El Mercado de la Frontera, inaugurado un septiembre de 1989, nacía con el mejor de los augurios: en primer lugar, se acertó de pleno en la ubicación, en el centro de la conurbanización formada por los núcleos urbanos de Petrer y Elda, en una zona que ha llevado la iniciativa poblacional y comercial del valle desde finales de los 80. Era, además, una demanda de los propios comerciantes, y también de los consumidores, acuciante en la época por el declive del Mercado Central de Petrer y por los altos costes que tenían que asumir los vendedores en el nuevo mercado de Elda, y también por una normativa que endurecía la venta ambulante de determinados productos alimenticios. Finalmente, el mercadillo de la Avenida de Madrid que ya operaba por aquel entonces, demostró ser un rotundo éxito tanto de vendedores como de público de todo el valle, probando así que era una zona propicia para negocios de este tipo y que un recinto estable dedicado a ello debería funcionar.
Funcionó, desde luego, y hablar hoy del Mercado de la Frontera, 25 años después, es hablar de un antes y un después en los espacios públicos dedicados a la alimentación en la localidad. Evidentemente, fueron los comerciantes, su profesionalidad y su entusiasmo, los que cimentaron esas buenas expectativas y los que han guiado su evolución en este cuarto de siglo que el mercado lleva entre nosotros. Unos comerciantes que han sabido renovarse y evolucionar con el espíritu de los tiempos, siempre manteniendo la calidad de los productos y la cercanía con el cliente como señas de identidad. A comienzos del siglo hicieron frente a las grandes superficies, que desembarcaron en Petrer de forma desproporcionada (la localidad tiene una cantidad altísima de grandes y superficies comerciales en relación a su número de habitantes), y hoy resisten frente a la gran crisis, sin dejar nunca de evolucionar ni de invertir en la modernización del recinto. En 2002, por ejemplo, se tapó la parte superior de las instalaciones para que las temperaturas extremas no penetraran en el interior, y al mismo tiempo, se instaló aire acondicionado en todo el recinto para todas las épocas del año; unas obras importantes que alcanzaron un coste de 240.000 euros, asumido por cada uno de los comerciantes. También tuvieron que hacer frente al problema del aparcamiento, arrendando los bajos del propio mercado -con 260 plazas- para que la clientela pueda aparcar y acceder al mismo sin necesidad de salir a la calle. La tarifa es irrisoria, de un céntimo y medio al minuto, por lo que a un cliente medio, que realice sus compras en una hora, el aparcamiento le cuesta 90 céntimos. La inversión en mejoras ha sido constante.
Calidad de género, trato familiar y todas las facilidades al cliente
Todas las facilidades, entonces, para el cliente, que ha demostrado su fidelidad a un modelo de negocio en el que se siente reconocido. Porque pasan los años y el alma del mercado es la misma: ese clima de familiaridad que se respira, donde el frutero, que te conoce por tu nombre, sabe si quieres las manzanas más maduras o más verdes, y que te ha reservado unos espectaculares dátiles, que acaba de traer, porque le comentaste que te gustaban. Es el pescatero, que cada día te recomienda lo más granado y fresco de la lonja de Santa Pola, y que te quita las espinas y te despieza al gusto tu elección. Es esa variedad, casi infinita, de tonos y sabores que muestran las olivas en un puesto de aceitunas y encurtidos. Es, en definitiva, ese trato personal que garantiza la alta calidad de cada uno de los productos por un precio justo, porque los comerciantes saben que esa es la mayor garantía para que los clientes vuelvan la semana que viene a realizar otra compra.
Unos clientes que, por cierto, no suelen ir una vez a la semana, sino en muchas ocasiones todos los días, y que no sólo vienen de Petrer o Elda, sino también de Sax, Villena, Novelda o Aspe, incluso, a través de los sorteos que se realizan habitualmente, se han detectado clientes de Banyeres y de otras poblaciones más alejadas de nuestro entorno. Todos ellos han asumido no sólo este comercio de calidad y precio justo, sino que también han hecho buena aquella máxima de que el dinero invertido en el negocio local que de verdad repercute en la economía del pueblo. En los más de cincuenta puestos de venta que existen en el recinto (prácticamente está ocupado todo el espacio disponible) se generan 275 puestos de trabajo fijos, permitiendo prosperar a muchas unidades familiares (que componen la estructura de la mayoría de negocios).
Todo queda en familia
El concepto de familia se puede aplicar también al propio Mercado, ya que el porcentaje de los comercios afiliados a la Asociación de Comerciantes del Mercado es superior al 80%, siendo la media nacional inferior al 50%. Hay toda una cultura asociativa en los comerciantes, ya desde su origen, que ha servido para afrontar los retos con unidad de acción, buscando así siempre iniciativas que beneficien al conjunto de vendedores. Otra muestra de ello lo vemos en sus campañas promocionales, realizadas especialmente en Navidad, y que ha ido mutando de las tradicionales cestas navideñas hasta los actuales ‘Fronteuros’ -activo hasta el 23 de diciembre por re, que no son más ni menos que 40 cheques de 90 euros para gastar en el propio mercado. La campaña se extenderá hasta el 15 de diciembre -el sorteo se realizará el día 23- y para participar sólo hay que comprar en un puesto asociado. Más sonada, incluso, fue la reciente promoción por el 25 aniversarsio, donde se entregaron 5 premios de 500 euros y 15 de 100 euros.
Otra de las guindas del Mercado es el mercadillo adyacente que se monta los miércoles y los viernes por la mañana, y que duplica los puestos de venta para los clientes. Evidentemente, es una competencia para los vendedores del interior del recinto, pero en su conjunto es beneficioso, una relación simbiótica que moviliza una mayor cantidad de clientela que si se establecieran por separado, y que acaba siendo un activo más tanto para el Mercado y para el mercadillo. Se proyectó así desde el principio, dejando un espacio libre junto al edificio del Mercado dedicado a la venta ambulante, y de hecho, hace unos años, cuando por obras del parking se desplazó el mercadillo tan solo trescientos metros, tanto los vendedores del recinto como los de los puestos de venta al aire libre lo notaron sustancialmente.
Por otros 25 años
25 años de un mercado exitoso no se cumplen todos los días, y es fruto del esfuerzo diario de muchas personas, que han puesto su granito de arena para que hoy tenga del reconocimiento y prestigio del que goza. Hoy mismo podíamos comprobar desde este medio su excelente salud, con el Mercado lleno de vecinos realizando sus compras y los puestos hasta arriba de suculentos productos. Todo un referente comarcal, como hemos contado, también por aspectos sanitarios, de etiquetaje, etc.
En plena campaña de Navidad, desde Petreraldia nos sumamos a la efeméride del Mercado Frontera no sólo con este artículo, sino con toda una campaña de comunicación en la que, a partir de mañana, les acercaremos en vídeo las bondades, características y productos de dos puestos del mercado cada día. Si no contemplaban al mercado como destino de compras en estas fechas, no dejen de ver los vídeos porque quizá les haga recapacitar esa decisión. Tienen de todo, ¡naturalmente!