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Petrer en la obra de Madoz

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*Nota: Las autoras de este reportaje son Reme Payá Yáñez e Inmaculada Pascual Amat. Artículo publicado en la Revista Festa de 2003

Con este artículo queremos dar a conocer a un personaje, Pascual Madoz Ibáñez, alejado respecto a nuestro tiempo contemporáneo, pero importante en cuanto al devenir político de nuestro país y que llevó a cabo una labor histórico-geográfica y lingüística que al menos puede despertar nuestra curiosidad.

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Pascual Madoz.

Pascual Madoz Ibáñez, nacido en Pamplona en 1806 y fallecido en Génova en 1870, fue un abogado progresista que participó en política desempeñando cargos tan relevantes como Juez de 1ª, Diputado por Lérida, Gobernador del Valle de Arán, Presidente del Congreso, Ministro de Hacienda o Alcalde de Madrid. Sin embargo, su vida no fue sencilla, por su tendencia liberal se vio obligado en más de una ocasión a permanecer en prisión o exiliado fuera de nuestra fronteras.

A pesar de todo, su atareada vida pública la supo combinar muy bien con el estudio y la participación en la prensa, de ahí que colaborase en el Diccionario Geográfico Universal y posteriormente, en 1836, emprendiese la configuración del Diccionario Geográfíco-Estadístico-Histórico de España y sus posesiones en Ultramar junto con la cartografía que hizo Claudio Coello.

Este reto personal le llevó el arduo trabajo de 5 años y el resultado de 16 volúmenes, donde se recogen las voces geográficas de todo el país y de las zonas que allende los mares pertenecían, en esos momentos, a la corona española. El trabajo no fue únicamente suyo, como él mismo reconoce en una nota al final de su diccionario, pues tuvo acceso a documentación de primera mano por medio de corresponsales extranjeros y nacionales, disfrutó de las colaboraciones locales y las participaciones provinciales, además de la asequible consulta de otros trabajos precedentes.

Dos importantes estudiosos actuales interesados en este tema, Rafael Aracil Martí y Mario García Bonafé, conocida la trascendencia de este trabajo de Pascual Madoz, pero sabida también la extensión del mismo, llevaron a cabo la publicación en 1982 de un Diccionario Geográfico-Estadístico-Histórico de Alicante, Castellón y Valencia en 2 volúmenes, que recogía sólo las voces pertenecientes a la Comunidad Valenciana, dispersas a lo largo de los 16 volúmenes de Madoz.

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Portada de la obra del geógrafo.

Breve incursión en la biografía de Madoz

Pascual Madoz fue un hombre implicado directamente en los continuos cambios y transformaciones políticas y sociales de su época. Su agitada labor como político liberal y como letrado, fue comparable, sin embargo, a la gran tarea de estadista y geógrafo que acometió durante toda su vida.

Pascual Madoz e Ibáñez nació en Pamplona el 17 de mayo de 1806. Fue hijo de una familia humilde. Se educó con los Escolapios en Barbastro y estudió Derecho en la Universidad de Zaragoza. Participó activamente en el movimiento liberal del Trienio Constitucional, como soldado y parlamentario, desde su juventud més temprana.

En 1823, cuando los franceses sitiaron el castillo de Monzón, luchó contra las tropas de Angulema y, allí, fue hecho prisionero durante algún tiempo. A causa de estos sucesos políticos en los que tomó parte, se vio obligado a exiliarse a Francia (más concretamente a Tours). En esta ciudad, de 1830 a 1832, estudia geografía y estadística.

En 1833, a la muerte de Fernando VII y amparado por la Ley de Amnistía decretada por María Cristina, regresa a España y fija su residencia en Barcelona. Aquí ejerce como abogado junto a su hermano y se vincula a los intereses industriales de la ciudad. Al mismo tiempo, colabora en la redacción de la parte que restaba -a partir do la letra R- del Diccionario Geográfico Universal (1829-1834), que había sido iniciado por Borges; son también de este periodo la traducción y notas adicionales de la Estadística de España, de Moreau de Jones, y también su participación en el periódico El Catalán (de tendencia liberal exaltada), el cual abandonará en mayo de 1834 por disconformidad con su orientación tan radical. Ya en esta época, Madoz difundía su plan de crear un Diccionario geográfico de España, empresa que lograrla ver culminada en 1850.

Poco después, en 1835, entra de lleno en la vida política, al ser nombrado Juez de Primera Instancia en Barcelona y Gobernador del Valle de Arán. En aquella circunscripción, persiguió a las facciones carlistas, contra las que combatió como jefe de un batallón de voluntarlos y milicianos, resultando gravemente herido en una escaramuza. Por iniciativa suya, se crea la Junta Auxiliar Consultiva y, ese mismo año, dedica a los procuradores a Cortes, su obra Reseña sobre el Clero español y examen de la naturaleza de los bienes eclesiásticos.

En 1836 fue diputado a las Cortes por la provincia de Lérida y, también, secretarlo de Hacienda, trasladándose por ello a la Corte, donde inició una importante actividad política dentro del Partido Progresista. A la vez, fue en este periodo de su vida cuando emprendió la gran tarea del Diccionario Geográfico Estadístico de España, junto con la cartografía que hizo Claudio Coello.

En 1841 es enviado por el Gobierno a visitar las fábricas existentes en Cataluña y constata en Barcelona «el brillante porvenir de la industria si alcanza la protección que con justicia desea». Los avatares políticos de aquel periodo son muchos: tras una viva oposición a Espartero accede, en 1843, al Tribunal Supremo de Justicia, pero renuncia poco después. Fue sometido a prisión, durante tres meses, por su enfrentamiento a Espartero y tuvo que emigrar de nuevo a Francia donde residió durante diez años. En 1848, aparece como socio honorario del recién fundado Instituto Industrial de Cataluña y figura como uno de los fundadores del efímero instituto Industrial de España.

Con el triunfo de la Revolución de julio del 54, de nuevo regresa a Barcelona como Gobernador Civil, realizando una labor proteccionista, en defensa de los intereses de la burguesía industrial catalana. Durante ese tiempo intenta siempre al diálogo entre asociaciones obreras y patronos, iniciando, ante los conflictos obreros de aquel momento, los primeros convenios colectivos. Ese mismo año, 1854, preside las Cortes Constituyentes y, al poco tiempo -el 21 de enero de 1855- accede al Ministerio de Hacienda, desde donde presentó el famoso proyecto de ley de Desamortización de 1º de mayo (que completaba lo que antes hiciera Mendizábal) y que consiguió ver aprobado a pesar de la  feroz oposición del clero católico, que veía lesionados sus privilegios. En al mes de junio dimite y se sitúa en la oposición; encabeza el progresismo puro, junto con Olózoga, rechazando la alianza con O’Donell aceptada por Espartero. Muy pronto dirigía el Quinto Batallón de milicianos nacionales, y se exiliaría después de su derrota.

En 1868, en el periodo conocido como «La Gloriosa», Madoz cobra una gran importancia: fue nombrado Gobernador Civil de Madrid, puesto al que renunció muy pronto para oponerse al Gobierno Provisional. Cuando votó la candidatura de Amadeo de Saboya para ocupar al trono español, fue elegido miembro de la comisión que formó el Congreso para viajar a Florencia a ofrecer la corona el Duque de Aosta. Madoz murió durante ese viaje, en Génova, el 13 de diciembre de 1870.

El Diccionario Geográfico-Estadístico-Histórico de España y sus posesiones en Ultramar

Esta obra fue emprendida por Madoz en 1836, pero pasarían largos años hasta que pudo ver publicado el primer volumen, en 1845. Sólo un carácter emprendedor y tenaz como el suyo pudo completar esta gigantesca empresa. Para poder culminarla, Madoz tuvo que asumir el papel tanto de editor literario, como de impresor, organizando imprenta propia.

Para iniciar la empresa del Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones en Ultramar, Madoz contó con más de veinte corresponsales en toda España, recibiendo ademós documentación, noticias y datos por parte de más de mil colaboradores. Aún antes de iniciarse la impresión, el Ministerio de la Gobernación, cuyo titular, Caballero, era geógrafo, dirigía una orden a los gobernadores civiles para que se suscribieran al Diccionario todas las Diputaciones, Ayuntamientos, instituciones políticas o científicas e, incluso, las clases pasivas y los maestros.

Esta obra tiene, como parte de la evolución de la estadística en la España contemporánea, unos claros antecedentes en los cuales se apoya el propio Madoz. Por otra parte, hay diversos trabajos que, durante el siglo XIX, prefiguran el de Madoz. Algunos de ellos son, por ejemplo, el Diccionario Geográfico-Histórico de España (Madrid 1802) de la Academia de La Historia: el Diccionario geográfico-estadístico de España y Portugal (Madrid 1826-1829) de Sebastián Miñano; y la España Geográfica, Histórica, Estadística y Pintoresca de Francisco de Paula Mellado.

Este Diccionario de 16 volúmenes, publicados entre 1845 y 1850, ocupó un importante papel en el proceso de modernización de las estructuras del Estado en la España de siglo XIX. Al final de su obra (tomo 16) pueden leerse unas palabras que el propio Madoz escribió a modo de «pequeña historia» de su obra. Son las siguientes:

Muchos de mis amigos me han manifestado que debía publicar al fin del Diccionario la historia de esta obra. Diré sobre ello breves palabras. Durante mi emigración de 1830 a 1832, me dediqué en París y en Tours al estudio de la geografía y de la estadística; publicado el derecho de amnistía, llegué a Barcelona y, a principios de 1833, me puse al frente de las oficinas del Diccionario Geográfico Universal que en aquella ciudad se publicaba. Entonces adicioné e imprimí la obra titulada Estadística de España, que había escrito en francés mi amigo el Sr. Moreau de Jonnes. La buena acogida que tuvo este mi primer ensayo, así en Madrid como en Barcelona, y la venta instantánea de los 200o ejemplares de aquella tirada, me decidieron a emprender un «Diccionario de España», mejorando, o al menos pretendiendo mejorar la publicación del Sr. Miñano, que había prestado con su obra, y a pesar de los defectos que pueda contener, un verdadero servicio a su patria.

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La primera instrucción y circular dirigida después de un detenido examen sobre el plan de mi obra y los medios de llevarla a término, tiene la fecha de 4 de junio de 1834; pero como la guerra civil se extendía por muchas provincias, y yo mismo hube de tomar una parte muy activa en ella, nombrado en el año de 1835 gobernador militar y juez de primera instancia del valle de Arán, reuní muy pocas noticias, y acaso no pasaban de 20 los colaboradores que en aquella época tenía yo en toda España. Desde las montañas de Cataluña vine a Madrid en el año de 1836, diputado de las Cortes Constituyentes por la provincia de Lérida. Extendí, desde luego, mis relaciones, adquirí algunos datos, constando, sin embargo, el personal de la redacción de sólo dos escribientes. La noticia de los fusilamientos de Estella me hizo creer, al concluir el mes de febrero de 1839, que estaba muy cercano el término de la guerra civil, y desde aquel instante, y sin vacilar, monté ya en grande escala mis oficinas; busqué colaboradores en todos los partidos de España, y los encontré tan entendidos como desinteresados. No soy yo el autor del Diccionario Geográfico, Estadístico e Histórico; esa gloria corresponde a tantos y tan distinguidos colaboradores que he tenido en todas las provincias y a los buenos amigos que han trabajado en las oficinas de mi redacción, cuyos nombres, los de aquéllos y los de éstos, figurarán con los de los corresponsales de Cuba, Puerto Rico y Filipinas en lugar oportuno. Esta gloria también corresponde a todos los Gobiernos que se han sucedido desde 1836 hasta el día, porque, todos sin distinción de colores políticos, han secundado noble y lealmente mis esfuerzos.

La impresión del Diccionario principió el 27 de mayo de 1845, y ha concluido en el 11 del mismo mes del año 1850. Acaso no haya ejemplar de una impresión tan rápida, de obra tan voluminosa y de letra tan reducida; y reducida ha debido ser forzosamente, para poder utilizar todos los materiales que había reunido.

Hijo de humilde y pobre familia, sin más bienes de fortuna que los que me ha proporcionado mi aplicación, después de 15 años, 11 meses y 7 días de trabajos literarios, he conseguido dar cima a una obra que todos consideraban difícil, que más de uno reputaba imposible. Miñano trazó el camino que yo he seguido: toda mi ambición se reduce hoy a ver todavía otro trabajo que oscurezca el mío, emprendido por algún joven estudioso, que haga conocer mejor que yo todo lo que puede, todo lo que vale la muy noble, la muy generosa Nación Española.

Madrid,11 de mayo de 1850. Pascual Madoz.

El Diccionario de Alicante, Castellón y Valencia

Desde finales del siglo XIX, en varios lugares de España, se ha acometido la labor de extraer del Diccionario de Madoz, todos aquellos datos referentes a una región, comunidad autónoma o provincia concretas. Es así como nace, entre otros, el Diccionario Geográfico, Estadístico Histórico de Alicante, Castellón y Valencia. Según sus autores, «la edición facsímilar de las voces del Diccionario referentes al País valenciano, de forma conjunta, cumple la función de agrupar unos datos, facilitar una labor y poner al alcance del estudioso y del curioso unos materiales que, repartidos en 16 volúmenes, son difíciles de consultar por su dispersión. Condensar dicha dispersión puede contribuir a popularizar y dar entidad al País Valenciano de 1845».

El Diccionario con las voces de la región valenciana consta de dos volúmenes, cuya primera edición vio la luz en mayo de 1982. Los autores de esta laboriosa recopilación son Rafael Aracil Martí, miembro del Departamento de Historia Contemporánea de la Universidad de Barcelona, y Mario García Bonafé. profesor del Departamento de Análisis Económico de la Universidad de Valencia. Los dos han dirigido, publicado o colaborado en diversas obras relacionadas con el «País Valenciá». Algunas de ellas son: Enciclopedia valenciana de arqueología industrial, Hacia una historia socialista, Lecturas de historia económica de España, Industrialització al País Valenciá, entre otras muchas.

Lo cierto es que la labor de extracción y recopilación de todos aquellos datos referentes a la Comunidad Valenciana en el Diccionario de Madoz, facilita considerablemente el trabajo de todos aquellos que nos acercamos a ella, queriendo descubrir cómo era el lugar en el que vivimos durante mediados del siglo XIX.

Como ejemplo del Diccionario Geográfico-Estadístico-Histórico de Alicante, Castellón y Valencia hemos extraído tres voces en las cuales se menciona nuestro pueblo como muestra de esa curiosidad de la que hablábamos al principio.

Tiene una entrada la palabra Petrel de la que se nos dice, entre otras cosas, que era una villa con cárcel propia, con parroquia y un abundante personal eclesiástico; en la descripción urbanística se habla de dos fuentes, una en la plaza de la Constitución y otra en la de Arriba, «de cuyas ricas y abundantes aguas se surte el vecindario». De igual modo llama la atención la producción y la industria del pueblo que era mayoritariamente agrícola, a excepción de 5 fábricas de alfarería, una de teja, dos molinos harineros y dos de aceite; los mercados celebrados cada domingo y bastante concurridos, y la importación de ultramarinos, tngo y telas para vestir:

PETREL: villa con ayuntamiento de la provincia de Alicante (8 horas), partido judicial de Monóvar, audiencia territorial y capitanía general de Valencia (30) diócesis de Orihuela (9). Situado en la elevación oriental del valle de Elda, al pie de los elevados montes del Caballo y del Cid: la baten casi todos los vientos; su clima es bastante templado y saludable. Tiene 450 casas de buena fábrica y comodidades; las que se distribuyen en calles algo desiguales y pendientes y 3 plazas, hay casa de ayuntamiento, cárcel, un derruido castillo de moros en la colina de su nombre que domina a la población; escuela de niños a la que concurren 70 y otra de niñas con 40 de asistencia; iglesia parroquial (San Bartolomé), cuyo templo se fundó en 1777, servida por un cura, 3 vicarios, 4 placistas residentes y un agregado; 2 ermitas urbanas bajo la invocación de San Bonifacio y Santo Cristo del Calvario y 3 rurales, todas sin renta y mantenidas por la devoción de los fieles; un cementerio al Norte en sitio ventilado; y 2 fuentes, una en la plaza de la Constitución, y otra llamada de Arriba, de cuyas ricas y abundantes aguas se surte el vecindario. Confina el término por Norte con el de Sax; Este Agost, Tibi y Castalia; Sur, Novelda y Monforte y Oeste Elda. En su radio se encuentran 70 casas de campo y varios montes, siendo los principales el del Caballo y el Cid, que forman en todo el término una continua cordillera. El terreno es en su mayor parte tenaz, pedregoso y de secano, aunque goza de varios trozos de huerta que se fertilizan con algunas fuentecillas que por allí brotan, y con las del riachuelo Pusa que nace en su jurisdicción y pasa por las inmediaciones del pueblo. Hay dos caminos locales que comunican con la carretera que pasa a 1/4 de hora y dirige de Alicante a Madrid. El correo se recibe de la administración de Elda tres veces a la semana, cada una de las líneas de Valencia y Madrid. Los productos que se cultivan son trigo, cebada, vino, almendra en abundancia, legumbres, algunas frutas y verduras: mantiene ganado lanar y caza de conejos y perdices. La industria es agrícola, 5 fábricas de alfarería y una de tejas, 2 molinos harineros y 2 de aceite. El comercio se reduce a la exportación de la almendra y el vino, importándose trigo, géneros ultramarinos y telas para vestir: celebra un mercado semanal los domingos, bastante concurrido. La población consta de 644 vecinos, 2.537 almas. Capital productivo es de 2.201,966 rs. Imponible: 129,759. Contribución: 22,674.

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Hace poco más de siglo y medio era Petrel aldea de Elda; en 1609 entre Elda y sus aldeas Petrel y Salinas reunían 760 vecinos, de los cuales eran moriscos 700. Consiguiente era la despoblación cuando estos fueron expulsados; pero no tardó a repoblarse para quedar nuevamente casi desierta en la desastrosa guerra de principios del siglo pasado y restablecerse nuevamente, de modo, que en 1794 contaban ya entre las tres poblaciones 1580 vecinos y 7.110 habitantes. A este incremento debió ser emancipada Petrel y erigida en villa (tomo II, pág. 111).

De la Sierra del Cid se mencionan, con tono preocupado, la deforestación que afecta al terreno, causada por el consumo de leña de los vecinos, «sin acordarse jamás de replantar el monte» y las hermosas y extensas vistas desde la cumbre de la sierra, las cuales se extienden desde las poblaciones más cercanas como Sax o Novelda hasta los montes de Crevlllente, Callosa del Segura, Orihuela o Cartagena…

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CID (SIERRA DEL): Monte de la provincia de Alicante, partido judicial de Monóvar y término jurisdiccional de Petrel: Situado a 1/4 de hora hacia el Este de esta villa, en donde levanta su cúspide a una altura considerable, y es verdaderamente digno de atención, ya se le mira con respecto a su posición, ya en atención a sus hermosas y dilatadas vistas. Si para examinarle salimos de Agost, hacia el Noroeste, andada que sea una legua larga, se encuentra la Serreta-llarga, cuyo cabezo septentrional tiene unión con el monte. Se ve todo aquel trecho cultivado; higueras y almendros en las cañadas y lomas: viñas, olivos, almendros y sembrados en los demás campos, cuya tierra blanquea más y más sucesivamente; en las arroyadas y barrancos contiguos al monte hay gruesas capas con varias ondulaciones de marga con parte casi blanca. De allí arriba, subiendo por las faldas, todo está inculto, sin árboles y con pocos arbustos, porque todo lo talan para leña los vecinos de los pueblos comarcanos, sin acordarse jamás de replantar el monte: en las alturas quedan arbustos y matas por la distancia y aspereza del suelo. Crecen allí sabinas, madroños, enebros, muchísimo romero, algún pino de poca altura, bastante esparto y otras plantas. Todo el monte es calizo, con bancos inclinados al Norte, donde siguen cuestas suaves hasta las raíces: por la parte del Sur y Suroeste, tiene cortes profundos y precipicios que indican haber perdido allí parte de su mole. La actual ocupa 3 leguas desde Petrel hasta el monte Maigmó (término de Tibi) con quien se une, y poco menor espacio desde la hoya de Castalla hasta las cercanías de Novelda. Forman varios cabezos y puntas unidas por la base, siendo los más notables la citada Serreta y Montagút, o punta piramidal, que es el diente más alto y más meridional de la cresta. Tiene menor altura que el Maigmó, y mucho menos que Altana; pero a ninguno cede en las hermosas vistas que por todas partes se descubren. Mirando al Sur se ve contiguo al monte la Serr-llarga casi paralela al camino de Agost a Novelda: sigúese después la dilatada hoya y huertas de Monforte, Aspe y Novelda. Este último pueblo cae en la meridiana del punto de observación y algo al Este de los otros; con quienes forma un triángulo, cuyos lados o distancia son 1/2 hora de Monforte a Novelda, 3/4 de este punto a Aspe, y 1 entera de Aspe a Monforte; desde estas dos poblaciones parece salir una serie de cerros hacia el Este que se terminan en las cercanías de Elche, cuyas torres y cúpulas se ven con claridad. Declinando algún tanto al Oeste se descubren los montes de Crevillente, y más lejos los de Callosa de Segura, Orihuela y Cartagena, distinguiéndose en las raíces del de Callosa la torre de este pueblo y la de Cox: corriendo la visual siempre al Oeste se ve el Rollo, monte de alguna consideración al Sureste de la Romana, y los llamados el Vili de Abanilla, y Carche de Jumilla en el reino y provincia de Murcia. Elda y Petrel caen al Noroeste a muy corta distancia, especialmente el castillo de Petrel, y casi en la misma visual, mucho más distante Sax, luego la laguna de Villena, y últimamente Caudete, todos fuera de la provincia; en la parte septentrional se avista Mariola, y en la oriental el Maigmó y otros montes que caen al Noreste (tomo I, págs. 277-278).

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Foto: Antonio Bernabé Martínez.

Por último, de Catí nos parece singular el que fuese un caserío con ermita propia donde un eclesiástico celebraba la misa, que los propios vecinos pagaban, los días festivos:

CATÍ: caserío de la provincia de Alicante, partido judicial de Monóvar y término jurisdiccional de Petrel; Situado hacia el Este, con unas 28 casas diseminadas, y una ermita en la que se celebra misa los días festivos por un eclesiástico que pagan los mismos moradores. Estos se hallan bajo el inmediato régimen de un alcalde pedáneo, llamado diputado de justicia, cuyas atribuciones son las que dijimos en el artículo Cañadas (tomo I, pág. 273).