tuvo su importancia y pérdida de vidas, aunque apenas si hemos hallado noticia ampliatoria de ella, la que sobrevino en 1766, de la que nos hablan los tradicionales Gozos que decían:

El contagio lastimoso

del año sesenta y seis,

cariñosa deshacéis

con milagro portentoso…

Y con estas ligeras referencias a epidemias que afligieron al pueblo de Elda, doy fin a este somero repaso a las dramáticas circunstancias ocurridas en tiempos pasados, que difícilmente podrían repetirse en los años presentes, dadas las condiciones de salubridad enaguas y alimentos, la general higiene que hoy predomina en la sociedad y la vigilancia estricta que en la actualidad impera sobre todo cuanto puede afectar a la salud de la comunidad en general, factores estos cuya inexistencia en las pasadas épocas fue el principal determinante de estas gravísimas epidemias que se padecieron en aquellos tiempos.

NOTAS

1. SEMPERE y JUAN, G., Noticia interesante para los hijos de la fidelísima villa de Elda. Orihuela, Imp. de Cornelio Payá,1876.

2. NAVARRO PASTOR, A., «El cólera de 1855», en Valle de Elda, n. 49, 3-VIII-1957, p. 4.

3. NAVARRO PASTOR, A., «La epidemia de gripe de 1918», en Valle de Elda, n. 636, 2-XI-1968 y otro con idéntico título en el mismo semanario, n. 2316, 29-XI-2002.

One thought on “La epidemia de cólera de 1855 y otros contagios”

  1. Señor

    Este artículo me interesó y conmovió profundamente
    La vida de estos habitantes se vio muy perturbada por esta epidemia, donde solo los ricos podían pagar la atención de un médico. En aquella época, como en muchos otros países, era difícil asegurar la vida cotidiana. Mis raíces familiares están en esta ciudad o incluso en los suburbios, mi abuelo Valeriano Rodríguez fue dejado como un recién nacido en el hospital de Elda el 15 de septiembre de 1885, Un infante sano y bien vestido al que convenía dar este nombre y apellido antes mencionados.
    Siempre pensé que mi abuelo había sido abandonado por razones de miseria de vida o concepción consideradas fuera de la norma en ese momento el nombre de su madre puede estar en la lista de las 330 muertes por cólera, no hablo ni escribo español y uso el traductor
    ¿Conoces alguna obra traducida, de censos de este período, de artículos también?
    Gracias
    Anne Berard

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