Recuperando el pasado (III): Montañas de Petrer

El vecino de Elda Manuel Soler Vilar nos ha remitido un artículo muy interesante sobre el Petrer de finales del siglo XIX, publicado en 1876 en el periódico «El Graduador», «un periódico político y de intereses materiales», como leemos en su portada, y en el que esta carta, dirigida al director de la publicación (Antonio Galdó), comparte protagonismo con noticias de New York, Versalles o Constantinopla, algo impensable hoy día. Es curioso también cómo se dirige al director general, como si se tratara de un viejo amigo al que le cuenta su experiencia, y sobre todo la descripción que hace de la localidad, como una tierra rural y esforzada, llena de «fontecillas» que le permiten como mínimo a los habitantes una agricultura de subsistencia, y embarcada ahora en la canalización de Puça… ¿Y quién será el tío Cipriano?

Portada del periódico "El Graduador".
Portada del periódico "El Graduador".
En la segunda página encontramos el artículo "Montes de Petrel".
En la segunda página encontramos el artículo "Montes de Petrel".

Montes de Petrel

Dirigido al sr. director de El Graduador

Querido amigo: La tenaz sequía tan perjudicial a los labradores, que apenas han podido sembrar algo, después de tanto que han prodigado su sudor y sus escasos recursos a la madre  Tierra a fin de obtener una regular cosecha de cereales, proporciona en cambio una suave temperatura que permite vivir en el campo y respirar puros aires aromatizados con esencias de la muchas y saludables yerbas que, en este sinuoso y enriscado término se crían,  y tanto favorecen a mi débil naturaleza; por eso vegeto aquí, desde hace algunos días, y no me falta distracción, dadas mis aficiones, que conoces, a la sencilla vida agrícola.

Este término, que empieza por las estribaciones del monte del Cid y Sierra del Caballo, por su parte Oeste, continúan ambos con sus estribaciones opuestas formando empinados y profundos barrancos, que vienen a terminar al pié de la elevada sierra de Castalla, sirviéndole de base  la fértil Hoya de Catí, que está festoneado de casitas de campo tan limpias y curiosas como todas las de la montaña, con mas razón cuando acaso no haya ninguna que deje de tener junto a su fontecilla de agradable y cristalina agua, si no abundante, la necesaria para el gasto de la casa y alimentar el siego de algunas tres o cuatro áreas, de que sacan berzas y ensaladas, cuando menos para su consumo.

No necesitan aquí de ingenieros hidráulicos, ni siquiera de zahorís, para obtener este pequeño servicio de agua, pues de cualquier grieta de los moles de piedra, o al pié de un pequeño risco, o del margen de un hondito, brota un manantial, de los cuales muchos son renombrados.

Tú también has disfrutado de todo esto, recorriéndolo no pocas veces, por lo que juzgarás lo bien que me encuentro.

He tenido la ocasión de ver la obra de acueducto de aguas potables y de riego que  toda es una y muy rica por su calidad para ambas cosas, y en verdad que es el asunto de más importancia para este pueblo, porque tiende a llenar sus dos más preferentes necesidades, cual son la de tener un artículo abundante y limpio para beber sus vecinos, y para fertilizar la pequeña pero preciosa huerta escalonada en la vertiente Oeste del Cid.

En aquellos días se estaba llevando a cabo la canalización de Puça.
En aquellos días se estaba llevando a cabo la canalización de Puça.

No es obra de lujo; pero si de regular  construcción y solidez al objeto que sirve y quizás tengan ya la mitad hecha.

Digno de loa, es un pueblo que a pesar de la angustiosa situación que lo oprime por la falta de lluvias y la fabulosa tributación que se le exige, emprende una obra relativamente costosa. ¡Ojalá la termine y recoja pronto el fruto de su bien entendido sacrificio!

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Asimismo he visto el manantial que el alegre, generoso y popular Tío Cipriano ha obtenido en su hacienda del partido de  Caprala, después de tantos afanes y dispendios, que han sido premiados con el necesario caudal del fecundante líquido para convertir sus antes áridos terrenos en delicioso y productivo vergel.

El desahogo de intereses le ha permitido al buen Cipriano beneficiar los montecillos y lomas de su hacienda, donde no puede ascender el agua, los tiene cubiertos de romeros, esparto y leña de monte bajo y no pocos pinaveles, lo cual  da un aspecto más pintoresco a esta bonita finca, al paso que más rendimientos.

Bien merece especial y honorífica mención la laboriosidad y constancia del Tío Cipriano, y un recuerdo de gratitud de los huéspedes a quienes sin distinción de clases ni condiciones, complace y trata con excesiva generosidad.

Firmado por “El Corresponsal”.

PD: Se me olvidó decirle antes que se está construyendo un buen camino carretero, que llega ya hasta Pusa y ha hecho desaparecer las estrechas y escabrosas sendas por donde se caminaba a pie con peligro: se debe esta mejora a la iniciativa de los propietarios que la están costeando por sí. ¡Bien por los que conocen y procuran de este modo sus verdaderos intereses!

2 thoughts on “Recuperando el pasado (III): Montañas de Petrer”

  1. Muchas gracias por este ineresante artículo, soy una enamorada de los montes y la agricultura, dentro de mis conocimientos y posibiliddes trabajo en ello y aquí me han dado muchas ideas para seguir opor ese camino. Grasies denou.

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