Tal como habíamos quedado, el domingo 19 de julio bien tempranito, partimos desde L´Avaiol rumbo al Barranc del Cinc, el emblemático macizo calizo que se alza, enorme y majestuoso, sobre la ciudad de Alcoi. En este espectacular barranco, profunda entalladura que abre el camino para adentrarse en la preciosa Serra de Mariola y poder ascender a Montcabrer (1390m), se han instalado nuestros amigos y sus burritos. Y hasta allí llegamos con muchas ganas de encontrarnos con ellos y disfrutar de su compañía y de un entorno ciertamente encantador.
Ascendimos el barranco por un camino de piedra, mientras la vegetación se iba tornando gradualmente más verde y vigorosa. La vista se nos iba al cielo, donde la inmensidad del cielo acogía a varios buitres que iban y venían por entre los enormes riscos..
Pasamos por la Font del Pastoret, disfrutando del espacio natural, y siguiendo la señal de GR7, llegamos al Mas del Potro, donde Aline, Florianne y sus burritos se han instalado gracias a la generosidad de Jordi, propietario del Mas y miembro activo del colectivo alternativo de Alcoy. El Mas del Potro es una casa de campo antigua en proceso de restauración, rodeada de grandes olmos, juncales, baladres, pequeños bancales de huerta y una fuente, por donde el agua baja fresca desde las entrañas de la sierra.
¡Qué alegría encontrarnos con ellos, y ellos con nosotros otra vez! Aline nos contó que llegar hasta allí les llevó varios días y que con los dos burritos todo fue bien, Pepino y Luis ya son buenos compañeros y se han adaptado. También nos comento una curiosa anécdota que les ocurrió en una Casa de Espiritualidad, que hay unos kilómetros antes de llegar al Barranc del Cinc. Como necesitaban agua para los burros y al ver el cartel que anunciaba la casa espiritual, ellos se acercaron a pedir agua. Y a cajas destempladas los echaron del lugar, porque ellos no practicaban la misma espiritualidad. Sin comentarios.
De momento nuestros amigos se quedarán un tiempo en el Mas con Jordi, pues está recuperándose de una operación quirúrgica y necesita ayuda. Ayuda que ya van prestando, pues el sábado estuvieron segando los bancales de trigo del Mas. Así mismo, Aline y Florianne tendrán un poco más de tiempo para preparar la ruta con calma, ya que después de cruzar Mariola y a medida que se acerquen a Valencia, el trazado del sendero se complica… Es el progreso, que como decía el poeta Martí i Pol “es irreversible”.
Charlando y sin prisas nos acercamos a ver los burros que estaban cerquita de una fuente y con buen sombrajo. Yo creo que los burritos también se alegraron al vernos, porque sus rebuznos parecían darnos la bienvenida. Y nos prestaron mucha atención hasta que frente a ellos, y por una empinada senda, se negaban a subir las dos burras de Pablo, vecino y amigo de Jordi, que vive en el Mas del Bunyoler. Luis y Pepino no les quitaron el ojo de encima mientras a ‘rastrones’ de su amo las burras iban subiendo despacio.
Después logramos con mucha suerte conectarnos a la red, para que Aline y Florianne pudieran leer la crónica de su viaje; les gustó mucho y les sorprendió el interés y los comentarios que había y Aline nos prometió mantenernos informados de los avatares de su viaje.
Al poco rato a aquel lugar encantador fueron llegando amigos y para la hora de comer en total éramos 30 personas, unos de Petrer, otros de Cocentaina, Valencia, Madrid, Alemania, Finlandia y el grupo más numeroso de Alcoy. Dos grandes paellas de verduras aromatizaban el desfiladero con olor de aceite y ajos. Y según criterio de los comensales, la paella más buena fue la que hizo el grupo petrerí, bajo la supervisión de Antoñín (por supuesto sin desmerecer la que con gusto y cariño hizo Ximo de Alcoy).
De postre ciruelas recién cogidas por Pablo, que estaban exquisitas, y luego tertulia o siesta con buena música en vivo.
Para espabilarnos un poco, nosotros bajamos a bañarnos a una alberca con agua fresca y culebrillas. Por allí estaba Florianne arreglando las alforjas, después de comer había bajado atender a los burritos. Ya entrando el atardecer y después de haber disfrutado contemplando a los buitres en su vuelos, planeos y aterrizajes a sus nidos (que según Jordi “hay pisitos para parejas y solteros”), recogimos nuestros bártulos y nos despedimos del grupo, proponiéndonos un nuevo encuentro, donde la gente de Alcoi nos enseñaría hacer su “olleta” y nosotros a ellos nuestra “gatxamiga”. De Aline y Florianne nos despedimos con un gran abrazo y la palabra de volver a encontrarnos, deseándoles mucha, mucha suerte en su viaje.
Fuimos saliendo del desfiladero mientras el sol convertía en dorados paisajes los campos de trigo por Les Cases de Mariola. Y en el aire, el olor del trigo recién segado, dejaba en la Serra esos aromas que desde niña he sentido, allá en mi tierra de La Manchuela. Despacito fuimos alejándonos de la Serra de Mariola y del Barranc del Cinc, de las plantas aromáticas y medicinales; de sus pinares, bosquetes de tejo, arce, fresno, roble… Y yo recordé entonces con toda intensidad la letra de una canción de Ovidi Montllor del disco ‘A Alcoi’, que decía así: «si no és molèstia per als bons amics, amb una capsa de cartó, fiqeu la pols d’un servidor i el millor llibre de poemes d’aquel poeta que creiem. Es per anar passant l’estona amablement, i al mateix temps, aprendre, viure, conèixer coses per a la propera cançó a fer. Porteu-me a Alcoi que és el meu poble, i allà on comença el ‘Barranc del Cinc’ prop d’un ‘romer’, al seu costat, deixeu-me ja. Pero llavors, no em moriré. Faré vacances».
Y hasta aquí amigos lectores este viaje de cercanías al encuentro de unos amigos, en un lugar realmente mágico. Las siguientes crónicas que nos lleguen del viaje de Aline y Florianne serán de su puño y letra y nos irán retratando cada vez lugares más y más lejanos, que nos permitirán conocer los territorios “de otra manera”. Salud y hasta la próxima.