- Petreraldia.com – Noticias de actualidad de Petrer y su comarca - https://petreraldia.com -

Santa Bárbara: la ermita del Marquesado de Noguera

[1]

Nota: Publicado originalmente en la Revista Festa 2003

A mi hija Ana, compañera de fatigas y caminatas por Santa Bárbara y sus montes

El año pasado, en esta misma publicación, tratamos la polémica ermita de la partida del Chorrillo -para unos autores denominada del Salvador y para otros de Santa Teresa-, disputada por las poblaciones de Petrer, Elda y Sax. Hoy hablaremos de la ermita de Santa Bárbara, tampoco exenta de discusiones, como veremos seguidamente.

La partida rural de Santa Bárbara aparece ya citada en el siglo XVI con el nombre de la «Alcaduffada de Noguera» (del árabe al-qâdus, vaso, que pasa a alcaduz > arcaduz, que es el caño por donde circula o se conduce el agua). En este lugar ha existido desde siempre un manantial cuyas aguas, por arcaduces y acueductos, se conducían hasta las fuentes públicas de la cercana villa de Elda, población que tenía unos derechos adquiridos sobre el preciado líquido, desconociendo por nuestra parte el título de propiedad así como la fecha. Los campesinos del lugar no podían utilizarla para regar sus cultivos, ni los ganaderos ni pastores para abrevar sus animales, lo que dio lugar a serios incidentes entre los moradores de Noguera y la justicia eldense, ya que los primeros taponaban el manantial, desviando las aguas a sus cosechas. El cronista eldense Lamberto Amat y Sempere [2]cita un documento fechado el 19 de enero de 1565 que lleva por título «El ahitamiento de la Alcadufada de Noguera», que designaba extensamente los puntos por donde circulaba el agua y el modo de evitar que los ganados bebieran en el acueducto (Amat y Sempere, Navarro Pastor, Segura Herrero). Como la situación se agravó y los altercados entre los vecinos eran numerosos, el gobernador y baile de las villas de Elda, Petrer y Salinas, Don Gaspar Ramiro de Espejo, hizo el siguiente bando, que transcribimos convenientemente traducido:

Noguera y Alcadufada: Día 10 de febrero de 1575. Luis Alhadic… Por orden y mandamiento de Gaspar Remiro, gobernador y baile de las villas de Elda, Petrer y Salinas. En la presente villa dePetrer… que se tenga por prohibida toda la heredad del señor don Juan Coloma en la Noguera y en la sierra que está detrás de ella, desde morro (pico)… donde iba un mojón de piedras en línea recta desde Sax hasta el coll donde iba otro mojón de Sax. Y toda la solana, y toda la umbría de la peña, y todo lo alto de la sierra, en toda su extensión, así ganados, leñadores, como cazadores y ninguna persona ose entrar allí, bajo pena de 60 sueldos, que serán un tercio para el acusador, otro para el señor de dicha heredad, y otro tercio para la llustrísima Señora… pena impuesta a quien se acerque a 60 pasos de la fuente o de toda la alcadufada de Noguera (Amat y Sempere, 1983, tomo II, cap. VI: Navarro Pastor,1981, tomo I).

Estas medidas parece que no dieron resultados. Los pleitos y las sentencias inundaron los archivos de ambas villas, llegando a preocupar al conde de EIda, D. Juan Andrés Coloma, que vio conveniente que esa partida rural tan conflictiva se convirtiera en un marquesado independiente, no perteneciendo ni a Elda ni a Petrer, sino únicamente a él. Así pues, solicitó al rey Carlos II la creación y concesión del marquesado de Noguera. Dicho monarca la otorgó, con fecha 16 de noviembre de 1670, a favor de D. Antonio Coloma Liederquerque, ya que el referido conde de Elda, acuciado por graves deudas, enajenó por 6.000 libras valencianas la jurisdicción y territorio de Noguera a favor de su primo, D. Antonio Coloma Liederquerque, para que ejerciera de forma inmediata la jurisdicción sobre un señorío como paso previo para que el rey le concediera el título de marqués. Una vez concedido éste por privilegio real, y por disposición testamentaria, el título pagó a Juan Andrés Coloma por el pago de las 6.000 libras señaladas (Segura Herrero, Poveda Poveda, 1999).

[3]
Caserón de Santa Bárbara. El primer edificio de la izquierda sería la antigua ermita.

Hasta aquí hemos visto la formación del marquesado de Noguera. Ahora nos centraremos en el tema de este trabajo: su antigua ermita. En esta partida rural los condes de Elda tenían una casa junto con una ermita al cuidado de un ermitaño y atendida por los campesinos del lugar. Desconocemos cómo pudo ser inicialmente aquella pequeña capilla. aunque si visitamos el caserón, que todavía está en pie, pero muy remodelado y transformado, podremos apreciar en una habitación de la planta baja unas antiguas arcadas en el techo, junto con unas enormes vigas de madera y una pequeña estancia al fondo que bien pudo ser la sacristía. Las sucesivas reformas y el paso del tiempo no han dejado nada más. Creemos que si la ermita, en un principio, estaba junto a la gran casa, pudo ser englobada por ella y pasar a ser una dependencia más del inmueble. Tenemos antecedentes similares en la ermita de San Sebastián, que fue embebida cuando se construyó el convento franciscano de Nuestra Señora de los Ángeles. Si la jurisdicción quedaba reservada al señor conde, por medio de su procurador general, la jurisdicción eclesiástica quedaba reservada a la villa de Elda, según se desprende de los libros de visitas de los obispos de la diócesis de Orihuela (Navarro Poveda, 1994).

Otro dato curioso a tener en cuenta es la dedicación del oratorio rural a Santa Bárbara, virgen y mártir de Nicomedia, sobre el 235 d. C., quizás impuesta por la familia condal de los Coloma, de tradición militar, ya que esta santa ha sido siempre la patrona de la artillería. Los campesinos pudieron aceptar con agrado esta advocación ya que Santa Bárbara también era protectora contra las tormentas, el pedrisco y, sobre todo, de aquellas personas susceptibles de ser alcanzadas por un rayo o una explosión.

Referente a la documentación sobre esta ermita, aunque escasa, podemos hacer las siguientes referencias que nos pueden ser de ayuda para trazar su historia y evolución. El gramático oriolano Josep Montesinos Pérez y Martínez de Orumbella (1745-1828), que recorrió los pueblos y villas de la gobernación de Orihuela entre finales del siglo XVIII y principios del XIX para redactar su obra, parcialmente inédita, Compendio histórico oriolano, cita, al hablar de las ermitas de Petrer, la ermita de Santa Bárbara, pero comete un error similar al de la ermita del Chorrillo, incluyéndola tanto en Petrer como en Elda. Citamos textualmente lo que dice sobre Petrer:

«Hermita de Santa Barbara

Virgen y mártir, al Norte de esta Villa de Petrel distante de ella como media hora de camino contigua 6 una casa, obra que manifiesta mucha antigüedad propia de los Condes y Señores de esta Villa, cuyo Sitio llamado Noguera, tiene título de Marquesado de este nombre».

El cronista Montesinos vuelve a comentar la ermita de Santa Bárbara al hablar de la villa de Elda, pero aquí se extiende un poco más:

«Hermita de Santa Barbara

Esta aseada hermita de la Gloriosa Virgen y Mártir Santa Barbara, está extramuros de Elda, cerca de media legua en el partido, llamado el Marquesado de Noguera, se fundó con las debidas licencias en el de 1649: es capaz, hermosa y aseada, con mediana Torre, y campana; por un terremoto se deterioró mucho, pero á expensas de sus vecinos los labradores se ha reedificado con primor; en su propio dia 4 de Diciembre, á las siete de la mañana va á ella el Revdo. Clero de la Parroquia á celebrar su Fiesta con Misa cantada y Sermón; comen con sus Mayordomos los Sres. Ecclesiasticos, y á la tarde, celebradas las Visperas, se buelven á la Villa».

En esta última crónica el gramático de Orihuela aporta datos de gran interés, como es la fecha de construcción (1649), así como una descripción (capaz, hermosa y aseada, con mediana torre y campana), lo que da a entender que estaba bien cuidada por el ermitaño o los campesinos. El terremoto que cita puede ser el de los días 2 y 3 de marzo y 2 de abril de 1748, que asolaron diversas poblaciones del Reino de Valencia. Pero lo más curioso de todo, y que solamente cita en esta ermita, es la procesión que el día de la Santa Patrona, 4 de diciembre, se dirigía de madrugada, a las siete (a esas horas es de noche todavía) a celebrar una fiesta con diversas actividades (misa cantada, sermón, comida con los mayordomos y vísperas). Sobre este tipo de actividades hay constancia en otras poblaciones valencianas, como el caso del «extraño banquete y gastronómico festejo», estudiado por Mundina Milallave en la fiesta de Santa Bárbara en Aranyel (Castellón), que tiene un carácter penitencial (Samper Alcázar, 2002). En este pequeño pueblo de la comarca del Alto Palancia se realiza una curiosa ceremonia donde «se come una abundante comida, que se repite al dia siguiente con oraciones fúnebres por los difuntos de la cofradía con un silencio sepulcral que guardan todos los invitados« (Pascual Madoz, 1982).

En el año 1735 ya aparece citada la ermita de Santa Bárbara (Navarro Pastor, 1981, I:170). Lamberto Amat y Sempere hace referencia a esta misma noticia al comentar el amojonamiento y delimitación del marquesado de Noguera, en un documento fechado el 23 de marzo de 1735:

Amojonamiento del término del Marquesado de Noguera donde se dice textualmente… «el qual solamente consiste, en la hermita de Santa Bárbara, casa de la habitación del hermitaño que está anexa; y huertesilla que al presente se halla plantada de olivos, higueras, parras y otros árboles… Y que en él solo se comprehenden como unas diez tahullas de tierra de huerta, secana, y realencos, que son dos días y medio de labrar con un par de mulas» (Amat y Sempere 1983, II:277-278).

El 15 de febrero de 1777 el conde de Elda, D. Francesco Javier Arias-Dávila Centurión, obliga por medio de escritura a Pedro Cantos, ermitaño de Santa Bárbara, «a reparar a su costa y a hacer la obra de la casa contigua a dicha ermita» (Archivo Condal, rollo 14.17 Olim leg. 212/80). Desconocemos si las reformas de los edificios se llegaron a realizar.

[4]
Detalle de la única pared que queda de la ermita de 1919.

A comienzos del siglo XIX la ermita debió sufrir un lento abandono y dejadez por parte del ermitaño, que llegó a utilizarla para bodega y almacén de enseres de labranza, lo que ocasionó que en una visita realizada en los primeros días de octubre de 1816 por el secretario del obispo de la diócesis, D. Diego Flores Abellán, se escandalizara al ver que su responsable la había usado como dormitorio, mandando cerrarla. Como el acta de la visita hace una descripción detallada de la misma, nos permitimos transcribirla:

«Como a media hora de distancia de esta Villa entre Oriente y Norte de ella, se halla el territorio llamado Marquesado de Noguera, en que existe la hermita denominada de Santa Barbara, perteneciente a esta Parroquia, en la casa que se dice propia del Excmo. Sr. Conde de Cervellón, y se recibe el título de Marqués de Noguera; y habiendo accedido el Sr. Visitador, y asistido de mi su secretario, y acompañado de algunos eclesiásticos, a la inspección y visita de otra hermita, la halló al cuidado de Francisco Planelles natural de la villa de Petrel habitador en dicha casa: y entrando a la Hermita al frente de su Puerta Principal se halló un pequeño retablo de madera sin pintar, lienzo, ni Ymagen alguna, puestos sobre una como mesa de Altar de Yeso mal pintada e indecente y sin otro aparato alguno. A la Derecha se halló también en una Capilla, que antes era Sacristía de la Hermita, otro altar con la Ymagen o lienzo de Sta. Barbara, Sacra, Evangelio de San Juan y Lavabo sin oja de lata, dos Candeleros y Atril de madera, sobre una muy indecente mesa de Yeso sin pintura, sin Ara, ni manteles. Al lado del Evangelio sobre el mismo altar, un lienzo de la Divina Pastora, que se dijo, habia allí dejado Jose Gras y González: y a la izquierda un cuadro en la pared con dos Ymagenes. Requerido el Hermitaño por el Sr. Visitador pusiese de manifiesto todos los Ornamentos, Vasos Sagrados, ropas y demás enseres pertenecientes a esta Hermita, dijo que en su poder solo existían unos manteles para la Mesa del Altar (que presentó, y son de lienzo con zanda) manifestando los habia dado José Cantos para las funciones que solían celebrarse en esta Hermita y no habia mas efectos pertenecientes a ella.

[1]

Lámina de Santa Bárbara, de Alban Butler en el libro «Vida de los santos».

En vista de todo, y de que sobre la Hermita se halla una de las principales piezas de la casa que sirve de dormitorio a la familia que habita en ella; y que por informes fidedignos consta al Sr. Visitador, que aunque la Hermita en el acto de la visita se ha hallado barrida y tal cual limpia, no solo se han colocado en otro tiempo toneles para conservar el vino, y otros enseres de labranza, si que también ha servido de dormitorio; en consideración a todo mando: Que por ningún motivo se celebre en esta Hermita, ni haga uso como a tal; antes bien se tenga por cerrada y sin uso alguno hasta que se proveha de todo lo necesario y ponga en estado decente, condenando la habitación que existe sobre la Hermita por ser Contra Derecho, y no profanando esta con usos indebidos como hasta aquí. Y para evitar las indecencias a las Santas Ymagenes que en ella se hallan, se quitan inmediatamente, y se reportan a la Yglesia Parroquial donde se custodien en calidad de deposición y habitación de la Hermita a satisfacción de nuestro prelado el Ilmo. Sr. Obispo de Esta Diocesis, sin cuyo previo conocimiento, y nueva aprobación no se tendrá por habilitada» (Manuscrito de la iglesia de Santa Ana, Elda, 1816).

La lectura del acta del obispado nos aporta importantes datos que confirman la localización de la ermita. En primer lugar, que la capilla no se encontraba aislada, sino dentro del caserón, «en una de las principales piezas de la casa»; que existía «una capilla que antes era Sacristía de la Hermita», la cual puede apreciarse todavía en el edificio, como comentábamos anteriormente. En segundo lugar, se habla de José Cantos, que había regalado unos «manteles de lienzo con zanda, para la mesa del altar». Dicho donante podría muy bien ser familia del ermitaño Pedro Cantos, a quien el conde había mandado reparar la ermita y la casa en 1777. Por último, se manifiesta que la ermita de Santa Bárbara pertenecía a la jurisdicción eclesiástica de la iglesia de Santa Ana de Elda.

Con las desamortizaciones de Mendizábal y de Madoz, entre 1836 y 1855, las tierras de Noguera fueron vendidas a terratenientes, y la ermita pudo quedar como un común de vecinos, siendo ellos mismos quienes la cuidarían y mantendrían. El nombre de marquesado de Noguera fue olvidándose, siendo suplantado por el de partida o caserío de Santa Bárbara. Para concluir, el referido cronista Lamberto Amat y Sempere hacia en 1873 una dura crítica a la villa eldense, aludiendo a esta ermita, por haber «permitido que Petrel se apoderara de ella»:

«La de Santa Bárbara, que aún existe dependía de esta jurisdicción hasta principios del siglo actual (XIX), y posteriormente de hecho se ha apoderado de ella Petrel: los libros de visita de esta Iglesia prueban completisimamente que siempre perteneció a Elda; pero la incuria e indiferencia con que se ha mirado el asunto por parte de esta Villa, han producido semejante resultado».

Los nuevos compradores de la hacienda modificaron la casa, y la capilla pasó definitivamente a ser una habitación dormitorio y, posteriormente, un almacén de útiles de labranza, encontrándose así hasta la actualidad.

[5]
Ermitas de Santa Bárbara en la Comunidad Valenciana.

A comienzos del pasado siglo XX, el caserón y sus tierras eran propiedad de D. Gonzalo Castelló, comerciante de hierbas aromáticas y de especias procedente de Novelda, que exportaba estos productos a otros países. Nos contó en una ocasión D. Luis Bernabé, que ha vivido toda su vida en este caserío, que el citado empresario se arruinó durante la primera guerra mundial (1914-1918), cuando un submarino alemán torpedeó y hundió un barco que transportaba un gran cargamento de su propiedad, arruinándolo completamente hasta el punto que tuvo que marcharse a vivir con sus caseros de Santa Bárbara. Allí mismo, su esposa, dama profundamente religiosa, prometió edificar una nueva ermita si salía de tan penosa situación, como así fue, y la piadosa señora, cumpliendo su promesa, mandó construir frente a la casa un pequeño oratorio sobre 1919 o 1920. Esta es la ermita que nuestros abuelos y padres han conocido: pequeña, de una sola nave, fachada lisa, con tejado a dos aguas y una espadaña coronada por una cruz de Caravaca. En su interior había una imagen de la santa mártir a cuya advocación estuvo siempre dedicada (Navarro Poveda, 1994.). La ermita tuvo una vida muy corta, ya que fue asaltada e incendiada durante los primeros días de la pasada guerra civil, para ser posteriormente ignorada y derruida. En la actualidad sólo queda la pared que aparece en la fotografía adjunta.

Como final, añadiremos que del marquesado de Noguera y de su ermita ya no queda nada. La magia del lugar se ha perdido. Ya nunca volverán aquellas simpáticas romerías y procesiones de madrugada, ni se escucharán las poesías de la poetisa, Dª Emilia Sempere y Gómez, en su jardín. Santa Bárbara ya no es el rincón del que hablara Alberto, «lugar tranquilo y verdeante cuya frescura y placidez es patrimonio común de los vecinos de ambos pueblos». Su alegre manantial fue secado por la mano asesina del hombre y su paz se ve perturbada por la chirriante autovía del Mediterráneo, que la parte en dos mitades. Algunas veces el precio del progreso sale muy caro.

Hagiografía y tradición

La mentalidad popular consideraba que las tormentas, el granizo, la lluvia, la sequía, las riadas y otras inclemencias meteorológicas eran obra de Dios y que los santos podían interceder por ellos. Según laNovena a Santa Bárbara de 1769, esta santa, de la que nos acordamos cuando truena, no permite que sus devotos mueran sin confesión y los protege de los relámpagos y de las tormentas.

Siguiendo el relato de su vida, Bárbara se convirtió al cristianismo, hecho que irritó profundamente a su padre. Al enterarse éste, ella huyó y se escondió en una cueva, hasta que fue descubierta y denunciada por un pastor, al cual, en castigo, un rayo le arrebató la vida junto con su ganado. Su padre, entonces, la entregó al emperador Marciano, el cual la sometió a todo tipo de torturas y la arrastró desnuda por una montaña. Finalmente, fue su mismo padre quien la decapitó con una espada, tal y como se refleja en los versos de los Gozos a la gloriosa Santa Bárbara (Impr. La-borda, sin fecha):

El mismo que te dio vida
bárbaro te dio muerte:
de un rayo al estrago fuerte
vengó el cielo su impiedad

De este modo, se convierte en protectora contra los rayos, de la misma forma que el rayo fue el instrumento de castigo contra sus torturadores. Además, por la forma de su muerte, ampara en el tránsito final a los moribundos, lo que se refleja en la obra titulada A Santa Bárbara, Virgen y Mártir, venerada en San Juan del Hospital (Impr. Laborda, sin fecha):

Sois amparo celestial
contra toda tempestad
y no ha visto esta ciudad
de rayo muerte fatal
pues os veis devotamente
siempre en el riesgo invocada.

Esta estrofa pertenece a los gozos que se cantaban a la santa en Valencia, concretamente en la iglesia de San Juan del Hospital, donde hay una imagen milagrosa de Santa Bárbara, de la cual se decía: «no ay memoria de que dentro de los muros de dicha ciudad aya perecido persona alguna del rayo ni centella».

La importancia de esta santa contra tormentas y pedriscos se pone de manifiesto en la cantidad de ermitas que tiene dedicadas en toda la Comunidad Valenciana. Según los estudios de Sucias Aparicio y Ariño Villarroya, Santa Bárbara llegó a tener 39 ermitas dedicadas. En la actualidad, muchas de ellas se hallan derrocadas, en ruinas o han desaparecido por completo.

Tomado de Antoni Ariño Villarroya, Festes, creences i rituals, Valencia, Alfons el Magnànim, 1988, pp. 318-323.

Bibliografía

-AMAT Y SEMPERE, Lamberto, Elda, su antigüedad, su historia… Manuscrito facsímil, Universidad de Alicante, Ayuntamiento de Bda, 1983.
-Archivo Municipal de Elda. Archivo Condal. Rollo 14.17 Olim leg. 212/80.
-BUTLER, Alban, Vida de los santos, Madrid, Libsa, 1992.
-CANDELAS ORGILÉS, Ramón, Ermitas de los valles de Alcoy, Alicante, Instituto de Cultura «Juan Gil-Albert», 1997.
-MADOZ IBÁNEZ, Pascual, Diccionario geográfico, estadístico e histórico de Alicante, Castellón y Valencia, Valencia, Edicions Alfons el Magnànim, 1982.
-MONTES, José Mª, El libro de los Santos, Madrid, Alianza, 1996.
-MARTÍ CEBRIÁN, Juan Antonio, «La ermita de Santa Bárbara», Elda, revista Fiestas mayores, 1991.
-MONTESINOS Y PÉREZ, Josep, Apuntes sobre la fundación de la ilustre villa de Petrer, ed. de Hipólito Navarro Villaplana, Petrer, Caja de Crédito de Petrer, 1993.
-MONTESINOS Y PÉREZ, Josep, Las excelencias y fundación de la muy noble y fidelísima villa de Elda, Elda, Fundación Paurides Vidal, 1997.
-NAVARRO POVEDA, Concepción, «Arquitectura popular religiosa de Petrer: las ermitas», Petrer, revista Moros y Cristianos, 1994.
-NAVARRO PASTOR, Alberto, Historia de Elda, Elda, Caja de Ahorros Provincial de Alicante, 1981.
-ROMERO IBARRA, Concepción, «Las siete ermitas», Petrer Mensual, marzo 2002.
-SEGURA HERRERO, Gabriel y POVEDA POVEDA, Consuelo, Catálogo del Archivo Condal de Elda, Elda, Ayuntamiento de Elda, Caja Murcia, 1999.
-SEGURA HERRERO, Gabriel, «El abastecimiento de aguas potables a la villa y el castillo-palacio de Elda», I Congreso de Estudios del Vinalopó, 1997.
-SAMPER ALCÁZAR, Joaquín, Fuentes para el estudio de la historia de Elda, Ayuntamiento de Elda, Universidad de Alicante, 2002.
-VARIOS: Manuscrito visita parroquial de Santa Ana de Elda, 1816. Archivo iglesia parroquial de Santa Ana de Elda. Archivo Condal de Elda.

AGRADECIMIENTOS

A D. Gabriel Segura Herrero, Dª Consuelo Poveda Poveda y D. Luis Bernabé.