Mis viajes por todo lo largo y ancho de Brasil(I): Maragogi

Comenzando una serie de artículos sobre el litoral paradisíaco de Brasil, hoy, sí me permitís, hablaremos de Maragogi, la más  conocida ruta turística del norte del país.

Maragogi

A 130 km de Maceió, Maragogi es uno de los destinos más atractivos del litoral norte de Brasil.

Conocer Maragogi fue una de mis buenas y agradable sorpresas  de este verano (que aquí, claro, fue en enero 2010…¡Imaginaros viendo los Reyes magos en bañador con gafas y tubo!).

De los 8000 km. de playas que tiene la costa de Brasil, cada año en verano salgo para algún lugar donde “El Capitán Tan perdio las botas”, es decir, donde la civilización aún no han deteriorado la fauna y  flora del lugar.

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La ciudad es pequeña y muy tranquila, hogar de pescadores, donde comercializan langostas, gambas, productos hechos con corales…, pero lo que más me atrae de aquí no son los “electrodomésticos”, como diría mi abuelo Antonio (mariscos),  es la infraestructura montada para el buceo.

Además de las bellezas naturales y exuberantes, la localización estratégica de Maragogi es sensacional.  Maragogi está localizada cerca de Porto de Galinhas, entre Maceió y Recife, facilmente accesibles con coche y cerca de maravillas como São Miguel dos Milagres y Porto das Pedras (de los que sin duda hablaremos en otro capítulo).

Galés de Maragogi

Simplemente es algo que uno no puede perderse.

Pero bueno, os preguntaréis, ¿qué son esos Gales? ¿Hay alguna comunidad de galeses? Sinceramente no, claro… Gales son los denominados Galeotes, embarcaciones que naufragaron por aquí siglos atrás, cuyos restos conforman un verdadero espectáculo para los ojos de los submarinistas (os lo puedo asegurar de cuenta propia y de la mi hija mayor, Sofía, que se ha vuelto toda una buceadora a raíz de recorrerse este lugar).

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Además de la linda playa de Maragogi,  se puede ir con catamarán hasta alta mar,  concretamente hasta a unos 6 km. de la costa, donde nos encontramos con piscinas naturales, rasas y transparente, que nos permiten tener una experiencia única, buceando sólo con esnórquel (tubo de buceo) y gafas, sin aletas, ya que no están permitadas (para no deteriorar los corales). Se trata de un paisaje oculto, hundido en las profundidades, pero que a su vez es único y digno de ver, uno de los patrimonios naturales de Brasil.

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Funciona gracias a una barrera de corales, que protege la zona de mareas en determinados horarios, transformándolas en piscinas naturales llenas de peces que ni se inmutan al verte (claro, están super acostumbrados, y alimentados por los “nativos”).

Puedes observar corales, peces coloridos y para más “inri” puedes tomarte una caipirinha en  los bares  fluctuantes que se juntan alrededor de las arrecifes.

La belleza es increíble. Pero no siempre puedes adentrarte en este paraíso, existen días y horas específicas para hacer este paseo. Los nativos utilizan unas tablas,  las de las mareas, para poder ir hasta ellos sin ningún riesgo. Para qué contaros más; es mejor pensar en hacer la maleta este verano (con las gafas y el tubo) y dar “un saltito” para cruzar el charco.

En la zona tuve la experiencia de quedarme en un resort, llamado Miramar (¿no os recuerda nada?) y que es propriedad de un grupo español, donde la calidad y sobre todo el buen precio son hechos predominantes. Vale la pena, os lo recomiendo, pues el  lema que utilizan aquí es que “El séptimo día Dios descansó”, así que os hacéis una idea.

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La gastronomía ya podéis imaginaros también: grandes langostas, gambas y todo tipo de marisco, hasta percebes, llamados aquí unha de velha (uña de vieja). Y para un europeo, ”tiraos de precio”.

Y bueno, mis queridos”patricios”, espero no haberos puesto los dientes largos, jeje… Ya os iré contando un poquito más sobre los viajes del Capitán Tan y el Tío Aquiles en próximos números.

Un besazo a todos.

3 thoughts on “Mis viajes por todo lo largo y ancho de Brasil(I): Maragogi”

  1. ¡Que envidia me das! Playas, naturaleza, descanso, gastronomía…debe ser un paraiso más de ese país tan especial que es Brasil.

    Pero ¡ché! Lo que no nos has explicado es como estaban los «gallons» por esas tierras ¿?.

    A ver si un tia te lanzas y haces un monográfico sobre el «bunda» brasileño 😉

    Un petó enorme del teu nebot
    Carlos

  2. querido nebot…eso eso los gallonets ni te los explico porque la verdad paracen de «silicone»….de tan esculpidos que son..

    la proxima edicion sera sobre la bunda brasileña, unas de las grandes maravillas de la tierra.

    un besazo a todos

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