-¿No ha podido Izquierda Unida incluir/retener bajo sus siglas al perfil de ciudadanos que han promovido recientemente un nuevo partido como Podemos? ¿Cuál es su opinión?

La idea es que todos las fuerzas políticas de izquierda seamos capaces de vernos  y entendernos. Lo importante es estar en las mismas movilizaciones y en el mismo lado de la trinchera, ser compañeros de lucha. A la larga yo creo que estamos llamados a converger y ser capaces de entendernos, yendo un paso más allá de las luchas concretas.

Pero esto se tiene que construir poco a poco y tiene que ser la base la que deje esas complicidades y esas alianzas. No sirven de nada pactos populares donde las direcciones se sientan y llegan a acuerdos. Ha de ser la base y en ese sentido, cuanta más gente se una a la lucha anticapitalista, a esa reivindicación por otro tipo de Europa, mejor.

-Los más importantes movimientos sociales de los últimos años, las más multitudinarias manifestaciones, han nacido y desarrollado por medio principalmente de la sociedad civil. ¿Qué pensamientos despierta esto en un político en la oposición? ¿Es un toque de atención para ustedes incluso más grande que para el partido en el gobierno?

Tiene que haber fuerzas políticas y movimientos sociales, cada uno tiene su papel. Ser de Izquierda Unida, en todo caso, es a la vez participar de un movimiento político y un movimiento social.

Nuestra militancia está participando activamente en estos movimientos y mareas. Militar en Izquierda Unida significa estar en la Plataforma de Afectados por la Hipoteca, contra la Privatizacón de la Sanidad, en la Plataforma per l’Ensenyament Públic, estar en un AMPA, en una asociación de vecinos. Nuestra militancia está participando en estos movimientos, pero evidentemente no somos los únicos, estamos rodeados de otras gentes de izquierdas.

Está claro también que movimientos como el 15M han sido una buena lección para las fuerzas políticas de izquierdas, también para organizaciones con trayectorias más largas. Y decir que hemos aprendido mutuamente unos de otros. Nosotros,  la importancia de la participación, y hemos experimentado nuevas formas de luchar y organizarse; al final todo es complementario y nos retroalimentamos.

Militar en IU significa eso, estar en los movimientos.

-Europa ya no parece un lugar de gente tan abierta como en los últimos años. ¿Preocupa el ascenso de partidos xenófobos en varios países europeos? ¿Qué políticas inmigratorias promovería Izquierda Unida?

Aquí tenemos ahora una Unión Europea fortaleza, construida a base de muros y alambradas, tratando de preservar el bienestar de unos pocos. La Unión Europea tienen una política represiva hacia la inmigración y Occidente es responsable de esa inmigración, con su apoyo a dictadores, a empresas multinacionales que los han saqueado, incluso promoviendo guerras. Cuando los ciudadanos de esos países huyen de esa miseria, responsabilidad de Occidente, aquí los recibimos a tiros en Ceuta o en centros de internamiento para extranjeros, donde encarcelamos personas por el simple hecho de no tener papeles.

Esta Europa de los muros es la clara apuesta del bipartidismo. Nosotros apostamos por otras políticas. Primero, que esas personas no tengan la necesidad  de salir de sus países y luego fomentar una Europa de la solidaridad que tumbe los muros actuales.

Hay que decir que es el discurso actual de la UE y de muchos de sus países miembros lo que da alas a la xenofobia y a la extrema derecha. El discurso de los 40 subsaharianos saltando la valla, o el discurso de Alemania amenazando expulsar a los inmigrantes que no encuentren trabajo en seis meses. Intentan hacernos pensar que el enemigo es quien está al lado, enfrentar a los trabajadores. Pero el enemigo son los que están arriba. El enemigo es Botín, son los grandes banqueros, las grandes multinacionales.

La izquierda tenemos la responsabilidad de combatir ese discurso y esa xenofobia.

-Existe la percepción en muchos ciudadanos que un “buen” diputado europeo es el que consigue beneficios para su país, no tanto, o no necesariamente, para la Unión en su conjunto. ¿Será una “buena” diputada europea para quienes piensan así?

El problema no es si Alemania o Francia mandan más que España o Portugal. Es un conflicto de clase, con los capitalistas mandando y los trabajadores sufriendo. Eso es una realidad en todos los países: son los mismos quienes generan paro aquí que quienes lo hacen en Polonia, son los mismos que privatizan los servicios públicos en Grecia, son los mismos quienes fomentan los minijobs y la precariedad laboral en Alemania.  Son las políticas del capitalismo.

Por lo tanto se trata de crear una unión de todos los trabajadores de Europa contra las élites dominantes, los poderosos. Porque esto es un enfrentamiento de clase.

-“Enfrentamiento de clase” es una dialéctica de centenaria historia. ¿Esa certeza no le desalienta?

Son procesos largos, aunque últimamente se está demostrando que cada vez hay más gente dispuesta a ello y los cambios son más rápidos. La manifestación del 22 de marzo en Madrid es un claro ejemplo de cómo se tambalea el régimen. También es el objetivo de IU en el Parlamento Europeo movilizar, servir de altavoz, ayudar a organizarse a la ciudadanía, y elevar su voz, transmitir sus reivindicaciones. Por mi parte, reivindicaciones no sólo de España sino también del País Valenciano.

Lo más importante es este proceso y se trata, en fin, de ayudar a que el proceso sea lo más rápido posible.