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Plataforma de Afectados por la Hipoteca Elda-Petrer: un año de logros

«El objetivo principal de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) es la lucha colectiva por el derecho a la vivienda digna amparado por nuestra Constitución y que se está vulnerando sistemáticamente desde hace ya bastante tiempo», cuenta Sergi Cremades, integrante de la  PAH Elda-Petrer. No son sólo palabras: la Plataforma cumple ahora un año de vida con un gran recorrido y penetración social. Nacida como una semilla del 15 M, más de cien familias afectadas han sido atendidas ya en este esfuerzo ciudadano por hacer frente al drama del desalojo que ya han sufrido casi medio millón de familias en España desde 2008.

Los ciudadanos que se han acercado a ellos en busca de una solución han venido de Petrer y Elda, pero también de Sax, Monóvar, Novelda, Pinoso, etcétera. Todas las familias han sido asesoradas colectivamente y con la mayoría se han elaborado estrategias de negociación con su entidad bancaria. Se han realizado acciones de presión colectivas y se han solicitado daciones en pago firmadas. De hecho, se han conseguido seis daciones en pago, dos de ellas con alquiler social.  Además, se ha paralizado el desahucio, ordenado por el Instituto Valenciano de la Vivienda (IVVSA) de una familia de Elda y actualmente están trabajando con una condonación de deuda de Bankia con una familia de Monóvar. La plataforma ha solicitado en los juzgados la nulidad de procesos de ejecución hipotecaria por cláusulas abusivas y se han cerrado innumerables acuerdos con las entidades bancarias beneficiosos para las familias.

Lo más maravilloso para Sergi, sin embargo, es ver cómo la gente encuentra fuerzas en esta lucha desesperada en la que se ven inmersas muchas familias. Los afectados son los más convencidos activistas. El núcleo de la plataforma lo forman una treintena de personas, muchas de ellas inmersas en sus tribulaciones particulares. «El poder no se esperaba la madurez que están exhibiendo los movimientos sociales. Queríamos concienciar a la gente y ahora vemos cómo personas afectadas, con muchos problemas, saltan de víctimas a activistas: es una gran satisfacción personal. Son activistas afectados que se han dado cuenta que la manera de cambiar nuestras vidas es siendo activos. Siempre pedimos a los afectados que no abandonen la lucha, que no se rindan».

«Está claro que luchando y movilizándose se consiguen avances,  como que el Tribunal de Justicia Europea declare ilegal las prácticas hipotecarias por prácticas abusivas y que los Derechos Humanos de Estrasburgo afirmen que no se puede desalojar a nadie sin tener una alternativa habitacional», reflexiona Sergi. Son argumentos de peso en unos juzgados españoles que van abriendo hueco a la esperanza. «Y en muchas ocasiones, ni siquiera los bancos saben bien si quieren o no quieren las casas». Los éxitos del colectivo, en este sentido, están teniendo un gran efecto llamada, en los últimos tiempos ha habido semanas con una media de dos casos nuevos al día. La prueba más clara al reconocimiento a su labor llega desde las propias consultorías municipales que nacieron a rebufo de la incipiente organización civil –en este artículo de opinión el propio Sergi Cremades nos explica cómo ha sido el acercamiento político en la localidad [1] – y que ahora les remiten a ellos a los propios afectados: «ha habido familias que nos han conocido recomendados desde los propios ayuntamientos».

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La PAH en una de sus acciones para conseguir la paralización de los deshaucios.

A nadie se le olvida, no obstante, que el crecimiento de la plataforma es sólo fruto de la desgraciada situación a la que diariamente se ven abocadas un número creciente de familias. Pero en esta ruina general puede estar, ha de estar, la semilla de la reconstrucción. En la actualidad, la plataforma no solo trabaja directamente con los afectados por la hipoteca, también trata de conseguir la coordinación entre diferentes plataformas. Por ejemplo, antes de vacaciones se preparó la movilización a nivel de las comarcas del sur, en la sede central del banco Sabadell-Cam, en Alicante [3], que fue un éxito, y después diversas reuniones a nivel provincial. Una de sus últimas acciones ha sido una charla sobre las marchas por la dignidad del 22 de marzo [4] para protestar contra el paro, la precariedad, la deuda y los recortes. Pero a la vez que se busca la integración en muchas demandas -con el origen en una crisis bancaria que los ciudadanos no provocamos-,  poco a poco se van especializando las plataformas, según el tipo de problema hipotecario que se tenga, incluso dependiendo de la entidad y ello tanto a un  nivel comunitario como estatal.

El colectivo, además de seguir mediando diariamente entre familias y entidades, también quiere entrar en otra dinámica, pasando a la acción política tras el «desmantelamiento continúo de servicios públicos». En este sentido, la plataforma ha ideado una iniciativa legislativa popular que plantea la regulación de derechos sociales y su financiación y que necesita del aval de las firmas de los ciudadanos para poder ser presentada y debatida en el Congreso.

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«Sí se puede», es el lema de la PAH.

Cambio de estrategias

La PAH ha pasado, pues, de la fase crítica a la acción; un hecho que ha propiciado el cambio de postura de las entidades bancarias, según nos explica Cremades: «Al principio tenían una actitud prepotente y soberbia, pero después han visto que las acciones iban en serio y cambiaron su actitud. Ahora, la mayoría de entidades bancarias se muestran más cercanas, aunque al mismo tiempo cambian sus estrategias. Hemos mantenido negociaciones con direcciones de bancos importantes pero creemos que tratan con eso de ganar tiempo utilizando la estrategia del divide y vencerás».

Pero, a pesar de todos sus logros, ahora tienen que luchar también contra la nueva ley de seguridad ciudadana. «Una ley contra los activistas y para que la movilización no se extienda», entiende Sergi, que se muestra convencido de que esta nueva medida no va a disuadir las acciones de protesta: «Si vienen multas, qué más da, ya estamos endeudados. Veo a la gente muy convencida y no hay miedo. Probablemente podríamos darle la vuelta y seríamos nosotros las víctimas de un estado policial que vulnera los derechos y libertades individuales, en lo que dicen que es una democracia», sostiene.