Las actividades que realizaron las JJLL en los años previos y durante la Guerra Civil eran muchas y variadas, aunque siempre relacionadas con la cultura y la ayuda social; los jóvenes y las jóvenes trabajaban en las fábricas que abastecían de armas y ropa al ejército, pasaban temporadas en los campos para recolectar las cosechas abandonadas, ya que durante la guerra nuestro pueblo estaba en territorio de retaguardia y las autoridades municipales, siguiendo las directrices marcadas por los órganos superiores, primaban la necesidad de producción de alimentos, ropas y armas para las tropas republicanas y, sobre todo, la organización y el acogimiento de las familias refugiadas que huían de ciudades bombardeadas.
Volviendo a los protagonistas del presente artículo y relacionado con las actividades que realizaban los integrantes de las JJLL, al acabar la guerra, María Soriano fue acusada de recoger fondos para el Socorro Rojo Internacional (SRI), que se trataba de una organización de solidaridad con los presos que ayudaba también a las familias de los que habían muerto, o que habían sido heridos o recluidos en prisión. El SRI dedicaba especial atención a los niños y socorría a los emigrados políticos que eran perseguidos en sus países. María Soriano declaró en el Consejo de Guerra lo siguiente:
«Que no ha pertenecido nunca al SRI, y no recuerda, o mejor dicho, no ha salido nunca a recolectar fondos para éste (…)» (4) Además de la recaudación de fondos, otra de las actividades desarrolladas por las JJLL fue el teatro. Hubo un grupo artístico en Petrer que estaba dirigido por Alejandro Hernández, en el que participaban Lolita Marcos, Félix Juan, Teresa Poveda, Antonio Espinosa y Teresa Oliver, estos últimos como primer galán y primera actriz. Representaban obras como la de Alejandro Casona «Nuestra Natacha» o «Castilla roja», esta última escrita por el mismo director Alejandro Hernández (5). Resulta paradójico que Libertad Brotons, joven afiliada a la JJLL, participara como actriz en la obra teatral «España en sangre», obra escrita y dirigida por el petrerense José Pérez Beltrán, destacado dirigente de las Juventudes Socialistas Unificadas, hecho que demuestra la estrecha colabración entre jóvenes de las dos organizaciones durante los años de guerra a pesar de sus diferencias ideológicas.
Otro aspecto educativo y cultural desarrollado por las JJLL fue la creación de una escuela y una biblioteca en el local de las Juventudes Libertarias (6). Los libros procedían, sobre todo, de bibliotecas particulares en Madrid. Eran bibliotecas cuyos dueños se encontraban en paradero desconocido o bien habían huido a la zona franquista. Según el ideario de las JJLL la educación, escuela y libros eran los pilares fundamentales para hacer hombres y mujeres, capaces de pensar y actuar por sí mismos con plena libertad y decidir su destino.
Josefa Soriano participó activamente en la puesta en marcha de ambos objetivos. En el consejo de guerra citado más arriba, el vecino J.V., acusó a Josefa y a su compañero cenetista Francisco Martínez Martínez, «El Caudetano», de obligarle, bajo amenazas, a desalojar su casa sita en la calle Francos Rodríguez, nº 10, actual Pedro Requena,»… para habilitarla en escuelas de las JJLL…» (7). En el interrogatorio que Josefa Soriano hace durante su detención en la cárcel de Elda, el 7 de agosto de 1939, dice
» (…) que sí perteneció a las JJLL porque al fundar estas una biblioteca y ser la declarante muy aficionada a la lectura, tuvo que afiliarse para que le permitieran leer los libros que poseían» (8).
En el Archivo Municipal de Petre (AMP) se conserva, a través de una donación, un libro índice de las obras clasificadas por orden alfabético de los autores de aquella importante y desaparecida biblioteca que tenía un total de 1.142 volúmenes, cantidad nada despreciable si tenemos en cuenta que la Biblioteca Pública Municipal, cuando se inauguró en 1964 contaba con 1.497 volúmenes (9).
La actividad sindical y política de las hermanas Soriano
Tanto María como Josefa trabajaron en la sección de aparado en la fábrica de zapatos Calzados Luvi, S.A. Esta empresa contaba a comienzdos de la década de los treinta con una plantilla de 350 trabajadores (10) y gozaba de buena fama en lo que respecta a pago de salarios y demás derechos de la vida laboral. Durante la guerra, Josefa fue elegida miembro del Consejo de Industria de la fábrica, que estaba integrado en el Sindicato de la Industria del Calzado de Elda y Petrer (SICEP) al principio de la guerra, y un año más tarde de la Cooperativa Obrera de la Industria del Calzado (COIC). El sindicato agrupaba a grandes fábricas socializadas y daban empleo a 2.800 trabajadores. Cada una de las fábricas tenía un comité elegido en asamblea. Josefa formaba parte del comité de Calzados Luvital y como lo atestigua en su declaración en el consejo de guerra.
«(…) he intervenido en muchas asambleas, digo en todas las asambleas que se han llevado a cabo en Petrer, defendiendo siempre los intereses de la fábrica» (11).
Interesante noticia. No sabía que Vicente Aracil fuese perito, supongo que se dedicaría a realizar tasaciones en materia agraria.
Buenos días. Soy el hijo de Dolores Marcos a la que entrevistaron el 25 de Abril de 2006.
Desearía ponerme en contacto con Fermín Gómez Soriano con el que he perdido el contacto desde hace muchos años.
¿Sería posible que ustedes se pusieran en contacto con él para preguntarle si me pueden facilitar sus datos?
O bien darle mi teléfono para que él me llame…
Espero su respuesta.
Muchas gracias.
Por cierto, Vicente Aracil se sacó el título de Perito Mercantil estudiando por libre después de trabajar. Era muy inteligente y le gustaba decir de sus estudios que «no era el león tan fiero como lo pintaban». No tuvo tiempo de ejercer. Murió en el frente del Jarama con el grado de teniente, en febrero de 1937.