Santa Bárbara: la ermita del Marquesado de Noguera

La lectura del acta del obispado nos aporta importantes datos que confirman la localización de la ermita. En primer lugar, que la capilla no se encontraba aislada, sino dentro del caserón, «en una de las principales piezas de la casa»; que existía «una capilla que antes era Sacristía de la Hermita», la cual puede apreciarse todavía en el edificio, como comentábamos anteriormente. En segundo lugar, se habla de José Cantos, que había regalado unos «manteles de lienzo con zanda, para la mesa del altar». Dicho donante podría muy bien ser familia del ermitaño Pedro Cantos, a quien el conde había mandado reparar la ermita y la casa en 1777. Por último, se manifiesta que la ermita de Santa Bárbara pertenecía a la jurisdicción eclesiástica de la iglesia de Santa Ana de Elda.

Con las desamortizaciones de Mendizábal y de Madoz, entre 1836 y 1855, las tierras de Noguera fueron vendidas a terratenientes, y la ermita pudo quedar como un común de vecinos, siendo ellos mismos quienes la cuidarían y mantendrían. El nombre de marquesado de Noguera fue olvidándose, siendo suplantado por el de partida o caserío de Santa Bárbara. Para concluir, el referido cronista Lamberto Amat y Sempere hacia en 1873 una dura crítica a la villa eldense, aludiendo a esta ermita, por haber «permitido que Petrel se apoderara de ella»:

«La de Santa Bárbara, que aún existe dependía de esta jurisdicción hasta principios del siglo actual (XIX), y posteriormente de hecho se ha apoderado de ella Petrel: los libros de visita de esta Iglesia prueban completisimamente que siempre perteneció a Elda; pero la incuria e indiferencia con que se ha mirado el asunto por parte de esta Villa, han producido semejante resultado».

Los nuevos compradores de la hacienda modificaron la casa, y la capilla pasó definitivamente a ser una habitación dormitorio y, posteriormente, un almacén de útiles de labranza, encontrándose así hasta la actualidad.

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A comienzos del pasado siglo XX, el caserón y sus tierras eran propiedad de D. Gonzalo Castelló, comerciante de hierbas aromáticas y de especias procedente de Novelda, que exportaba estos productos a otros países. Nos contó en una ocasión D. Luis Bernabé, que ha vivido toda su vida en este caserío, que el citado empresario se arruinó durante la primera guerra mundial (1914-1918), cuando un submarino alemán torpedeó y hundió un barco que transportaba un gran cargamento de su propiedad, arruinándolo completamente hasta el punto que tuvo que marcharse a vivir con sus caseros de Santa Bárbara. Allí mismo, su esposa, dama profundamente religiosa, prometió edificar una nueva ermita si salía de tan penosa situación, como así fue, y la piadosa señora, cumpliendo su promesa, mandó construir frente a la casa un pequeño oratorio sobre 1919 o 1920. Esta es la ermita que nuestros abuelos y padres han conocido: pequeña, de una sola nave, fachada lisa, con tejado a dos aguas y una espadaña coronada por una cruz de Caravaca. En su interior había una imagen de la santa mártir a cuya advocación estuvo siempre dedicada (Navarro Poveda, 1994.). La ermita tuvo una vida muy corta, ya que fue asaltada e incendiada durante los primeros días de la pasada guerra civil, para ser posteriormente ignorada y derruida. En la actualidad sólo queda la pared que aparece en la fotografía adjunta.

Como final, añadiremos que del marquesado de Noguera y de su ermita ya no queda nada. La magia del lugar se ha perdido. Ya nunca volverán aquellas simpáticas romerías y procesiones de madrugada, ni se escucharán las poesías de la poetisa, Dª Emilia Sempere y Gómez, en su jardín. Santa Bárbara ya no es el rincón del que hablara Alberto, «lugar tranquilo y verdeante cuya frescura y placidez es patrimonio común de los vecinos de ambos pueblos». Su alegre manantial fue secado por la mano asesina del hombre y su paz se ve perturbada por la chirriante autovía del Mediterráneo, que la parte en dos mitades. Algunas veces el precio del progreso sale muy caro.

Hagiografía y tradición

La mentalidad popular consideraba que las tormentas, el granizo, la lluvia, la sequía, las riadas y otras inclemencias meteorológicas eran obra de Dios y que los santos podían interceder por ellos. Según laNovena a Santa Bárbara de 1769, esta santa, de la que nos acordamos cuando truena, no permite que sus devotos mueran sin confesión y los protege de los relámpagos y de las tormentas.

Siguiendo el relato de su vida, Bárbara se convirtió al cristianismo, hecho que irritó profundamente a su padre. Al enterarse éste, ella huyó y se escondió en una cueva, hasta que fue descubierta y denunciada por un pastor, al cual, en castigo, un rayo le arrebató la vida junto con su ganado. Su padre, entonces, la entregó al emperador Marciano, el cual la sometió a todo tipo de torturas y la arrastró desnuda por una montaña. Finalmente, fue su mismo padre quien la decapitó con una espada, tal y como se refleja en los versos de los Gozos a la gloriosa Santa Bárbara (Impr. La-borda, sin fecha):

El mismo que te dio vida
bárbaro te dio muerte:
de un rayo al estrago fuerte
vengó el cielo su impiedad

De este modo, se convierte en protectora contra los rayos, de la misma forma que el rayo fue el instrumento de castigo contra sus torturadores. Además, por la forma de su muerte, ampara en el tránsito final a los moribundos, lo que se refleja en la obra titulada A Santa Bárbara, Virgen y Mártir, venerada en San Juan del Hospital (Impr. Laborda, sin fecha):

Sois amparo celestial
contra toda tempestad
y no ha visto esta ciudad
de rayo muerte fatal
pues os veis devotamente
siempre en el riesgo invocada.

Esta estrofa pertenece a los gozos que se cantaban a la santa en Valencia, concretamente en la iglesia de San Juan del Hospital, donde hay una imagen milagrosa de Santa Bárbara, de la cual se decía: «no ay memoria de que dentro de los muros de dicha ciudad aya perecido persona alguna del rayo ni centella».

La importancia de esta santa contra tormentas y pedriscos se pone de manifiesto en la cantidad de ermitas que tiene dedicadas en toda la Comunidad Valenciana. Según los estudios de Sucias Aparicio y Ariño Villarroya, Santa Bárbara llegó a tener 39 ermitas dedicadas. En la actualidad, muchas de ellas se hallan derrocadas, en ruinas o han desaparecido por completo.

Tomado de Antoni Ariño Villarroya, Festes, creences i rituals, Valencia, Alfons el Magnànim, 1988, pp. 318-323.

Bibliografía

-AMAT Y SEMPERE, Lamberto, Elda, su antigüedad, su historia… Manuscrito facsímil, Universidad de Alicante, Ayuntamiento de Bda, 1983.
-Archivo Municipal de Elda. Archivo Condal. Rollo 14.17 Olim leg. 212/80.
-BUTLER, Alban, Vida de los santos, Madrid, Libsa, 1992.
-CANDELAS ORGILÉS, Ramón, Ermitas de los valles de Alcoy, Alicante, Instituto de Cultura «Juan Gil-Albert», 1997.
-MADOZ IBÁNEZ, Pascual, Diccionario geográfico, estadístico e histórico de Alicante, Castellón y Valencia, Valencia, Edicions Alfons el Magnànim, 1982.
-MONTES, José Mª, El libro de los Santos, Madrid, Alianza, 1996.
-MARTÍ CEBRIÁN, Juan Antonio, «La ermita de Santa Bárbara», Elda, revista Fiestas mayores, 1991.
-MONTESINOS Y PÉREZ, Josep, Apuntes sobre la fundación de la ilustre villa de Petrer, ed. de Hipólito Navarro Villaplana, Petrer, Caja de Crédito de Petrer, 1993.
-MONTESINOS Y PÉREZ, Josep, Las excelencias y fundación de la muy noble y fidelísima villa de Elda, Elda, Fundación Paurides Vidal, 1997.
-NAVARRO POVEDA, Concepción, «Arquitectura popular religiosa de Petrer: las ermitas», Petrer, revista Moros y Cristianos, 1994.
-NAVARRO PASTOR, Alberto, Historia de Elda, Elda, Caja de Ahorros Provincial de Alicante, 1981.
-ROMERO IBARRA, Concepción, «Las siete ermitas», Petrer Mensual, marzo 2002.
-SEGURA HERRERO, Gabriel y POVEDA POVEDA, Consuelo, Catálogo del Archivo Condal de Elda, Elda, Ayuntamiento de Elda, Caja Murcia, 1999.
-SEGURA HERRERO, Gabriel, «El abastecimiento de aguas potables a la villa y el castillo-palacio de Elda», I Congreso de Estudios del Vinalopó, 1997.
-SAMPER ALCÁZAR, Joaquín, Fuentes para el estudio de la historia de Elda, Ayuntamiento de Elda, Universidad de Alicante, 2002.
-VARIOS: Manuscrito visita parroquial de Santa Ana de Elda, 1816. Archivo iglesia parroquial de Santa Ana de Elda. Archivo Condal de Elda.

AGRADECIMIENTOS

A D. Gabriel Segura Herrero, Dª Consuelo Poveda Poveda y D. Luis Bernabé.


One thought on “Santa Bárbara: la ermita del Marquesado de Noguera”

  1. Excelentes artículos, tanto este como el del chorrillo, les he descubierto hoy, y me tienen enganchado con la historia de Petrer
    Enhorabuena!

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