Petrer en el recuerdo a través de la cámara de José Esteve Sánchez

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Chelo y Mercedes en el puesto de melones en El Derrocat (5 de agosto de 1966).

 

Entrando a conocer las aficiones de Pepe, según nos han relatado sus hijos, era una persona a la que le gustaba la naturaleza y los animales domésticos, tanto perros como gatos, habiendo en casa siempre uno de ellos. Al mismo tiempo, era muy aficionado a salir de caza, tal y como lo demuestra la fotografía del año 1934 en la que posa junto con otros cazadores con un búho real abatido en la partida de Caprala.

Del mismo modo, también tenía predilección por la música, sobre todo la zarzuela, y tocaba el acordeón con el que se dedicaba a amenizar todas las celebraciones familiares. Además, era una persona muy mañosa y tenía habilidad para poder idear y reparar todo tipo de artilugios, sin que viera ningún problema para realizar la tarea más compleja, ya que era un auténtico manitas, al que le interesaba todo y tenia curiosidad por todo, tal y como nos transmitieron sus hijos.

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Pepe y su hija Merce (18 de mayo de 1952).

 

Pepe Esteve falleció en el hospital de Elda el 24 de abril de 1987, a los 80 años de edad.

Un fotógrafo autodidacta

Tras este breve repaso biográfico nos centraremos en el motivo por el que recordamos a José Esteve: su estrecha vinculación con la fotografía y la grabación de vídeos. De formación autodidacta y desde el cuarto oscuro para relevar sus propias fotografías instalado en la planta baja de la casa de la calle Prim, junto a lo que fue la relojería Esteve en sus inicios, se codeó con otros dos grandes fotógrafos de ese momento como eran Antonio Navarro, «Patarro», quien se dedicaba a ella profesionalmente, y Hediodoro Corbí.

Con su cámara realizó innumerables fotografías que le llevaron a participar en distintos concursos de ámbito nacional, siendo reconocido en varios. Así, en el año 1967 recibió un premio de fotografía que recogió su hija Mercedes. Y un año después participó en el VII Salón Nacional de Fotografía y en el II Ibérico organizado por Foto Cine Club de Petrer, en aquel momento Petrel, que patrocinó el Ayuntamiento. Este salón consistía en una exposición con las obras recibidas que se pudo visitar entre el día 5 y el 13 de octubre, coincidiendo con las fiestas patronales, y tenemos constancia de que participó en el mismo con cuatro fotografías tituladas: «El tío Pau y su amigo», ‘Atalayas de la ciudad», «En tinieblas» y «Tallo en flores» que obtuvo una mención honorífica.

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Celebración veraniega de la familia en la casa de Oleriano en La Pedrera (15 de agosto de 1969).

 

A lo largo de su vida, tuvo varias cá-maras con las que dar rienda suelta a su afición, retratando numerosos as-pectos de la vida cotidiana así como de las celebraciones de su familia, de su villa y de su paisaje. Algunos de los modelos de las cámaras utilizadas por Pepe fueron la Kodak Retina réflex S, la réflex W de la misma casa y la Naver Germanic. Con ellas pudo captar la esencia de los cumpleaños, festividades y efemérides en los que reunirse en familia, las diversas fiestas como son las de moros y cristianos -facilitando algunas de sus fotografías para la edición de la Revista de Moros y Cristianos-, las de la Virgen o las de la Cruz de Caprala, así como recuerdos irrepetibles de los viajes que hicieron con la familia o retratando a personas conocidas en Petrer. Aunque cultivó el retrato, en su obra destaca tanto en cantidad como por afición la fotografía paisajística y de espacios abiertos. Esto es fácilmente comprobable gracias a la generosidad de la familia Esteve, que donaron al Archivo Histórico Municipal un importante lote de fotografías en las que Pepe Esteve pudo retratar perfectamente el pulso de la vida petrerense y el espacio urbano y rural en las décadas de los sesenta y setenta, en el que se puede ver la transformación que está experimentando toda una sociedad que pasará de la dictadura a la democracia, de unas calles en aumento y sin asfaltar y sin apenas vehículos, a los adelantos de los servicios urbanos como el agua potable, el alcantarillado o las farolas de las calles.

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Mercedes recoge un premio de fotografía otorgado a su padre (15 de octubre 1967).

 

Pepe fue también un enamorado de la imagen en movimiento y era aficionado a tomar películas y a grabar en super 8 mm, retratando a su entorno más próximo y querido como es su propia familia, las entradas y desfiles de la Fiesta de Moros y Cristianos cuando salían de la plaza de San Crispín; fue cronista del desarrollo urbano de Petrer con imágenes grabadas del asfaltado de la calle La Huerta o de la construcción del puente de la autovía sobre la rambla de Puça, siendo unos documentos únicos que hoy resultan muy interesante su contemplación ya que forma parte de la historia petrerense. También era frecuente verlo durante la celebración de la Santa Cruz, a comienzos del mes de mayo, en el caserío de Caprala, lugar por el que sentía gran cariño por ser aquí donde vivió muchos años y donde poseía bancales. Para todo ello empleaba una, en su día, moderna cámara tomavistas de la marca Eumig y modelo Viennette 3, fabricada en Austria.

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Retrato de Pepe Esteve en la plaza de España.

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