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Práctica vs talento: ¿Qué es lo que nos lleva a la grandeza?

 

Si nos detenemos a estudiar el éxito, tanto el talento como la práctica contribuyen a resultados de alto rendimiento que marcan la diferencia. Pero, ¿qué influye más, la práctica deliberada o el talento innato? En este artículo analizamos cómo interactúan el talento y la práctica [1] en cuanto a la producción de resultados de éxito.

¿Cuánto importa el talento?

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Todos los seres humanos somos buenos en algo, incluso aquellos que piensan que no destacan en nada, existe algo en lo que son mejor que otra persona. Y es que, de acuerdo a la Teoría de las Inteligencias Múltiples de Howard Gardner poseemos siete capacidades que, de ser alguna de ellas desarrollada de forma extraordinaria, se denominaría talento.

A nivel empresarial, uno de los principales objetivos de cualquier organización, empresa o líder es encontrar el talento, recompensarlo y retenerlo. Sin embargo, cuando se trata de comprar talento o desarrollarlo, a menudo se decantan por la segunda opción pues, de acuerdo a este artículo publicado en Hps Consultores, un 80% del presupuesto de las empresas se dedica a la capacitación y aprendizaje mientras que un 20% se dedica a la adquisición de talentos.

En cuanto a éstos, existen diferentes tipos de genios: musical, matemático, atlético, financiero, científico, de negocios, humorístico, etc. Esta aptitud fue llamada por José Antonio Marina, filósofo y pedagogo: “la inteligencia triunfante”, es decir, aquella capacidad que destaca por encima del resto de nuestras inteligencias pues no todos somos buenos en lo mismo.

Pero cuando se trata de la importancia de esta inteligencia triunfante, existen diferentes opiniones al respecto: mientras que Mario Vargas Llosa, tal y como leemos en el artículo ‘El talento para quien se lo trabaja’ del periódico El País [3], dijo: Flaubert me enseñó que el talento es una disciplina tenaz y una larga paciencia; Oscar Wilde discutió así: «Lo que no te dé la naturaleza, no se puede aprender». Entonces, ¿cuánto realmente importa el talento?

No importa tanto como la práctica

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Cuando pensamos en aquellos individuos con excepcionales niveles de motivación que disciplinadamente dedican horas de esfuerzo, podríamos entonces considerar a la práctica como otro talento. Y es que, el éxito rara vez se encuentra tan sólo en el talento innato sino en personalidades que suelen llevarse bien con el sacrificio y con el fin de caminar a su objetivo, hacen éste parte de una rutina sistemática. Así, esta capacidad de auto-motivarse también es una habilidad natural que se encuentra en aquellas personas excepcionales.

Entonces, ¿es la práctica el secreto del éxito? Malcolm Gladwell se hizo esta pregunta y la respondió analizando a personalidades de éxito en su libro ‘Outliers’. También lo hizo Betway Casino en esta infografía donde estudia patrones en común [5] de 236 personalidades de éxito -desde ganadores de Juegos Olímpicos hasta los Oscars- para llegar a la siguiente conclusión: necesitaron de 13 años de práctica en su industria para llegar al éxito.

Por su parte, Geoffrey Colvin en su libro ‘El Talento está Sobrevalorado’ alega que la perseverancia de la práctica fue lo que llevó a personalidades como Tiger Woods (golfista estadounidense que cuenta con 14 majors), Warren Buffet (considerado uno de los inversores más importantes del mundo) o Winston Churchill (político y escritor británico) a desarrollar un talento.

Y es que en el mismo libro encontramos la llamada “Regla de las 10.000 horas” comprobada en estudios como el que realizó el psicólogo Anders Ericsson con niños de cinco años estudiantes de violín donde como sorpresa para el talento, aquellos que a los 20 años habían practicado unas 10.000 horas eran considerados violinistas excepcionales, a diferencia de aquellos que no habían dedicado una jornada completa para acabar siendo buenos (8.000 horas) o mediocres (4.000 horas).

Por tanto, Gladwell y Ericsson coinciden en que el éxito no necesita tanto del talento como necesita de la práctica pues, tal cual éstos demostraron, es posible distinguirse en cualquier materia a través del alto rendimiento. De hecho, Bill Gates (cofundador de Microsoft) lo demostró al pasar 10.000 horas delante de un ordenador antes de los 20 años.

El equilibrio entre el talento y la práctica

Existe una evidente tensión natural entre las dos fuerzas que manejan el éxito: práctica y talento. La primera, al tener menos materia innata, necesita dedicar horas de esfuerzo para llegar a la meta. La segunda, al contar con cantidad de recursos naturales, no necesita tantas horas para llegar a la misma meta. Sin embargo, ambas llegan al mismo punto con la conclusión de que al final se trata de saber combinarlas de manera correcta dependiendo de cuánto necesitemos tirar más de una (práctica) o de la otra (talento) para equilibrar la balanza que nos lleva a la grandeza.