Construyendo Podemos en el municipio

La pregunta de si Podemos se presentará a las municipales y autonómicas del año que viene es algo que a estas alturas tiene una respuesta evidente. “Hemos llegado para quedarnos, eso está clarísimo”. ¿Y cómo lo van hacer? “Esto es antes que nada una metodología, y hay que plantearse un proceso que mantenga la participación ciudadana y al mismo tiempo tener estructuras orgánicas que hagan efectiva esa participación”. Es la dicotomía democracia-eficacia, uno de los grandes desafíos de la formación: “Cuanto más peso se le da a la estructura orgánica en una organización, más democracia se pierde; y si predomina demasiado la participación ciudadana, se pierde eficacia y acción. Tiene que haber, pues, un nuevo equilibrio y esa es la nueva metodología que queremos poner en práctica”.

Le pido a Cremades que concrete más, que explique esa metodología. Y él sigue explicando: “Lo que se tenga que hacer de aquí a las elecciones deber ser voluntad de los círculos organizados y del resto de la ciudadanía que votó a Podemos, o que no los votó, pero quiere participar en este cambio. Y vamos a crear mecanismos para que sea así, para que las decisiones no las tome una dirección. Y sí, el sentir general del círculo es que sí, que hay que seguir luchando, porque en el plano municipal y autonómico hay que profundizar y reforzar esta nueva metodología de cambio y transformación que queremos hacer, que es anteponer la ciudadanía al 1% , pero tiene que partir del pueblo. Y esa metodología ya se ha puesto en práctica: la lista de candidatos europeos, tras ser avalados por los círculos, estaba abierto al voto de toda la ciudadanía, que con sus 33.000 aportaciones telemáticas determinaron el orden, con algún factor corrector –por ejemplo, para potenciar la paridad de géneros-, en el que finalmente fue la formación. Con el programa sucedió igual, los círculos propusieron iniciativas y enmiendas, y el borrador también se sometió al voto de todos quienes quisieron hacerlo”. Para Sergi, pues, fue “un equilibrio entre la decisión de un grupo y la decisión de la mayoría, un equilibro entre lo orgánico y la participación ciudadana”. Es decir, insiste, “hay mecanismos de participación y decisión de los ciudadanos, y estamos en disposición de seguir desarrollándolos y afinándolos”.

Todavía le pido una concreción mayor, porque una cosa son las Elecciones Europeas, donde se pueden debatir temas de gran calado político, social y humano, y otra cosa es la política municipal, donde además, y sobre todo, hay que conocer los problemas de los barrios, los desafíos medioambientales del Paisaje Protegido o el potencial turístico y comercial que encierra el Casco Antiguo, por citar algunos ejemplos. “Está claro que haremos una lista, pero insisto, se hará de la misma manera. Por ejemplo, de igual manera que a mí me avalaron para las Europeas –el círculo de Elda-Petrer y el círculo de la Marina Baixa- porque reunía las condiciones, porque tenía proyección pública, porque había trabajado en movimientos sociales, porque demostraba una trayectoria, pues será de igual manera ahora en los círculos”. Viendo que tuerzo el gesto ante su respuesta, Cremades concede: “Si me preguntas si conocemos la realidad de la población, o si tenemos nombres para los municipales, puedo decirte que tenemos gente muy preparada para poder estar gobernando en estos momentos. Porque, ¿quién mejor que personas que llevan años trabajando con la Plataforma de Afectados por la Hipoteca, que están al día porque lo han vivido de todo lo que ocurre, para, por ejemplo, una concejalía de vivienda social? ¿Quién mejor para dirigir una política económica que los economistas que trabajan con nosotros y que plantean que la economía tiene que estar al servicio de los ciudadanos, y no de una minoría? Pero no se trata la cuestión de lo que nuestros candidatos sepan a nivel personal, pues tiene que ser la ciudadanía la que gestione, la que se autogobierne. Así que lo primero es señalar que nosotros le vamos a dar más faena a los ciudadanos de lo que piensan”.

Le hablo de los presupuestos participativos, para ver si conseguimos una imagen que todo el mundo en Petrer puede conocer. “Sí”, asiente Cremades, “aunque aquello no deja de ser un conato, nosotros queremos ir mucho más allá de esto, queremos verdaderamente generar los mecanismos para que sea la ciudadanía la que trabaje y gestione. Así que la nuestra es también una labor educativa importante, a nivel ciudadano.”

“Y me gustaría decir sobre esto”, abunda, “que cuando se habla a nivel general de “casta”, esto también se traduce al nivel municipal, como hemos visto en tantos casos de corrupción en ayuntamientos, con clientelismo, con enquistamiento de tantos asuntos, con la distancia que muchos cargos municipales marcan con sus propios conciudadanos. Por todo ello, tenemos que crear mecanismos de fiscalización para que eso no ocurra”. Y si la institución es importante, “el trabajo tiene que estar en la calle, tiene que haber cada día más gente consciente, que tome partido, gente que sustente la idea que estamos teniendo, porque si no es un castillo de naipes. La institución es importante para cambiar ciertos aspectos, pero es la metodología de participación, organización y acción social la que nos va a traer los verdaderos cambios”.

Y pone un ejemplo del peso de sus palabras: “Fíjate ahora con el tema de las primarias, lo que está pasando; se ha roto el molde iniciado en la Transición y a partir de ahora tiene que cambiar todo esto. Es lo que vamos a intentar, a nivel general y local, buscar mecanismos híbridos que equilibren la participación directa y la toma de decisiones importantes. A nivel local ahora hay mucho debate y habrá movimientos: por ejemplo, ahora trabajamos como círculo Elda-Petrer, seguramente haya que dividirlo en dos grupos de cara a las municipales. Pedimos tiempo”.

Pactos con otros partidos

Podemos lleva muchos puntos coincidentes en su programa con otras formaciones de izquierdas (otros aspectos son muy distintos), pero también ha recibido la formación muchas críticas de estas organizaciones más longevas. “Cuando nació el proceso, hubo incomprensión por parte de organizaciones que creemos pueden ser compañeras del cambio. Incomprensión debido a eso, yo creo, a que ofrecemos un modelo y una metodología diferente, del siglo XXI, como dice Monedero, para romper con las tradiciones de los partidos políticos del siglo XX. Creo que la principal dificultad para que nos entendieran era que nosotros no planteábamos organizaciones políticas, sino que hablábamos de la participación de la ciudadanía, del protagonismo de la gente”.

“El 25 de mayo ha sido un revulsivo y también ha sido un tsunami interno en las organizaciones clásicas, desde PSOE hasta Equo-Compromís, y ahora todos nos están tendiendo la mano. Pero si lo hacemos no vamos a hacerlo de la manera clásica, no vamos a plantear un pacto de siglas porque nosotros no nos conformamos con una aparición testimonial, porque estamos aquí para cambiarlo todo, para ganar Así que lo que yo le pido a las organizaciones clásicas es que cambian y se suban al carro, porque nosotros somos uno más, y necesitamos ser un frente mucho más amplio que desborde las instituciones, el régimen, todo, para  profundizar en la democracia a todos los niveles: política, social, económico”.

El principal problema: el paro

Desde Podemos se han barajado tres ideas principales para reactivar la economía y crear empleo, con políticas de demanda agregada que fomenten el consumo para que las empresas puedan vender más. Esas tres metas planteadas son una auditoría pública y quita de la deuda, una reforma fiscal con una fiscalidad progresiva que persiga el fraude, y acabar con los paraísos fiscales, que las grandes empresas usan para evitar pagar impuestos en el país. ¿Son metas que se puedan conseguir en un tiempo razonable? ¿Estas medidas tendrían un impacto directo en la creación de trabajo?

“Son medidas que se pueden aplicar y que tendrían un impacto directo de la noche a la mañana en la creación de empleo. La auditoría es fundamental para saber qué deuda ha sido generado por el rescate de la banca; recordemos que estamos hablando de un millón y medio de millones, semejante barbaridad, para rescatar una banca sobre la que nadie nos consultó –a nosotros, los ciudadanos- si había que rescatarlo”, explica Cremades con énfasis. “Y con eso, se podría tener una prestación por desempleo garantizada para todos los parados durante más de dos años; se podría garantizar casi el 300% de los gastos en Educación; se podrían recuperar las conquistas sociales de los funcionarios de Sanidad, Educación… Cuando hablamos de auditoría y de quita, son medidas de la noche a la mañana, como se ha hecho en Islandia o en Ecuador, y que va a generar una riqueza en el momento”.

“En cuanto a la reforma fiscal”, continúa Cremades, “nos encontramos en la actualidad con que los impuestos en teoría más justos, como son los progresivos, están completamente desvirtuados. ¿Cómo se explica que  en el IRPF nacional el 85% de lo recaudado recaiga en los trabajadores y sólo un 15% en los grandes empresarios? Además, estamos hablando de que hay 90.000 millones de fraude fiscal, un dato que repetí varias veces en los mítines. Por lo tanto, sí son medidas de un día para otro. Y una vez hecho esto, lo comentado, lo que ya dijera Keynes, después incentivar y motivar medidas más concretas, con inversión de control público, y generar confianza en el consumo”.

Y entonces Cremades pregunta: “¿Es que estamos mejor con las políticas actuales? Lo que se ha hecho hasta ahora ha sido parchear y muchas veces mentirnos. Ambos gobiernos del bipartidismo lo que han hecho para salir de la crisis ha sido darle más facilidades a los empresarios, con contrataciones casi gratuitas, flexibilización..,. y no se han conseguido nada. Esta reforma laboral no ha servido para nada, ha sido todo lo contrario: ha generado más precariedad y temporalidad y el siguiente paso, lo que están pensando ahora los gurús del mercado capitalista –es decir, los gurús de la especulación-, es crear otra burbuja económica. No tienen otra manera de salir de esta, lo único que están pensando en estos momentos es otra vez potenciar el ladrillo en esta zona para poder salir, crear una nueva burbuja inmobiliaria, una muesca más de esta economía ficticia en la que vivimos”.

Lo que hay que hacer, finaliza Cremades, “es volver a la economía real, a la productiva, pero no podemos hacerlo solo, la gente tiene que retomar las riendas de su vida y su destino. Creo que estamos más cerca que nunca de conseguir un importante cambio que profundice en la democracia real y la participación ciudadana, y creo que se acerca algo importante, el fin de este régimen”.