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Rodolfo Poveda, la voz del Trópico

Aprovechando esta Semana de la Guitarra, en que la música protagoniza la vida cultural de la localidad, recuperamos a uno de los petrerenses que más lejos han llegado en este ámbito cultural, si no interpretándola sí difundiéndola. Así, considerado como uno de los mayores expertos mundiales en “músicas del mundo”, especialmente brasileña y caribeña, Rodolfo Poveda nos atendió en uno de los escasos días que al año pasa en Petrer, y entre sorbos de horchata y bocados a la delicia de toña y almendras que prepara su hermana (“placeres que no puedo encontrar en Madrid”),  trazó las líneas maestras de su vida.

Una vida dominada por su filiación brasileña y su pasión por la música, desde que hace 34 años, en 1975, abandonara Petrer, un pequeño municipio que no colmaba las aspiraciones del joven Rodolfo como actor, “ya que después de haber explotado lo que había, alguna compañía de teatro independiente, me iba a ser imposible progresar si no me iba”. Rodolfo tenía como objetivo ir a la capital de España a probar suerte en su carrera en la actuación, pero previendo que la obligatoria “mili” (de la que después se libró) iba a cortar su trayectoria, puso destino a Brasil. No fue una decisión impulsiva tomada de la noche a la mañana, se sustentaba en las historias que su tío, el poeta Paco Mollá, y su propia abuelo, el “tío Lereu”, le contaba de su estancia en el país sudamericano. Además, en su adolescencia, familia que había emigrado al país carioca a principios de siglo regresó a Petrer, “hablando maravillas de allí, e invitándonos a irnos una temporada. Un tiempo después, un pequeño negocio me dio dinero para costearme un billete de ida, y les tomé la palabra”.

Brasil tiende su hechizo

En Brasil, Rodolfo hizo algo más que la mili: “me hice buscándome la vida por mi cuenta y entrando en contacto con una forma de vida con la que me sentía totalmente identificado”. “Mi idea, en general”, cuenta Rodolfo, “era tomarme un tiempo para pensar en mi vida y en mi futuro, pero como te digo me adapté perfectamente y pasé más de dos años en el país”. Fue una época de mucha actividad; Rodolfo actuó en teatros con diversos grupos y compañías, trabajó de mecanógrafo pasando tesis e incluso en una Secretaría de Educación y Cultura. Sin embargo, su visado era de turista y no podía cobrar legalmente, “y  a los seis meses tenía que salir impepinablemente del país. Pasaba dos o tres días en Paraguay y volvía”.

Volvía porque, simplemente, Brasil “me inspiraba. Los brasileños son tan hospitalarios… Tengo amigos de los que llamamos de toda la vida, de los que sabes que te van a responder cuando lo necesites, de conocerlos tan sólo un año, ¿me entiendes? Hablo de ese espíritu”. Enamorado de su nueva vida, y presto dominador del idioma (“debido a que soy muy lector”), Rodolfo fue empapándose de manera natural (esto es, de la mejor manera) de la cultura, las costumbres y la música del lugar. “Sin intención, sólo porque me gustaba, en dos años me había convertido en un experto en música brasileña”. Tocado todavía  por el veneno del teatro, Rodolfo se enteró de que un actor amigo suyo actor iba a crear una escuela de interpretación en Madrid, y determinó volver a su país natal para formarse académicamente en la disciplina que todavía consideraba como la suya. Rodolfo cierra su periplo con esta reflexión: “durante mis primeros años en Madrid pensé muchas veces en encaminarme de nuevo a Brasil, pero conforme pasaba el tiempo y viendo cómo se desarrollaban las cosas, me di cuenta de que hacía un favor mayor a Brasil quedándome en España y divulgando su cultura y su música, y en plan egoísta, de esta manera tenía la oportunidad de conocer a artistas a los que admiraba, como Caetano Veloso o Gilberto Gil, a los que muy difícilmente habría tenido acceso en su país”.

Rodolfo hace algo así como 15 años que no se deja fotografiar, "ni siquiera una foto de carnet para la web de Radio Nacional", así que tendremos que conformarnos con esta caricatura que le hicieron en Madrid hace algún tiempo. [1]
Rodolfo hace algo así como 15 años que no se deja fotografiar, "ni siquiera una foto de carnet para la web de Radio Nacional", así que tendremos que conformarnos con esta caricatura que le hicieron en Madrid hace algún tiempo.

En efecto, Rodolfo se estuvo formando durante dos años en la comentada academia de interpretación, pero pronto iba a descubrir como el destino le tenía preparado una vocación todavía más intensa: la radio. “Aunque de pequeño me gustaba mucho, jamás lo habría dicho, ocurrió de casualidad”, asegura. Era 1982 y Radio 3, dentro de las cadenas de Radio Nacional, estaba comenzando su andadura, ya por entonces con el objetivo de lo que es hoy referente: dar a conocer música alternativa e independiente de todas las épocas, sin importar tanto su comercialidad. En esas, el célebre periodista Ramón Trecet, aleccionado por algún amigo común de los conocimientos que sobre música brasileña tenía Rodolfo, le propuso a nuestro protagonista participar en su programa. La hora que tuvo Rodolfo aquel día para acercar sonidos cariocas lo convencieron y lo siguió llamando en programas posteriores, apostándolo por él y haciéndolo un fijo.

La aparición de Trópico Utópico

A los pocos meses, sin embargo, Trecet abandonó el espacio y entró un nuevo director, cuya propuesta laboral no satisfizo a Rodolfo. Abandonó Radio 3, pero su voz y su creciente fama como experto en músicas hispanoamericanas atrajo el interés de otras emisoras, fichando por Radio Cadena en junio de 1983. Aquí tuvo su propio espacio, al que llamó ‘Trópico Utópico’.  Un afortunado nombre que hoy ha trascendido a la intención de su creador y que es sinónimo, no sólo de su música, sino de mestizaje y multiculturalidad, inspirando toda clase de proyectos (como éste [2]). Rodolfo tiene grandes anécdotas de sus inicios, como la que se refiere a la propia configuración de la cadena, que le llevaba a preguntarse si había alguien al otro lado del transmisor. “Radio Cadena había unificado antiguas emisoras del Franquismo (Radio Centro, Radio Juventud, etc.) y siendo públicas, estaban destinadas a desmantelarse. Además su estructura era peculiar, pues al revés que la mayoría de emisoras hoy día, en las que se realiza el grueso de la información desde un centro (generalmente Madrid), con algunas desconexiones territoriales”, explica, “en Radio Cadena cada centro hacía su propia programación; lo que hacíamos de Madrid era enviar casettes con los programas que hacíamos aquí, entre ellos el mío, pero no sabía qué centros lo ponían y, si lo hacían, cuando lo hacían. En Madrid no sonaba, así que no podía saber si alguien me escuchaba”.

Para Rodolfo, “allí fue donde me rodé verdaderamente en la radio. Trópico Utópico era de siete y media a nueve todos los días, y hacía de todo, llevaba la mesa, ponía los discos, ecualizaba…Más tarde fui teniendo colaboradores, porque llegamos a hacer 18 horas a la semana, entre las diferentes emisoras de Radio Cadena”. Y no sólo eso, de su pluma comenzaron a salir críticas y artículos musicales para publicaciones como El Sol,  Ajoblanco, Fm o El País, a pesar de que “no me veo como un crítico, pues no me gusta escribir de lo que no me ha gustado, porque en ese caso pienso que quizá haya sido yo el que no ha entendido la propuesta musical que se me planteaba, y no me veo con capacidad para ser justo. Y también”, confiesa,”a mí escribir me cuesta un trabajo”.

Gilberto Gil en concierto. Una de las ventajas de su profesión ha sido para Rodolfo la de poder conocer y hacer amistad con músicos a los que siempre ha admirado. [3]
Gilberto Gil en concierto. Una de las ventajas de su profesión ha sido para Rodolfo la de poder conocer y hacer amistad con músicos a los que siempre ha admirado.
La música de Caetano Veloso ha sonado, y mucho, en el espacio de Rodolfo. [4]
La música de Caetano Veloso ha sonado, y mucho, en el espacio de Rodolfo.

Lo suyo es Trópico Utópico, un programa que todavía hoy se mantiene, a pesar de que en alguna ocasión ha estado a punto de desaparecer. “De esa época, como te comentaba, me sentía solo presentando esa música, así que, cuando llegó a mis oídos que la dirección deseaba poner punto y final al programa, dije por la radio precisamente eso, que me había sentido solo en mi afición por la música brasileña y caribeña, y pedí a los oyentes que me escribieran dándome el consentimiento para que yo redactara una lista con nombres y teléfonos a mandar a todos los interesados, con la idea de crear algo así como un club en España de los amantes de esta música. El resultado fue una avalancha de cartas, tantas que no pudieron tirarme”. Así, el programa lleva en antena más de un cuarto de siglo, y desde hace ya muchos en el dial de Radio 3 tras la desaparición de Radio Cadena, con diferentes horarios, pero siempre lejos de la “tira de horas” que Rodolfo firmaba al principio. “En Radio 3, durante muchos años he tenido un espacio de 4 horas semanales, sábados y domingos de diez a doce, aunque actualmente sólo son dos horas, la de los sábados”. Ello no significa que su actividad haya decaído, pues Rodolfo dirige en un nuevo espacio en Radio 3, ”Sonideros”.

Aprovechando el tiempo

El programa es una evolución orgánica del propio Trópico Utópico, pero esta vez abriendo el abanico a más sonidos, enclaves y referencias mundiales. Un espacio de cinco horas  (de 7 de la tarde hasta medianoche los domingos) que se reparten equitativamente cinco 5 dj’s (quizá, como dice el periodista de El País Fernando Íñiguez, la palabra para definirlos sea “pinchautores”), con la promesa de repasar la “World Music”. Rodolfo coordina y dirige a un “equipo de lujo”, qué el mismo nos presenta: “Dj Floro, un auténtico discópata; Jesús Bombín, experto en rythm and blues y funky; Luis Lapuente, también conocido como Doctor Soul; el mexicano Kiko Helguera y el especialista en jazz Javier de Canda”. Rodolfo comienza a trabajar en este espacio el miércoles, cuando les envía una frase célebre que les estimule, y luego continúa en los días siguientes repasando el listado de temas que le envían los colaboradores, preparando el texto de introducción del programa y coordinando los espacios entre unos y otros, además de preparar onomásticas y efemérides cuando toca. Pero sobre todo, Rodolfo se siente “como el primer oyente. La riqueza de sonidos es total, es una maravilla tener este equipo”.

Dj Floro, al que Rodolfo apoda el "discópata", pues le "pega a todo y sabe de todo". [5]
Dj Floro, al que Rodolfo apoda el "discópata", pues le "pega a todo y sabe de todo".

A su trabajo en la radio y a las colaboraciones puntuales que realiza con la prensa escrita, Rodolfo suma una intensa actividad como dj.  Hace “sesiones naturales” (básicamente, pinchar los temas, sin “escrachear” los discos o mezclaros con efectos) en multitud de festivales, en Palma, Madrid, Cartagena, Sevilla, etc., y en clubs, como el ‘Suristán’, de Madrid. “Es algo que me encanta y que te permite tener una respuesta inmediata del público, que anima mucho”, nos comenta. Su presencia en charlas y conferencias universitarias, como periodista musical, también es una constante, habiéndosele escuchado en la Universidad de Salamanca, en la Carlos III, en la Complutense, en la de Alcalá de Henares… No es de extrañar, con esta actividad, que sus vacaciones preferidas sean en algún lugar apartado, por ejemplo en Lanzarote, “con una pila de libros, el mar y pescado frito de comida”.

Aquí tenemos una imagen promocional del festival "Territorios Sevilla 2002", en el que actuó como dj, otra de las caras de este polifacético profesional. [6]
Aquí tenemos una imagen promocional del festival "Territorios Sevilla 2002", en el que actuó como dj, otra de las caras de este polifacético profesional.
Tensa Samba, realizado en Lanzarote, otro festival que ha visto actuar a Rodolfo Poveda. [7]
Tensa Samba, realizado en Lanzarote, otro festival que ha visto actuar a Rodolfo Poveda.

En Petrer para una semana al año, pero sigue manteniendo sus vínculos en la población, pues, a pesar de estar soltero, es un “enamorado de la familia y los críos”, tanto que no descarta quedarse a vivir de nuevo en la localidad. Poco le queda, en efecto, por conseguir fuera de nuestras fronteras a este ilustre vecino, que ha dado la vuelta a la rueda: ha pasado de ser fan a ser amigo de los artistas que idolatraba (como los citados Caetano Veloso o Gilberto Gil) y él mismo ha trasmutado de periodista (transmisor de contenidos) a protagonista (generador de contenidos), cuando su voz se ha elevado para acercarnos el alma del Trópico y sus seguidores se cuentan por miles, muchos de los cuales creen, como él, en el poder de las utopías.

Escucha el programa de Rodolfo, Trópico Utópico