La gran colección de Star Wars del eldense Gaby Navarro toma el Castillo de Santa Bárbara

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“Luke, yo soy tu padre” es una revelación que saltó del cine a la cultura popular casi en el mismo momento en que fue pronunciada. El mito acerca de este universo de ciencia ficción había comenzado con la película anterior, hace casi 40 años, y no nos atrevemos a prever su final, menos ahora con una nueva trilogía en preparación. A este mundo de héroes y villanos con sables de luz, se le rinde homenaje hoy mismo en el castillo de Santa Bárbara de Alicante, que acoge la inauguración de la exposición «Toda la galaxia en el castillo», protagonizada por la enorme colección de un eldense, Gabriel Navarro, ‘Gaby’.

La ocasión ha merecido, incluso, este anuncio promocional:

La exposición se instalará en cuatro salas del castillo –sala Taberna, planta principal, sótano y segunda planta del Cuerpo de Guardia– y es, atención, la primera vez que Gaby la expondrá: «Es muy difícil mover la exposición, alcanzar un acuerdo con los seguros porque hay figuras irremplazables». No es para menos, porque Gaby posee más de 40.000 objetos de merchandising relacionados: «es la mayor colección de España con absoluta certeza, y de Europa también me la juego. Te diría del mundo, pero pienso que siempre  hay alguien que tiene más, aunque sinceramente no sé qué podría tener que no esté aquí”.

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Gaby Navarro, el coleccionista galáctico, en su casa.

Se expondrán tres trajes originales de las películas, así como grandes dioramas que recrean momentos culminantes de su universo, desde la batalla en el helado Hoth hasta el boscoso Endor que puede verse en El retorno del Jedi. Podrán verse personajes, a escala real (1:1), tan icónicos como Han Solo, Yoda o R2-D2, y también caracteres imperiales, con toda su parafernalia: cascos, armas, detalles de la indumentaria, etc. Estarán expuestos monedas, mapas, todo lo que uno pueda imaginar: más de 20.000 objetos desplaza Gaby desde su casa, lo más granado de 35 años de coleccionismo.

 Gaby Navarro, el coleccionista galáctico

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Caracterizado como almirante imperial en una de las muchas convenciones en la que ha participado.

Gaby puede contarte la historia de cada figura o muñeco que posee sobre la saga. Y posee muchas: más de un millar de un tamaño de 3 pulgadas y ¾. Nosotros tuvimos la posibilidad de verlas por primera vez hace ya unos años en su hogar. El piso de abajo del bungalow en que vive es su templo al culto, pero, pese al amplio espacio, hay más naves y figuras de distintos tamaños apilados en cajas en el garaje que exhibidos como a Gaby le gustaría.

“La joya de la corona” de su colección son las figuras a la escala antes reseñada: una sucesión de los personajes creados por la febril imaginación de George Lucas que parece no tener fin. Pero, un momento, sí lo tiene: volvemos a ver a Luke al cabo de 200 ó 300 modelos. “Pero no es igual, viste una ropa distinta o tiene una posición diferente”. A veces esos cambios son mínimos, casi como jugar a las siete diferencias. “De hecho, esas figuras son las que más valen, las que dan lustre a la colección. Nosotros siempre buscamos fallos en la producción, la rareza: un Luke con el pelo negro, un sable láser azul cuando debiera ser rojo. Esta figura, por ejemplo, es fácil de conseguir; esta otra, casi imposible”. Agudizamos la vista, y vemos al joven Skywalker con su sable láser, tal y como aparece en El retorno del Jedi. Lo vemos dos veces. “El guante”, desvela Gaby, “el guante está en una mano distinta en cada figura. Fue un error del que se dieron cuenta pronto; cortaron la producción y empezaron a sacarlo con el guante en la mano correcta”.

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Una pequeña, pequeñísima muestra.

Otras encarnaciones de plástico muy preciadas son las exclusividades o las ediciones limitadas: “suelen ser figuras conmemorativas de convenciones de aficionados, yo tengo de Alemania, de Los Angeles, etc. Luego, también, contextos determinados: por ejemplo, yo formo parte de una asociación de fans de Star Wars, llamados La 501 -Gaby tiene el rango de almirante-, que está repartida por todo el mundo y que quizá sea la más importante. Pues la empresa juguetera Hasbro sacó una figura exclusiva para los miembros de esta comunidad. Pero si me quedo con una sola, sin duda sería la conmemorativa a la realización de la Rose Parade (un desfile anual en Passadena) por George Lucas. Doscientos soldados del Imperio desfilaron junto al creador, y 200 figuras limitadas se realizaron. Yo la tengo porque de España fueron cinco seguidores que tuvieron la posibilidad de hablar con él, y le hablaron de mi colección. George Lucas me envió la figura personalmente, está firmada por él. Esta figura, claro, la tengo en caja y no la he sacado”.

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La figura de Hasbro. Cool, ¿eh?
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Su amigo, el ilustrador y dibujante Víctor Prats, inmortaliza el espíritu de Gaby en esta viñeta.

No sólo esa, Gaby adquiere siempre las figuras a pares: una se queda en la caja, sin estrenar, la otra es manoseada. Una figura extraída de su envoltorio (de segunda mano, vamos) puede perder hasta tres cuartas partes de su valor, pero no es ese tipo de especulación la que practica Gaby: “compro dos porque a mi hija le gusta jugar con los muñecos, y para poder tener para intercambiar o para reponer un extravío”. De hecho, ¿puede venderse el esfuerzo de toda una vida? Si lo hiciera, ¿cuál sería su valor? “Pues, hombre, ¿cuál es el valor de una colección de sellos, la más importante de Europa? Yo diría que incalculable, lo que la gente estuviera dispuesta a pagar por él”. A Gaby nadie le ha propuesto comprar su colección, “aunque sí parcialmente, y también alquilarla para exposiciones itinerantes o reuniones de aficionados, etc. Pero no ha salido de aquí hasta hoy». Eso sí, esta puerta ha estado abierta para todo el aficionado que ha querido verlo”. No han sido pocos los que pasaron por su casa de Salinetas y los que ahora lo hacen por su vivienda en Elda, a donde se fue tras casarse.

“Tráeme todo lo que salga, dos veces”

Por supuesto, uno ha de estar muy bien relacionado para hacerse con toda esa mercancía. Los inicios fueron duros, peleando en la red en páginas como  www.rebelscum.com o www.legion501.com, “y sobre todo en ebay. Pero hace más de una década años me asocié con un comerciante norteamericano llamado Steven, quien peina el mercado para mí pues sabe que se lo compro todo, además por duplicado. Ya ni me pregunta cuando me los envía. En realidad, es la única manera si quieres ser completo, sobre todo si vives en España, donde llega un 30% de lo que aparece en EEUU”.  De no tener ese contacto americano, Gaby no presumiría de la línea de muñecos que empresas tan dispares como Playschool (dedicada a los bebés) han dedicado al tema. Tampoco podría haber completado su colección de armas ni su vasta posesión en cuestión de cómics y libros técnicos sobre la fábula espacial, con cosas como un libro de recetas Wookie (la especie de Chewbacca).

En definitiva, se ha explotado tanto el filón, se ha ramificado tanto comercialmente, y Gaby ha sido tan paciente y pertinaz en su tarea, que hasta él mismo reconoce “excentricidades” entre sus pertenencias. Pero, como fenómeno de masas, sabe que no está solo, y especial alivio le produce encontrar la comprensión en casa: su mujer colecciona Barbies y tiene más de doscientas. Su hija pequeña es también una gran seguidora: “hubo una época que se ponía tantas veces las películas que pensé que llegaría a aborrecerlas”. Mal negocio sería ese, si, como reconoce, la completitud hasta ahora alcanzada le impulsa a no parar: “a veces, sí es cierto, llegados hasta este punto, ya no puedes echarte atrás, aunque la figura por venir te parezca una chorrada”. Lo último, “todavía por ordenar”, era Mr. Potato enfundado en el traje de Darth Vader.

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Pero Gaby ama ese mundillo, y esa galaxia muy, muy lejana. Se ha reunido con los suyos en convenciones desde Alemania a Los Ángeles, ha conocido a los actores, ha conseguido las firmas de los guionistas de los cómics. Incluso dio una conferencia en los Estados Unidos sobre el tema, lo que demuestra su maestría incuestionable (“es como si un norteamericano diera una conferencia en Getafe sobre las películas de Torrente”, nos comenta un amigo suyo). Pero a mí lo que de verdad me llama la atención es la moral necesaria para, en esas quedadas al aire libre, vestirse con los calurosos trajes de los personajes. “Yo tengo cinco: de soldado imperial, de piloto de Tie-Fighter, etc. Son una delicia, una réplica exacta llena de detalles”. Si la curiosidad de las figuras es que el tamaño (que luego copiarían, ya reconocido como estándar, muñecos como los G.I. Joe) era el del dedo del diseñador original, en los trajes el protagonista es el encargado del vestuario durante las grabación de los tres films originales, que aprovechaba los traslados para sacar un molde de los cascos y otros elementos. “Es un universo que se retroalimenta”, apostilla.

En fin, ningún seguidor de Star Wars puede perderse semejante exposición en el Castillo de Santa Bárbara que, desde hoy, permanecerá durante un año entero (su fin coincidirá con el estreno de la VII película en 2015).

 

 

 

 

 

 

 

One thought on “La gran colección de Star Wars del eldense Gaby Navarro toma el Castillo de Santa Bárbara”

  1. Ese lema de la caricatura en realidad está variado del original de Steve Sansweet: «NO ES MAS COLECCIONISTA AQUEL QUE MÁS TIENE, SINO EL QUE MÁS COMPARTE».

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