José María Bernabé, la discreta mirada del talento

Petrer punto neurálgico

Petrer tuvo el privilegio de albergar, en un refrigerio, a todos los militantes socialistas de la provincia, como al primer presidente de la Generalitat en funciones. La cena se celebró en un sótano de un céntrico bar con la discreción que el acontecimiento requería. Ni Joan Lerman, ni Antonio García Miralles eran todavía dirigentes del PSOE, solo eran unos militantes más. Otro de los participantes que asistió a la cena fue Vicente Maestre Juan que, según escrito de su puño y letra sin firmar, recuerda a José María Bernabé, del cual transcribimos:

¿Por qué Petrer? Petrer era un punto neurálgico que centralizaba la provincia, y aquí habíamos algunos militantes que se movían, por toda la provincia lo que les permitió proponer Petrer para dicha reunión. El Secretario General era y lo fue hasta que Lerma entró de lleno en la política, y cerca ya de las elecciones autonómicas, se propuso para presidir la Generalitat, si conseguíamos suficientes escaños, celebradas las elecciones, Lerma fue eligiendo los colaboradores para formar su equipo de gobierno, Antonio García Miralles se propuso como presidente de las Cortes Valencianas, una vez estas fueron constituidas la rivalidad de Lerma y García Miralles era algo que los militantes mirábamos con preocupación. José María Bernabé todavía no aparecía en el equipo de Joan Lerma, no sé si acertada o no, en la que dijo: -que nosotros la bandera no nos debería importar, nos debería importar la Autonomía-… (Maestre, 2013, 2).

Pregón de Fiestas de 1985

Desde su infancia salió en la comparsa familiar de los Labradores. Pero durante dos años de su juventud (1961-1962) también participó en la de Estudiantes con un traje facilitado por su amigo Rafael Antolín. Y volvió a salir con los Labradores en el año del cincuentenario de la comparsa (1946-1996). El pregonero de 1985 fue un festero de Petrer, que se sintió identificado con las fiestas de su pueblo que las vivió y las disfrutó. De su pregón entresacamos las siguientes líneas:

Permítame ahora que haga un pequeño paréntesis sobre nuestra tradición cultural. Cuando se habla de herencia cultural pensamos muchas veces en algo inmutable, sin embargo lo que es más característico de la tradición, de nuestra experiencia histórica, como valencianos, como españoles, como europeos, es nuestra tremenda capacidad de cambio. Esa sensación de vértigo que uno tiene cuando compara lo que es hoy Petrer y lo que somos nosotros, con lo que era el pueblo y fuimos nosotros en nuestros años de juventud, con lo que fue el pueblo en la juventud de nuestros padres. Sensación aún más profunda para aquellos que han emigrado, como os ocurre a muchos de los que aquí estáis y a mí mismo. Si algo define a esa sensación es la velocidad del cambio y su rápida aceleración hacia el presente. La base cultural implícita en esa experiencia es -sin duda- aunque con ritmos distintos común en toda Europa Occidental, y creo -sinceramente- que es el rasgo definitorio de nuestra cultura como europeos…(Bernabé, 19896).

Un alumno habla de su profesor

En la universidad transcurrió su carrera académica y docente, ocupó el cargo de secretario de la facultad. Uno de sus alumnos, que con el tiempo fue educador en la Universidad de Valencia, describe al acreditado profesor Bernabé:

…Vanguardista nos pareció cuando aquel año nos sugirió la lectura y análisis de novelas como «El corazón de las tinieblas» o «El león», entre otras. ¿Qué tenía que ver éstas y otras novelas con la asignatura?, nos preguntábamos al principio, tildándolo de un poco excéntrico; no veíamos claro ni posible aquello de combinar placer con obligación, pero José María sabia como conseguirlo. A partir de aquella experiencia muchos empezamos a leer con otros ojos, con otra perspectiva, aplicando algo de aquella capacidad de análisis e interpretación que Bernabé se esforzó en estimularnos. Pero no sólo fue un profesor imaginativo, sino también muy comprometido con los alumnos. Fue también un hombre con una portentosa inteligencia y maestría en sus análisis completos y en ocasiones incluso complejos. En su clase de Geografía Económica (1985) nos hablaba del empresariado y de la toma de decisiones, y nos contaba cómo había ido surgiendo ese tejido empresarial del Valle del Vinalopó. Pero José María tenía la rara destreza de insertar perfectamente cualquier caso concreto en la estructura, y todo ello lo aderezaba con una metodología de trabajo que prestaba más atención a la interpretación de los procesos que a los simple descripción de casos concretos. Así es como nos hacía ir en una misma sesión desde el tejido empresarial del Vinalopó a la elevada tasa de nacimiento y mortalidad de empresas, o la tradición de toma de decisiones en Nueva York. Y todo esto lo conseguía porque tenía una capacidad de estructuración de conceptos o realidades complejas difícil de superar. Cierto es que no siempre fue fácil de seguir, sobre todo cuando entraba en materia, hablaba para minorías (Esparcía, 1999).

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Croquis del callejero en 1735 elaborado por Bernabé Maestre, donde se localizan los elementos urbanos más notables.

 

Asesor del presidente de la Generalitat Valenciana

El 7 de septiembre de 1987 entra a formar parte del área de la Presidencia de la Generalitat, con el cargo de Director General de Planificación y Estudios. La amistad y confianza con el presidente, Joan Lerma, se remontaba a los años universitarios y de un creciente compromiso social y político, aunque inicialmente formó parte del primer núcleo de la Conselleria de Trabajo (abril de 1978). El departamento de José María era un centro de datos con todo tipo de información que generaba ideas, estrategias y objetivos de gobierno. De su intensa forma de trabajar elaboró el Projecte 93-COVEU, un diagnóstico de la realidad valenciana y sus sectores más dinámicos, con la redacción de 10 áreas y 96 sub-áreas (sobre 1.500 páginas). Y, por supuesto, con el método de ejecución con más de cien profesionales, entre ellos universitarios. Desconocemos las horas dedicadas a este proyecto, y apareciendo como codirector junto a otros compañeros. Este análisis marcó la pauta de las grandes líneas de actuación durante la Generalitat durante la última etapa de Lerma.

Las administraciones de Petrer y Valencia

Los viajes de la administración municipal de Petrer a Valencia, las gestiones pasaba por las manos de José María Bernabé, por su condición de asesor dels consellers, orientándoles al despacho pertinente. A la administración de Petrer les invitaba a comer en el modesto mesón-restaurante de su época estudiantil, ubicado en la parte histórica de Valencia, donde la especialidad de la casa era el menú casero.

Su éxito profesional no consiguió cambiar su aptitud austera en la vida. El entonces alcalde de Petrer, Vicente Maestre Juan, describe: yo me conocía todos los rincones de las consellerias y de las direcciones generales. En este sentido, y según la carta manuscrita a Bernabé, refiere:

En él encontré el amigo, el paisano, que se desvivía por complacer cualquier petición mía, porque sabéis, como hombre informado que aquello iba a repercutir en su pueblo, al que tanto amaba, y qu sacrifica ese cariño no por vanidad, que no lo era, sino porque sabía que su trabajo repercutía en toda la Comunidad Valenciana, y por supuesto en su pueblo. Nuestras conversaciones eran sobre nuestro pueblo, y qué proyectos teníamos entre manos, y disfrutaba sabiendo la transformación que Petrer estaba haciendo, sabiendo de años y años en que las autoridades que lo dirigieron no tendrán ninguna aspiración mayor… (Maestre, 2013, 1).

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Enrique Navarro entregando un pergamino a José Mª por pregonar las fiestas en 1985. (Rico, 2001)

 

El ministerio de las administraciones públicas

La presidencia de la Generalitat Valenciana se perdió a mediados de 1995, Joan Lerma se desplazó a Madrid ocupando el cargo de Senador. Por lo que José María Bernabé se trasladó a la capital de España para incorporarse en calidad de Director del Gabinete del Ministerio de Administraciones Públicas (1995-1996) y trabajar, como siempre, en los rincones de los parlamentos con su cuaderno de notas y su bolígrafo. Preferente era su actividad laboral, pero en cierta ocasión le dijo a Lerma si podía ausentarse durante dos o tres horas. La excusa que puso era que esa mañana tenía que pasar por el juzgado para contraer matrimonio con María Carrasco. Después de su corta estancia en Madrid, en 1996 regresa a la Universidad de Valencia.

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