El pregón de Moros y Cristianos 2015, íntegro

Y la fiesta, como algo vivo que es, fue cambiando. Se incorporaron actos que los festeros fueron imaginando o importando, porque la fiesta no puede ni debe quedar anquilosada y de espaldas a las realidades que imponen tiempos y circunstancias. Y así, fueron llegando los cambios, que comenzaron precisamente con el más traumático, el traslado de la fiesta a fin de semana. Proliferaron las filás femeninas con derechos iguales a todos los festeros, si es que alguna vez les faltaron. Y gracias a las mujeres, la comparsa Tercio de Flandes pudo lucir en las guerrillas la figura de las cantineras, ausentes de la fiesta durante más de cien años; fueron, también, ocupando cargos directivos hasta llegar al presente donde la máxima representación de nuestra fiesta la desempeña una mujer. Vieron la luz dos nuevas comparsas, los Fronterizos y los Berberiscos, hoy con su cuarto de siglo cumplido; se realizaron las primeras grabaciones de música festera y las primeras piezas compuestas por músicos locales (espero perdonaréis mi presunción si cito que los pasodobles «Amor», dedicado  a mi hija, y «Tista», dedicado a Juan Bta. Navarro, mi padre, fueron unas de ellas). Se recuperó la antigua Ambaixada de la Chusma como Ambaixada en Valenciá. Con el esfuerzo de todos y tras no pocos tira y aflojas, se edificó la Casa del Fester sin la cual hoy sería impensable la Unión de Festejos. Con mejor o peor fortuna se «importaron» las Entraetas. Se puso en escena el acto de la Rendició, y la Festa dels Capitans. Vino también el Desfile Infantil, prefigurado primero por la comparsa de Beduinos e impulsado luego por la de Tercio de Flandes en su primer centenario, y un sinfín de cambios menores que dejo de enumerar por no ser prolijo pero que ya forman parte del acervo de nuestra fiesta. Y ante todos estos cambios tan debatidos y discutidos en su día, como todo en nuestra fiesta, solo me cabe repetir lo que decía el que fue mi mentor festero, Hipólito Navarro: «lo que es de veres important es fer la festa».

Y es verdad, lo importante ante todo es hacer la fiesta pero sin perder el norte, respetando siempre su liturgia.    Sí amigos, su liturgia, porque en paralelo a la liturgia religiosa que se le debe a nuestro santo patrón, y de la que en el año pasado dimos cumplida cuenta en su 400ª aniversario, la fiesta tiene, permitidme la expresión, una liturgia pagana que debemos respetar ante todo o de lo contrario caeremos en el tremendo error de hacer de nuestra fiesta algo vulgar sin sentido propio, sin pulso, sin alma o más grave aún, una carnavalada absolutamente vacía de contenido. Esta liturgia a respetar, más allá de horarios e itinerarios, yo la veo en aquello que marca la forma en que se entiende y se realiza nuestra fiesta. No me voy a extender intentando explicar que formas dan a nuestra fiesta su sello distintivo, pero es evidente que están ahí y que todos las conocemos. Todos sabemos distinguir al primer golpe de vista si, por ejemplo: los movimientos de un cabo son de Petrer o no; si un traje está confeccionado en Petrer o fuera de Petrer; si alguien marca el paso como en Petrer o como en otra población, etc. etc. En resumen, todo un sinfín de detalles inaprehensibles y difíciles o imposibles de poner por escrito pero que conocemos sobradamente y hacen que, entre todas las fiestas de Moros y Cristianos, sólo haya una Festa de Sant Bonifaci. Todo en su conjunto forma parte de la con-cepción de nuestra fiesta nacida, precisamente, del sentimiento festero.

Dije antes que nuestra fiesta de hoy es distinta y es igual a la fiesta de antaño: es distinta por todo lo que ha ido incorporando en estos años y es igual por algo fundamental, el sentimiento. No ese sentimiento monolítico y excluyente de antaño cuando como tirios y troyanos, güelfos y gelbinos, blancos y azules, cambiarse de comparsa era poco menos que dar pie a que fueras repudiado de tu familia.  Pero sí, quiero creer que aunque quizá algo atenuado, el sentimiento sigue ahí. ¿No se percibe en la alegría de la Entrada de las músicas? ¿En el pasodoble Petrer? ¿En la Bajada del Santo? ¿En las Entradas? ¿No existe incluso en los más pequeños? Sí, se ve en el Desfile Infantil. Se ve en los más pequeños que más serios que bala, van con su espadita al hombro, haciendo la guerra por su cuenta, y cogiendo el portante toman la delantera y acaban enseguida. ¿No se ve en los cabos de escuadra, que con una seriedad que deberían envidiar algunos mayores, pone su joven talento en hacer debidamente su papel?     Eso es porque sigue existiendo un sentimiento festero, si no en ellos aún sí en sus mayores que sin ningún género de duda lo han sabido transmitir a sus hijos. Y sublimando este sentimiento infantil ¿No existe quintaesenciado en nuestras rodelas? Sí, el corazón entero se vuelve ternura cuando vemos a esas pequeñas realizar sus giros ante el disparo de su capitán: seriecitas, preparadas, aguardando en su mirada expectante algo que va a pasar y que al estruendo del arcabuz, desgranan su baile y corren con una sonrisa de alivio al beso de su capitán.Al festero que tiene la dicha de ser padre de rodela se le cae el corazón de sentimiento  al verlas por la noche, rendidas por el sueño, con una sonrisa revoloteando en sus labios ¿Qué guarda la sonrisa de esa niña? ¿Alegría? ¿Sueños? ¿Ilusión? Sentimiento.

Y si aún así, alguien puede poner en duda el sentimiento en la fiesta, pienso honestamente que está equivocado.     Solamente hay que mirar a este escenario para ver que ese sentimiento existe.     Ahí lo tenéis plasmado en nuestras abanderadas. Muchas veces el sentimiento de ese sueño infantil, ha ido creciendo con la niña que quizá hubiera sido rodela y llega a su  clímax cuando un día, ya hermosísima joven, dice aquello de «pare vullc ser abanderada».  Creedme que, para el festero, quizá sea uno de sus momentos culminantes de su vida como tal. Porque a partir de ese momento entra en su casa un frenesí de alegría del que todo el mundo es partícipe. Porque ser abanderada no es cuestión de los días de la fiesta, pues desde la bajada de la ermita hasta entonces hay una fiesta en su casa que apenas trasciende al público: diseños, trajes, telas, medidas, coser con las amigas y vecinas que gozan con nosotros, sentirse arropados por los amigos de nuestras filás… y tanto y tanto. No son días, es todo un año de alegría, de expectación por los  días grandes que se avecinan y, al final, la sublimación de todo en cinco días inolvida-bles, tan inolvidables que cuando pasan, cuando aún se percibe en las calles el aroma salitre de la pólvora, se tiene como una sensación de orfandad emocional, como si de repente faltara algo esencial. Pero no hay que entristecerse por ello, porque cuando se es abanderada, si se siente, no es para un disfrute de cinco breves días. Pasarán los días, pasarán las risas y pasarán también las lágrimas, pero jamás pasará el recuerdo. La prueba de ello tendréis ocasión de verlo si un día, pasado el tiempo, una hija vuestra es abanderada. Cuando disfrutéis con ella de esa primera salida del viernes, cuando impongáis vuestra corbata conmemorativa a la bandera que sostendrá vuestra hija, entonces notaréis como si un puño forrado de terciopelo os oprimiera el corazón y os quitase un latido, y en ese latido perdido, en ese brevísimo instante, volverán a vuestra memoria todos los momentos vividos cuando fuisteis abanderadas. Volverán todas las vivencias de aquellos días en los que fuisteis la admiración de propios y extraños. Volverán rostros y anécdotas que quizá hubierais olvidado. También, inevitablemente, volverán los recuerdos de personas y personitas que disfrutaron con vosotras y que ya no están, pero al recordarlas con cariño será como si volvieran a vivir de nuevo y lejos de ser un recuerdo triste, será un recuerdo vivo y alegre porque las habréis hecho revivir de nuevo. Quiera Dios que un día tengáis la dicha de verlo.

Y a todas vosotras, abanderadas de 2015, las que estáis a punto de sentir el beso de un hada en vuestra frente, que dijo el poeta, disfrutad de los días que se avecinan, haced de cada momento de la fiesta un momento inolvidable, saboread cada nota de música, cada instante, cada segundo de los días maravillosos que vais a vivir. Dejaos llevar por la alegría de los pasodobles o por la candencia de las marchas moras. Por-tad la bandera de vuestra comparsa con toda vuestra alegría pero con toda la dignidad que se merece, pues con vuestra bandera va la dignidad de la comparsa, de todos los festeros y de la fiesta entera y, aún más, la seña de identidad de todo un pueblo. Sonreíd, sonreíd siempre y poned en vuestra sonrisa toda la alegría y sentimiento de ser abanderada. Sí, regaladnos vuestra sonrisa en todo momento, y en los desfiles, en los acompañamientos, en todos los actos, con vuestra sonrisa arrojad también vuestro corazón festero a las gentes de Petrer y a nuestros visitantes. Sed el maravilloso escaparate de la fiesta, y el limpio espejo de las festeras y las mujeres de Petrer. Y no olvidéis nunca que sois abanderadas de Petrer.

Ahora, con vuestro permiso, voy a dar cumplimiento a la tarea a la que me comprometí al aceptar mi cargo. Y vaig a fer-ho en la meua llengua en la llengua que jo estime y en la que estime la festa i a tot alló que vullc. Anuncie a tots els presents i als que me vegueren o senqueren en cualsevol mig dce comunicació que de aquí en 33 díes, el dijous 14 de Maig, día de Sant Bonifaci, comensarán en Petrer les festes de moros i cristians en honor al Sant. Ixiu amics y veins de Petrer a disfrutar de la festa. Veniu gents de altres pobles a coneixerla. Veníu y asombreuvos en el esclat de alegría del Pasodoble Petrer. Admireu la marcialitat y el bon fer de les filáes en les Entrades. Deixevos llevar per l’estruendo dels arcabusos, cuant la pólvora pert els seus atibuts de fiera pera tornarse en grit de pau en els guerrilles u oració en la baixada del Sant. Saboretxeu el brillant espectacle del Desfile d’honor. Admireu la riquea dels trajes y el sonriure inigualable de nostres abanderades baix el maravillós sol del mes de Maig i, per damunt de tot, veniu a disfrutar de la hospitalitat de tot un poble que tendrá els portes obertes de par en par pera tots aqells que mos visiten en pau. I en l’hora de vostra despedida, si quedeu satisfets, mos considerarem molt ben pagats si mos acompañeu en un grit ¡Vixca Petrer! i ¡Vixca per sempre la festa de Sant Bonifaci!»

4 thoughts on “El pregón de Moros y Cristianos 2015, íntegro”

  1. «aún estaban a años luz en el futuro las cantimploras homologadas»
    Un año luz es una unidad de distancia no de tiempo.

    1. Y una metáfora es «Aplicación de una palabra o de una expresión a un objeto o a un concepto, al cual no denota literalmente, con el fin de sugerir una comparación (con otro objeto o concepto) y facilitar su comprensión.» Puedo admitir que no fuese afortunada, pero es metáfora.

  2. Enhorabuena al pregonero de estas fiestas de 2015.
    Emoción en sus palabras, dichas por un festero que se nota que ha vivido la fiesta desde todos los ámbitos que hay en ella.
    Como dice en su pregón a disfrutar y compartir estos días y ¡ Visca Petrer! y ¡ Visca San Bonifaçi!

  3. Quienes solo fuimos al colegio Primo de Rivera, entendimos a la perfección el sentido de sus palabras. Muy bien por José María.

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