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Mujeres de Petrer en la Segunda República y en la Guerra Civil

(Este artículo esta extraído de la revista ‘Festa 97’)

Las mujeres han sido las grandes olvidadas da la historia. El papel secundarlo que las religiones y los hombres les asignaron desde la antigüedad no se alteró en esencia ni con el triunfo de la Revolución Francesa.

La familia en el siglo XIX continuó estando basada en el orden social. Para trabajar en las fábricas, las mujeres necesitaban la autorización del esposo. La explotación extrema y las condicionas de miseria que sufrían en el trabajo, motivaron las primeras protestas  y su posterior toma de conciencia para conseguir su emancipación. Flora Tristán, luchadora inglesa, supo ver y resaltar el nexo entre las reivindicaciones de las mujeres y las de los obreros cuando decía: «…siempre hay alguien más oprimido que el trabajador, y es su mujer, es la proletaria del proletariado mismo».

En España, el siglo XX comienza con la promulgación de la primera legislación laboral del trabajo femenino a infantil. Esta ley permitía el trabajo a partir de los diez años, fijaba la jornada máxima en once horas regulaba el trabajo nocturno en industrias peligrosas y el descanso durante el embarazo. Aunque en la realidad casi nunca se llevaba a la práctica, esta normativa sirvió de base para futuras luchas obraras.

Las mujeres participaron activamente en la defensa de la República [1]
Las mujeres participaron activamente en la defensa de la República

El historiador petrerense José María Bernabé Maestre cifra en un 10% la población activa femenina en nuestra comarca a principios de siglo. Veinte años después creció hasta alcanzar el 54%. El fuerte ascenso de la mano industrial femenina fue consecuencia de la introducción de la maquinaria, ya que ésta hacia más fácil sustituir a los antiguos trabajadores cualificados y casi artesanales por otros menos hábiles aunque aptos y peor pagados.

Estaban destinadas las mujeres a ser un ejército de reserva para cuando la ocasión lo precisara. Consideradas inferiores y dependientes, no eran aceptadas como iguales a los hombres en el marco laboral, ni siquiera por los obreros más conscientes y organizados en sindicatos de clase, ya que en ningún momento reivindicaban la plena igualdad ni de salarios ni en la sociedad. El trabajo de la mujer era subsidiario y complementario del escaso salario del varón. En 1915, la mayoría de los obreros que hacían el reborde de la alpargata eran niños, mujeres o ancianos, que tras jornadas de dieciséis y dieciocho horas apenas ganaban para la comida.

Entre las mujeres que contribuyeron a cambiar la situación descrita destaca Margarita Nelken, autora del libro La condición social de la mujer en España publicado en 1921. Hablaba en él de la necesidad de desarrollar el feminismo en nuestro país. Ponía de relieve el peligro de la ignorancia, la hipocresía sexual, la noción obsesiva del pecado, la situación de las madres solteras, la necesidad de instituir el divorcio… Como es de imaginar este libro provocó escándalos e incidentes en una época de mentalidad machista donde la inmensa mayoría de las mujeres se encontraban bajo la dictadura de la pobreza, la ignorancia, la Iglesia y el marido. Como dato a tener en cuenta, hay que decir que hasta mediados de la década de los artos 1920, un 75% de mujeres eran analfabetas.

Miguel de Unamuno, como muestra de la cultura dominante, escribía en su libro La dignidad humana que la función de la mujer era concebir, parir y amamantar. También la Iglesia, detentadora desde siglos de la educación, inculcaba en la escuela y desde el púlpito la pasividad y la obediencia. La mujer era asociada al mal por el pecado de Eva y su única profesión válida era sierva de Dios en el convento o esposa de los hombres en el hogar desocupadas. Las ideas feministas  tuvieron por ello escasa difusión en España, al contrario de otros países como Inglaterra y USA donde las mujeres hablan logrado el derecho a votar en 1918 y 1919 respectivamente.

ANTECEDENTES LOCALES A LA SEGUNDA REPÚBLICA

Petrer contaba en 1922 con una población de 4.200 habitantes. Existían veintitrés fábricas y talleres de calzado donde las mujeres petrerenses trabajaban desde los nueve años. Cuando contraían matrimonio continuaban trabajando para la industria en su propio domicilio, combinando la crianza de los hijos con las tareas del hogar.

Según José María Bernabé, la población activa femenina asciende al  76% durante estos años. Paralelamente a la industria, había mujeres que trabajaban en tareas agrícolas de temporada, como la recogida de aceituna, almendra o uva, en las fincas de terratenientes locales como D. Eleuterio Abad, D. Ramón Maestre…, durante los periodos de paro emigraban a Francia o al Norte de África y una cantidad nada desdeñable «se ponían en amo», entrando a formar parte del servicio doméstico en las casas adineradas. Por último, las encontramos en menor número trabajando en los alfares pintando y terminando los cacharros de barro.

Llamamiento a las mujeres para combatir en el frente. [2]
Llamamiento a las mujeres para combatir en el frente.

La jornada laboral de las mujeres de esta época nunca era inferior a las diez o doce horas y su salario era por lo general la mitad que el de los varones. La incorporación de la mujer al trabajo en las primeras décadas de siglo abarató de forma considerable el salario del hombre, prueba de ello es la mínima variación que los sueldos reales experimentaron hasta el año 1935.

Las mujeres de Petrer participaron junto a los hombres en las huelgas obreras acaecidas en estas décadas.  En la fábrica de lonas Castelló y Cía. tuvieron lugar numerosos conflictos labórales hasta su cierre en 1921. También fueron importantes las protestas y los paros generalizados en apoyo a las aparadoras que trabajaban a domicilio, con objeto de impedir la medida empresarial que obligaba a éstas a realizar trabajo dentro de las empresas.  Sin embargo, no sería hasta la célebre «huelga del hilo» en 1930 cuando la mujer trabajadora de Petrer alcanzó una participación relevante al lado de sus compañeros. En estos años, la prensa provincial publicaba los nombres de los componentes del comité de la Agrupación Socialista de Petrer y en ellos se observa la ausencia total de mujeres en los puestos de responsabilidad.

En el periódico provincial Mundo Obrero del 13 de abril de 1929. El secretario de la Agrupación Socialista de Petrer, Antonio Poveda, en un artículo dedicado a las mujeres decía entre otras cosas:

«…En España no se propaga suficientemente la importancia de la mujer en las luchas político-sociales. Los que predicamos la igualdad sin distinción de sexos, somos los llamados a decir a la mujer, que en nuestros centros obreros son acogidas con deferencia, que allí se lucha por elevarla a nivel del hombre, que la mujer del trabajador no debe ser más la esclava, sino la compañera… La mujer de Petrer vive un tanto alejada de la organización obrera… sólo hay afiliadas una cifra irrisoria…»

En mayo de 1928 leemos también en Mundo Obrero que con motivo del Primero de Mayo la joven Conchita Poveda recita poemas de M. R. Seisdedos y en noviembre de 1929 es Francisco Mollá, presidente de las Juventudes Socialistas, quien invita «…a que ingresen todos los jóvenes de ambos sexos en la organización…».
Por último, recordar que en esta década se producen las primeras bodas civiles que se conocen en la población. El rechazo a las costumbres seculares que este acto representaba y las fuertes convicciones que demostraban los contrayentes hicieron que la celebridad y el recuerdo de estos matrimonios se haya mantenido vivo hasta nuestros días. En febrero de 1923, Luis Payá Amat el Bravo, contraía matrimonio con Josefa Payá Cortés la Estrosa. Años más tarde, en 1929, «sería Pascual González Martínez Pascualico, quien haría lo mismo con Dolores Montesinos Manchón la Socorra. Los dos fueron dirigentes socialistas y con sus mujeres tuvieron el coraje de romper el control y monopolio de los casamientos que desde tiempo inmemorial había detentado la Iglesia.

LA SEGUNDA REPÚBLICA

El 14 de abril de 1931 se proclamaba la II República. De su transcendencia para la vida española se han escrito océanos de tinta y de su importancia dan fe los innumerables libros, debates y congresos que todavía en nuestros días siguen celebrándose.

Conviene resaltar que la constitución republicana fue, en cuanto a derechos de la mujer se refiere, una de las más avanzadas de su época. Sus artículos 25 y 40 afirmaban que:

«No podrán ser fundamento de privilegio jurídico la naturaleza, la filiación, el sexo, la riqueza».
«Todos los españoles sin distinción de sexos, son admisibles en los empleos y cargos públicos».

Por primera vez en la historia de España se igualaba ante la Ley la mujer y el hombre, se reconocía el derecho de las mujeres a ocupar cargos públicos hasta entonces prohibidos y unos meses después Victoria Kent formaba parte del Tribunal de Justicia siendo nombrada más tarde directora general de prisiones. Asimismo, las mujeres fueron admitidas para puestos de notario y registradores de la propiedad y se les declaró elegibles como candidatas a la Diputación.

En cuanto al matrimonio decía en su artículo 43 «que se funda en la igualdad de derechos para ambos sexos, y podrá disolverse por mutuo disenso a petición de cualquiera de los cónyuges»… «Los padres tienen con los hijos habidos fuera del matrimonio los mismos deberes que respecto a los nacidos en él». Este articulado rompía con el rito «sagrado» de la indisolubilidad del matrimonio, y reconocía el divorcio cuando la convivencia conyugal estaba deshecha o ya no existía.

Se mejoró el seguro de maternidad y aparecieron las primeras casas-cunas. El adulterio tuvo la misma equiparación para ambos cónyuges y se estableció el matrimonio civil y el derecho a los hijos naturales.

La Generalitat de Cataluña concedió a las mujeres el uso legal de anticonceptivos, la plena capacidad jurídica y el derecho al aborto.

Se crearon escuelas nocturnas para mujeres trabajadoras, quedaron abolidas las asignaturas de «labores» y de religión, se implantó la coeducación en todo el país.

Nunca en la historia de España se habían dado tantas condiciones favorables para la emancipación de la mujer, sin embargo, la corta vida de la República dificultó que estos derechos formales llegaran a cristalizar en la mentalidad y las costumbres de las mujeres; la aceleración la complejidad de los acontecimientos en una España con atraso histórico considerable y donde todo estaba por hacer (reforma agraria, militar, educativa, etc.), hizo que la emancipación de la mujer fuese un tema poco tratado y por ello relegado a un segundo orden.

La participación de la mujer en partidos y sindicatos no fue muy numerosa y reconocerle el derecho a votar significaba para los partidos la incorporación de una gran masa de nuevos votantes que podían “como ocurrió” inclinar los resultados a favor de los partidos de la derecha más reaccionaria.

Durante el debate parlamentario donde se discutió la concesión del voto femenino, se produjo la paradoja de que la diputada Victoria Kent se declarara contraria, al igual que su partido Radical Socialista. Clara Campoamor, también diputada, defendió su aprobación en contra de la opinión de su propio partido, el Radical. El motivo no era otro que la desconfianza en la preparación de las mujeres, pues se opinaba que la influencia de la Iglesia, podría determinar si decisión de voto. El resto de los partidos, socialistas, republicanos de izquierda y de la derecha apoyaron la concesión.

En Petrer Doroteo Román Román, en las páginas del semanario Polémica de fecha 7 de noviembre de 1931, dirigía una carta abierta a la mujer y entre otras cosas decía:

“La República Española acaba de proclamar la igualdad de sexos…Te ha liberado de la injusticia secular que te esclavizaba del hombre, gozas ya de plenitud de los derechos civiles. Puedes y debes intervenir en la vida pública del país… ¿Qué hará la mujer? Unos sin fundamentos ven en ti la aliada del clericalismo que amenaza la república. Otros con más lógica esperan que tu colaboración habrá de completar la obra gigantesca que se está realizando. Pero todos coinciden en apreciar la necesidad de dotarte de una preparación que tú, recogida siempre en la intimidad del hogar, nunca has tenido.”

En el mismo semanario del 12 de marzo de 1932, con el título de “A la mujer petrerense” con el seudónimo de “Curnajo” se pude leer:

“Naces a la política en un ambiente por los hombres envenenado. Humaniza un poco tan ruines pasiones. Grita, sí; rebélate cuando la causa es justa. Rebélate notablemente si pides un CEMENTERIO…para esto sí. ¡Rebélate, grita y exige conmigo!

En un semanario socialista Trabajo de Monóvar de septiembre de 1932, decía:

“No debe dejarse seducir la mujer por las visitas continuadas de las señoras y señoritas “catequistas”. Piensa mujer que eres la más esclava de la humanidad ¡PIENSA!…piensa que eres mujer, y no solo hembra, debes revelarte para plasmar en el camino de la vida que te pertenecen los derechos que siempre te secuestraron y robaron (L. Corbí)

En el aspecto educativo, la República fomentó la creación de bibliotecas públicas, siendo, la de Petrer inaugurada en 1932; también en la Casa del Pueblo socialista y en el Centro Obrero Anarquista se daban clases nocturnas y se organizaban charlas, conferencias y grupos de teatro, donde los jóvenes como Bárbara Payá, Carmen Tortosa, Genoveva Payá, Carolina Pina…participaron activamente.

Las detenciones en Petrer con motivo de la revolución asturiana de 1934 actuaron de revulsivo para movilizar a las mujeres por la libertad de los encarcelados y por ganar el voto femenino para las elecciones de febrero de 1936, ya que alcanzar la mayoría en el parlamento significaba la amnistía para los presos y desplazar la derecha del poder.

La progresiva incorporación de sus reivindicaciones en la lucha sindical queda reflejada en los puntos de negociación del comité de huelga de Elda y Petrer firmado por la UGT y la CNT en los primero meses de 1936 donde se recoge:

“Las horas extraordinarias se pagarán con el 50% de aumento a los hombres y al 100% a las mujeres. Los patronos pagarán la cuota íntegra del seguro de maternidad»

En el aparado se nombrará una Comisión que se encargará de poner precio a las tareasLa sublevación militar del General Franco el 18 de julio de 1936 y el estallido de la guerra civil aceleró los cambios en las estructuras sociales y políticas del país, dando lugar a un importante incremento de la participación femenina en todos los aspectos de la vida ciudadana. Durante la guerra la movilización de todas ellas se hizo a través de los partidos, sindicatos y organizaciones femeninas: la Agrupación de Mujeres Antifascistas había sido creada en el año 1933, con un claro intento de concienciar y movilizar a las mujeres contra la amenaza de una guerra que constituía la llegada de Hitler al poder. Agrupaba a socialistas, republicanas y comunistas y su figura más destacada fue Dolores Ibarruri la Pasionaria.

Mujeres Libres, de inspiración anarquista, fue fundada en abril de 1936 por Lucía Sánchez, Suceso Portales y Mercedes Comaposada. Proponía la igualdad entre todos los seres humanos sin distinción de sexos y la superación de la contradicción entre la teoría y la práctica de sus compañeros anarquistas con respecto a la mujer.

El llamamiento a las mujeres pidiéndose su incorporación en las tareas de guerra fue inmediato. El 31 de julio de 1936 en el Diario de Alicante, al Juventud Socialista Unificada pedía  a las mujeres jóvenes constituir milicias femeninas y prestar servicios auxiliares en el frente.

REMEDIOS LA CASERA “MILICIANA DE PUEBLO AUTÉNTICO

Una de las mujeres de Petrer que a los pocos días de estallar la guerra se incorporó al frente fue Mª Teresa Remedios Jover Cánovas, más conocida por Remedios La Casera. Remedios nación en Ain El Turk (Orán) en 16 de marzo de 1899. Sus padres Ramón y Remedios habían ido a trabajar a este lejano lugar como mano de obra agrícola temporera. A su regreso, se trasladaba a vivir a Petrer como caseros de las tierras del conocido hacendad D. Eleuterio Abad. Viven durante algunos años en la casa de la finca de lonas de Vicente Castelló y Cía., donde sabemos que participó activamente en las huelgas acaecidas hasta su cierre en 1921; en una de las huelgas, su madre y otra compañera evitaron la detención del líder anarcosindicalista Juan Brotons Maestre Capotillo pues vistiéndole con ropas femeninas pudo pasar inadvertido ante las narices de la Guardia Civil.

En el año 1927 se casa con Miguel Aracil, marchándose a vivir a la cercana población de Elche donde tuvieron a dos hijos, Miguel y Ramón. A los pocos años, su esposo desaparecía sin que haya hasta la fecha nadie de su familia haya podido saber nada de él. Al quedarse sola, Remedios y sus dos hijos regresan a la casa de sus padres en el carrer Nou de Petrer y entra a trabajar de aparadora en la fábrica de Calzados Luvi.

La vida es dura, el escaso salario que ganaba con dos hijos que alimentar hacía necesario llevarse trabajo a casa después de la jornada y conseguir, cuando se podía unos céntimos limpiando alguna que otra casa de vecinos o conocidos que lo precisaran. Poco tiempo le quedaba para atender a sus hijos y realizar las tareas de su propio hogar.

Remedios Jover con traje de teniente. [3]
Remedios Jover con traje de teniente.

Ninguna de las personas consultadas nos ha podido atestiguar con certeza la ideología política de ésta extraordinaria mujer. Sabemos que los familiares de su esposo estaban afiliados al sindicato de la CNT. Su padre, Ramón Jover Crespo, fue un hombre culto, autodidacta y comprometido con las ideas socialistas; en una ocasión prestó su carro y sus mulas a la célebre Rondalla Filarmónica que iba recaudando fondos por los pueblos de la provincia para los obreros de Petrer durante la huelga general de junio de 1936. Sin embargo, si bien Remedios simpatizaba con los ideales de progreso y de justicia, no estuvo afiliada a ningún partido. Quienes la conocieron la recuerdan como una mujer dialogante, lejos de cualquier sectarismo y muy respetuosa con las ideas de los demás.

El día 28 de julio de 1936, diez días después del alzamiento militar contra la República, Remedios ya formaba parte del ejército voluntario de combatía por la defensa de Madrid. También estaban con ella un buen número de jóvenes de Petrer, entre ellos Francisco Beltrán Bacallaret, Bonifacio Mollá, de las Juventudes Socialistas Unificadas (JSU), Ventura Micó y Vicente Aracil de la CNT, encuadrados en la 8º Compañía del Batallón “Octubre 11”, maridad por Fernando de la Rosa y con un destino en la Sierra de Guadarrama (sector del Escorial).

La revista del batallón, Octubre, correspondiente al mes de agosto de 1936, saluda la incorporación de Remedios con esas palabras:

REMEDIOS JOVER, MODELO DE MILITANTE: ¡Magnífico ejemplar Remedios Jover, mujer del pueblo auténtico, se ha incorporado al Batallón “Octubre”…en las condiciones en que esta camarada ha venido a luchar, contra nuestros enemigos, si tiene un alto valor que demuestra hasta qué punto es un modelo en el que deben fijarse todas nuestras compañeras…

Unas líneas más abajo se pude leer una frase entrecomillada con palabras de Remedios que dice: “Como no puedo dar a mis hijos en defensa de la causa del pueblo, doy mi vida”

Historiadores como Hugh Thomas o Tuñón de Lara coincides en afirmar que los combates de los primeros meses de guerra, en el Frente de Guadarrama (Alto de León, Peguerinos) fueron los más sanguinarios y feroces de toda la contienda. Se trataba de ejércitos de voluntarios con un compromiso político elevado, integrados por carlistas y falangistas, frente a milicias socialistas, anarquistas y comunistas. Después de las batallas apenas había posibilidad de enterrar a los muertos, la ausencia de fortificaciones y de líneas precisas obligaba, muchas veces a un combate frente a frente.

Sabemos por testimonios de compañeros de armas de Remedios que, en varias ocasiones tuvo que dar sepultura a milicianos muertos en combate y que en momentos difíciles y arriesgados animó a sus compañeros a que salieran de sus posiciones para combatir a su lado. Su arrojo y valentía le valió e ascenso a sargento en septiembre de 1936.

En el libro de Manuel Tagüeña, Testimonio de dos guerras, podemos leer: El día 15 de septiembre (Cabeza Lijar) empezamos a preparar el contraataque. Lo iban a realizar compañías de nuestro batallón entre ellas una de alicantinos, que eran magníficos soldados. Al amanecer del 16 comenzó nuestra ofensiva, tratando de atacar por sorpresa, ya que no teníamos artillería; pronto vimos casi en la cima a Remedios, una alicantina luego ascendida de teniente agitando una manta roja… De noche cuando renació la calma vi que estaba rodeada de los alicantinos que quedaban vivos; no eran más que diez en la Cía., todos sus oficiales habían muerto; Remedios había sido también gravísimamente herida en la cabeza y trasladada al Escorial.

La herida en la cabeza la había dejado inconsciente y en un primero momento fue dada por muerta, incluso unas horas después un telegrama comunicaba a sus familiares de Petrer la triste noticia. Pero quiso al azar que un soldado advirtiera un leve movimiento en la cabeza de Remedios y comprobara que todavía vivía.

Ascendida a Teniente el 28 de septiembre estuvo durante unos meses saneando de las heridas en una vivienda del Escorial, donde pudieron ir a visitarla sus dos hijos Miguel y Ramón. La vivienda mencionada estaba adosada a otras y en ellas residían varias familias de distinta procedencia. En una de ellas, un sacerdote oficiaba la misa a escondidas, sin que Remedios en ningún momento lo delatase.

Fue dada de alta el 31 de octubre y se incorporó al Estado Mayor del por entonces comandante M. Tangüella de la 30 Brigada Mixta formada por varios batallones, entre ellos el “Octubre” en el que habían formado parte buen número de voluntarios de nuestro pueblo.

Hasta el mes de agosto de 1937, continúa Remedios en el sector del Escorial con la responsabilidad e abastecimiento de víveres, ropas y suministros para la brigada. En ocasiones se trasladada a Petrer para aprovisionar a la brigada de jabón, uva, tabaco y también sábanas, mantas, ropa…., no siempre entregadas de buen agrado por los comerciantes. Sus breves estancias en nuestro pueblo eran aprovechadas para estar con sus hijos y a su regreso eran muchos los jóvenes voluntarios que partían con ella a las líneas de combate en la Sierra de Guadarrama. Esposas y madres de los combatientes se servían de su partida para confiarle paquetes con ropa y comida que Remedios cuidaba para que llegaran a sus destinatarios.

Entre las gentes de Petrer se hizo famosa una canción compuesta en su honor y que todavía en nuestros días muchos recuerdan. El paso del tiempo y su transmisión oral durante los años del franquismo son la causa de encontrarnos hoy con varias versiones. Una de ellas dice así:

 

Remedios «la Casera»

ha ascendido para teniente,

ha sabido demostrar

que ha sido muy valiente.

Estribillo

Se despidió, se despidió…

para marchar…

y aunque venga la Legión

va delante del batallón.

 

2* VERSIÓN:

A Remedios «la Casera»

como ha sido tan valiente

por eso le han puesto

las estrellas de teniente.

También nuestro poeta Francisco Mollá, compañero de Remedios en la 30 Brigada, le dedicó un poema:

 

Tu madre desde la sierra

te felicita hijo mío,

mientras pelea con brío

por tu bien en esta guerra.

Todo mi gusto sería estar

hoy a vuestro lado

en el hogar bien amado

nido de paz y armonía.

El petrerense Gregorio Francés, voluntario de la 30 Brigada y desti-nado en el sector de transporte de suministros, acompañó en numerosas ocasiones a Remedios y recuerda que «era una mujer de principios, se hacía respetar y no era una mujer fácil». Las estrellas de teniente y su firmeza de carácter eran sus aliados para guardar distancias y hacer valer su autoridad entre los soldados. A pesar de ello, nadie podía evitar que algunas malas lenguas dijeran que se acostaba con los milicianos, como también se dijo de todas las mujeres que estaban en los frentes.

Con la firma de Fernando Verdú, uno de los muchos petrerenses muertos en combate, la 1a Cía. del 1ª Batallón de la 30  Brigada le dedica un poema como reconocimiento y estima ante el traslado de Remedios a otra unidad. Su nieta lo guarda con profunda admiración y cariño y de su lectura se deduce que, además de luchadora ejemplar, Remedios representaba para sus compañeros el papel de «madre protectora».Queda fuera de duda la celebridad y la estima que gozaba Remedios dentro y fuera de Petrer; se puede decir que representó junto con Lina Odena, Rosario la Dinamitera y tantas otras, lo mejor de la mujer española en unos momentos decisivos de la Historia de España.En el mes de agosto de 1937, M. Tagüeña es ascendido a jefe de la 3* División y por su citado libro de memorias sabemos que el Estado Mayor de su brigada le acompañó en su nuevo destino… «Así como a Remedios…».Les esperaban duros combates, primero en el frente de Teruel, más tarde en la Batalla del Ebro con la 3ª División cubriendo la retirada del resto de las fuerzas republicanas. El final de la guerra estaba próximo, se retrocedía constantemente por tierras catalanas. El intento de organizar la resistencia de Barcelona se vio frustrado por el abandono de sus defensores. Ya sólo quedaba el exilio por la frontera o a través de las montañas. En febrero de 1939, Remedios, con cientos de miles de republicanos cruza la frontera francesa por Port Bou. El campo de concentración de Ángeles-du-Mer y un largo y amargo exilio la esperaba. La esperanza de volver a su patria, de abrazar de nuevo a sus hijos, se vio con los años frustrada. La ocupación de Francia por las tropas alemanas añadiría meses más tarde un profundo desamparo en su alma, sólo la alegría de su hija Elisa, nacida de su amor con un exiliado español llamado Tomás Gómez, y su fe en el género humano le darían las fuerzas necesarias en su obligado exilio que duraría treinta y dos años.

HOMBRES AL FRENTE, MUJERES A LA RETAGUARDIA

Otras mujeres petrerenses también marcharon a Madrid para colaborar en su defensa. Pura Poveda Maestre la Ramasa, y Bárbara Payá Cortés la Estrosa, eran militantes de la Juventudes Socialistas Unificadas, las dos regresarían a los pocos meses; la primera de ellas, al caer muerto su marido Francisco Beltrán en el frente de Guadarrama, la segunda por enfermedad. La carne de mulo en malas condiciones le produjo unas fiebres muy altas que le impidieron continuar. Sabemos, por su testimonio, que Carmen Redondo Aracil acompañó a Remedios a Madrid los primeros días, pero sus hermanos José y Rafael, también voluntarios, la hicieron regresar a Petrer antes de entrar en combate. Durante los primeros meses de guerra, la incorporación de la mujer no fue muy numerosa. La propaganda las animaba a tomar las armas y formar parte de columnas de milicianos, aunque no siempre éstas entraron en combate.  A la mayoría se le asignó trabajos de mantenimiento en la cocina, lavandería o sanidad. Pronto se las dejó de valorar en la acción militar, desatándose una fuerte polémica donde las alabanzas del principio se tornaron en duras críticas que cuestionaban la capacidad de la mujer para luchar como igual al lado del hombre.

El sentimiento machista afloraba, una vez más, incluso entre los combatientes más preparados. Así leemos en la revista Nuestra Brigada n° 32 del 27 de mayo de 1937 a un teniente que escribe: «Categóricamente declaro que mujeres en las trincheras no debían de existir… Porque allí donde hay una mujer entre soldados, ésta, aunque sea involuntariamente unos porque son débiles ante el sexo y otros contagiados por sus gracias, siempre felinas resta pensamientos y vitalidad combativa».

Un decreto del Gobierno de finales de 1936, siendo presidente Largo Caballero, excluye a las mujeres del ejército regular, aunque algunas de ellas (Remedios es un ejemplo) continuaron hasta el final de la guerra. Razones de Estado, apoyadas en la necesidad de formar un ejército de reemplazo y con un componente elevado de disciplina militar, se sumaron a otras causas menos importantes, como la de evitar los brotes de enfermedades venéreas que habían hecho su aparición.

La mujer fue animada a ocupar, en la retaguardia, los puestos de trabajo que había dejado el hombre en las fábricas. La incorporación de éstas fue un hecho y la consigna aglutinó tanto a las organizaciones de mujeres como a los partidos y sindicatos, aunque fueron muchas las que espontáneamente trabajaban ya en la retaguardia sin esperar dicha consigna.

En Petrer, como en el resto del país, gran número de mujeres se movilizaron. A principios de otoño de 1936 un centenar de niños y niñas procedentes de Madrid llegaron evacuados a nuestro pueblo para huir de los constantes bombardeos que sufría la capital. Aquí fueron acogidos por las mujeres, compartiendo en sus hogares cuidados, pan y cariño. Al recordar estos hechos, aquellos que los vivieron exclaman ¡traían y faltaban! ya que había más familias dispuestas a la acogida que niños evacuados. Las mujeres demostraron un comportamiento ejemplar y solidario, pues no les importó compartir lo poco que poseían con otros más necesitados.

Petrerenses celebrando el primero de mayo antes del advenimiento de la República. Entre otros el tio Nelo, Carlos la ley, Consuelo la Fayaga, Sara, Claudia y Arturo Román [4]
Petrerenses celebrando el primero de mayo antes del advenimiento de la República. Entre otros el tio Nelo, Carlos la ley, Consuelo la Fayaga, Sara, Claudia y Arturo Román

La confección de ropa para el frente fue una tarea importante que también realizaron las mujeres. En el Molinet y en un taller colectivo situado en Cuatrovientos, afiliadas a la CNT y la UGT, unas a tiempo parcial y otras con dedicación plena, realizaban chaquetas y pantalones para los soldados.

La construcción de refugios antiaéreos en la Plaça de Baix, en la de Dalt, calle Fomento, etc., contó con la colaboración de la mano de obra femenina. Angelina Montesinos, Justa Beltrán, como también Julia y Tona participaron activamente en los trabajos de excavación.

También encontramos mujeres en las fábricas de armas que, por motivos estratégicos, el Gobierno habla trasladado a nuestro pueblo. Durante dos años se fabricaron en Petrer armas cortas, cañones de poco calibre, etc. El historiador José M. Santacreu, en Festa 91, cita a Herminia Pérez, Armonía Maestre, Leonor Verdú, Concha Francés, a las que hay que añadir Rosa la de Manga y Dolores la Caudetana, como trabajadoras de esta fábrica.

Convertida la finca «El Poblet» en hospital de guerra, especialmente para voluntarios internacionales heridos en combate, mujeres como Pepita Maciá prestaron su labor como enfermeras. Para estos y otros heridos iban destinadas las sábanas, mantas y colchones que las mujeres de las Juventudes Socialistas y Libertarias recogían entre la población. Todavía recuerda Feliciana Tortosa la impresión que le produjo un águila dibujada que resaltaba de entre las cortinas de esta antigua y regia mansión.

También las representaciones teatrales que las JSU hacían por los pueblos eran una fuente de ingresos, aunque modestos, para el Socorro Internacional.La prolongación de la guerra agravó la escasez de alimentos, al mismo tiempo que la provincia de Alicante se convertía en receptora de una población evacuada cada vez más numerosa procedente de otras ciudades. Las colas y las cartillas de racionamiento hicieron su aparición y muchas mujeres de Petrer se vieron obligadas a viajar a otros pueblos en busca de harina y otros alimentos: estraperlo. Las cosechas de las fincas incautadas o confiscadas en nuestro pueblo fueron objeto de una siega muy particular durante semanas por jóvenes libertarias y socialistas. La carencia de hoces fue sustituida por las propias manos, que eran aliviadas y restablecidas con aceite de oliva.

La variación de las costumbres alcanza a la institución matrimonial produciéndose buen número de uniones libres, celebradas y registradas en los sindicatos obreros, como alternativa a la boda tradicional. Bonifacio Navarro, secretario local de las Juventudes Libertarias, actuó en una ocasión en este cometido.

Era habitual ver a las milicianas por la calle portando pistola al cinto, las manifestaciones públicas de jóvenes de ambos sexos en apoyo de la causa republicana eran frecuentes y la marcha de la guerra en los distintos frentes era seguida con interés, a través de los aparatos de radio instalados dentro de los locales sindicales frecuentados siempre por numeroso público.

La organización de Mujeres Antifascistas no tuvo presencia activa en Petrer, las mujeres socialistas o republicanas realizaban su labor a través de los partidos y sindicatos tradicionales; sin embargo, Mujeres Libres sí tuvo implantación en nuestro pueblo. Sabemos que Josefa Soriano Beltrán asistió al Pleno Regional de Mujeres Libres celebrado en Valencia el 28 de mayo de 1938. Esta organización anarquista planteó, por primera vez en España, la problemática de la mujer desde una perspectiva tan innovadora que resultaba difícil de entender, incluso para Federica Montseny, líder destacada de la CNT.

A grandes rasgos, Mujeres Libres proponía la igualdad entre los sexos, pues continuaba existiendo la doble moral, la explotación de la mujer, la marginación de la vida pública y la indiferencia casi total hacia sus reivindicaciones, incluso por los mismos militantes anarquistas.

María Soriano Beltrán, activista de Mujeres Libres, fue la primera mujer concejala del Ayuntamiento de Petrer (acta municipal del 20 de mayo de 1938). Hermana de Josefa Soriano, antes citada, ocupó junto con Ana Martínez M., compañera del conocido cenetista Ramón Congost, responsabilidades municipales en los últimos meses de la contienda.

Por último, es de justicia recordar los nombres de algunas mujeres que se distinguieron por su entrega y ab¬negación en aquellos años difíciles y turbulentos: Luisa, Inés y Josefina Montesinos Homenetes, Remedios y Bárbara Payá Estroses, Remedios Poveda la Mala, Ana Poveda la Turqueta, Pepita Gironés la Xixonenca, Rosario Iñiesta Pintetes, Brígida Valera, Társila Aracil la Merenga, Justa Beltrán, María Mollá, Carmen Montesinos Barruga, Dolores Marcos, Angelina Montesinos Quena, Rosa Bernabeu Roseta, Teodora y Felicitas Navarro, María Rosa Rico, Primitiva Sambartolomé; y por último a Josefa Poveda Beltrán y a Josefa Sambartolomé Poveda, fusiladas después de terminada la Guerra Civil.

Muchas de ellas fueron encarceladas y desterradas por defender o apoyar un régimen republicano legal¬mente constituido. Hoy resulta difícil entender que participar en un partido político o sindicato pueda ser un delito penado con la muerte o con años de prisión. Todas las guerras y mucho más si es una Guerra Civil desata del interior de los humanos sus miserias y sus grandezas y si bien alguna de estas mujeres pudo cometer algún acto reprobable, de ninguna manera el castigo impuesto estuvo en proporción al delito.

A MODO DE CONCLUSIÓN

Los avances logrados por la mujer durante la II República y las grandes posibilidades de emancipación que ofrecía se vieron truncados por el nuevo régimen vencedor de la guerra. La condición de la mujer retrocedió de nuevo al asignarle un papel de sumisión y obediencia que durante siglos había tenido en la vieja España.

Lo que aconteció durante los primeros años de posguerra es todavía poco conocido. La historia local de aquel periodo está condenada a desaparecer, inevitablemente, con sus protagonistas. Es urgente por ello, rescatar nuestra historia como legado colectivo de lo que fui-mos para, de este modo, entender lo que somos, evitando con ello que la sangre de los españoles y las españolas vuelva a derramarse.

La mujer tendrá que esperar casi cuarenta años para recobrar algunas de las conquistas del periodo republica¬no: el sufragio, la igualdad jurídica, el divorcio… La Constitución de 1978 les devolvió algunos de estos derechos y, aunque queda mucho por avanzar, hoy nadie duda de que sólo a través de la democracia, la libertad y la cultura podrán las mujeres alcanzar su emancipación.

FUENTES Y BIBLIOGRAFÍA

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ARCHIVOS CONSULTADOS

Hemeroteca Municipal «Conde Duque» de Madrid.

Hemeroteca Instituto «Juan Gil-Albert» de Alicante.

Colección del Sumario Polémica de Petrer.

Biblioteca Municipal de Petrer

FUENTES ORALES

Vicente Maestre Morant ………………… 14-IV-94

Angelina Montesinos Rico ………………..22-IV-94 y 1900-96

Libertad Brotons Andreu …………………30-1X-96

Consuelo y Amor Reyes Payá ……………10-VI-96

Josefina Montesinos Verdú ………………4-11-96

Carmen Redondo Aracil …………………..3-111-97

Elisa Aracil Maestre…………………………7-IV-97

Tomás Jover Andreu……………………….15-1-97

Antonia Pérez Q.uesada…………………..164X-96

Álvaro Navarro Jiménez …………………294-96

Heliodoro Corbí Albert……………………30+96

Isabel Maestre Such………………………..224.-96

Encarnación Poveda Montesinos ………224-96

Pepita Gironés Amat………………………..9-XM-96

Ramón Aracil Jover…………………………17*95

Remedios Aracil Alzamora……………….7411-97

Gregorio Francés Jiménez………………..5-XJI-95

Leandro Jover Guijarro……………………174X-96

AGRADECIMIENTOS

Por último, agradecer a todas las personas que han prestado su ayuda con documentos, fotografías o sugerencias, como Patricia Navarro. Helios Aliaga, Mari Carmen Rico. Josefa Leal. Isabel Navarro. Pascual Maestre, Justa Antón, Francisco J. Navarro. B. Navarro. Rodolfo Juan…