La Colonia de Santa Eulalia, una joya arquitectónica por descubrir

Extraído del número inaugural de la revista ECOECO (que aquí pueden descargar íntegro de forma gratuita), el cronista oficial de Sax, Vicente Vázquez Hernández, nos introduce en este artículo en la apasionante historia y urbanismo de la Colonia de Santa Eulalia.

La reciente noticia en la prensa del desplome de la techumbre de la alcoholera “La Unión”, unos de los edificios más peculiares y emblemático del espléndido conjunto arquitectónico que esconde y atesora la Colonia de Santa Eulalia, me incita a escribir una vez más sobre este histórico paraje, que hunde sus raíces en la época romana, pues junto a ella se encuentran los restos de una villa romana. Ahora que todo el conjunto amenaza ruina (hace años ya se hundió la pared del escenario del pequeño pero encantador teatro Cervantes), a pesar de las pequeñas reformas llevadas a cabo en alguna fachada por grabarse en la plaza de Santa Eulalia los exteriores de la serie televisiva La Alquería Blanca, cuando ni los propietarios ni las administraciones públicas ponen los medios necesarios para su remedio, tal vez, como indica el profesor Baeza Server, la única solución es que los ciudadanos de Sax, pero también de toda la comarca y de la provincia, conozcan la gran importancia histórica, artística y arquitectónica que encierra esta pedanía, situada a caballo entre los términos de Sax y Villena, enseñándoles el alto valor patrimonial que guarda la arquitectura diseñada para la Colonia de Santa Eulalia, una experiencia moderna para su época, que plasma, desde la libertad de creación, la consecución de objetivos reformistas (sociales y económicos) a través de una arquitectura racional fundamentada en la razón ilustrada, que busca el bien común en equilibrio con la naturaleza. Hay que mostrar a todos este maravilloso conjunto, para que se sientan orgullosos de conservar adecuadamente estas arquitecturas. Nadie mejor que los habitantes del lugar para proteger y conservar nuestro patrimonio, dando a conocer la historia y el valor único de su entorno, que, por cotidiano, tal vez no reconocemos.

El lago de los Manantiales (todas las fotografías antiguas están fechadas en 1900-1905).
El lago de los Manantiales (todas las fotografías antiguas están fechadas en 1900-1905).

El paraje se llamaba, hasta la construcción de la Colonia Agrícola, los “Prados de Santa Eulalia”. En dicho lugar Sax celebra todos los años, desde tiempo inmemorial, una romería que tiene como origen la conmemoración de una milagrosa batalla que se libró entre moros y cristianos, capitaneados éstos (según la tradición oral y documental sajeña) por el noble catalán Berenguer de Entenza, a quien la patrona de Barcelona auxilió para vencer a los sarracenos, y en cuyo honor mandó edificar una ermita en el mismo lugar. Para conmemorar este suceso, desde que la villa de Sax pasó a manos cristianas hacia 1240, nombró patrona a Santa Eulalia, y se hicieron votos de celebrar una fiesta todos los años, pagada de los propios del Ayuntamiento, fiesta que se ha seguido celebrando hasta la actualidad, además de acudir a este paraje otro día festivo: el lunes de Pascua, conocido popularmente en Sax como “el día de la Colonia”, y donde es tradición merendar la mona de Pascua en el cerro del Cuco, junto a la Colonia de Santa Eulalia, que recobra esa tarde el bullicio y la animación de antaño.

Plaza de Santa Eulalia, con la ermita al fondo.
Plaza de Santa Eulalia, con la ermita al fondo.

La hacienda de Santa Eulalia fue declarada Colonia Agrícola de 1ª clase el 1 de julio de 1887, con todos los beneficios y prerrogativas que concedió la ley de 3 de junio de 1868, que buscaba corregir los graves desequilibrios territoriales, económicos y demográficos provocando la recuperación y explotación de territorios abandonados. Las tierras eran propiedad de D. Antonio de Padua Saavedra y Rodríguez de Guerra, IX Conde de la Alcudia y XII Conde de Gestalgar (1858-1925), casado en 1878 con Dª María de la Concepción Fontes y Sánchez de Teruel, el impulsor y promotor del proyecto en su primera etapa, hasta 1900, cuando se asoció con su primo segundo (sus abuelas eran las hermanas Díaz de Reguero), el ingeniero agrónomo D. Mariano de Bertodano y Roncalí, Vizconde de Alcira, casado con Dª María de la Concepción Avial Peña, hija de un rico indiano de Cuba, que según la tradición oral la había dotado con 18 millones de pesetas cuando se casó, en 1892, recibiendo uno por año cumplido.

Barrio del Mediodía.
Barrio del Mediodía.

Esta pareja aportó el dinero necesario para el desarrollo de la empresa, siendo gerente de la razón social Saavedra y Bertodano el Conde de la Alcudia. La sociedad tenía como fin el cultivo, recolección y posterior elaboración industrial de los productos agrícolas que, de este modo, saldrían ya listos para su posterior comercialización, aprovechando su inmejorable situación geográfica, cerca de las principales vías de comunicación entre Madrid-Alicante, tanto por carretera como por ferrocarril, donde disponía de estación propia. La finca tenía una superficie de 138 hectáreas, plantadas de vides, olivos, almendros y arroz (en los extensos marjales hoy completamente secos del paraje villenense del Carrizal).

Viviendas de los colonos.
Viviendas de los colonos.

El cultivo de la viña para la elaboración y exportación del vino (sobre todo a Francia, cuyos viñedos fueron destruidos por la filoxera a partir de la década de 1860), fue una de las principales apuestas de la recién fundada Colonia Agrícola, pues era la principal fuente de riqueza de toda la comarca y origen de las grandes fortunas de los terratenientes locales. De ahí la gran bodega que se construyó, y la fábrica de alcoholes y coñac (coñac Santa Eulalia).

En estos mismos años cabe situar el surgimiento de numerosas experiencias similares en Cataluña: las colonias industriales (desarrolladas en Europa occidental desde mediados del siglo XIX), pues en la segunda mitad del citado siglo se levantaron más de setenta colonias industriales en torno a los ríos Ter y Llobregat, buscando aprovechar la energía hidráulica necesaria para mover los telares. Aunque diferentes, las colonias compartían un mismo esquema urbanístico: un espacio productivo, las fábricas, y otro doméstico, donde los trabajadores viven y cuentan con los servicios como escuela, café, teatro, economato, dispensario médico, etc.; y en el punto más alto, la torre del propietario, donde residía durante sus visitas semanales o en verano. Tras su declive en la segunda mitad del siglo veinte, en la actualidad se están recuperando muchas de las colonias catalanas mediante una rehabilitación integral con el objeto de dinamizar la economía comarcal, atrayendo visitantes interesados en conocer la arqueología industrial de estos peculiares enclaves; idea que también ha sido propuesta para la Colonia de Santa Eulalia, pero sin resultados prácticos hasta ahora.

Vista general de la Colonia de Santa Eulalia.
Vista general de la Colonia de Santa Eulalia.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *