El 14 de mayo es el día grande y solemne de la fiesta. Es San Bonifacio.
En el programa de fiestas de ese año 1962 se nos decía que a las nueve de la mañana dará comienzo la majestuosa entrada mora. Su comienzo era en la calle Joaquín Poveda a la altura de Ventura Navarro. Esta entrada mora la iniciaba la comparsa Moros Marroquíes que era la que ostentaba la media fiesta del bando moro, siguiendo el orden de salida del día anterior y el itinerario de Joaquín Poveda, Gabriel Payá, José Perseguer y avenida José Antonio (Explanada) hasta el final.
En su recorrido, Vicente Bernabeu Escopetá y Justo el Campanero iban repartiendo entre los espectadores el The Boñ que edita la comparsa Estudiantes. Entre las noticias locales, y en la línea jocosa que viene escribiendo, ya se hacía un comentario sobre el cambio de la fiesta a fin de semana, a la intención de poner sillas en los actos principales de la fiesta, a las alusiones a la empresa Transportes Pau… y au» y a las múltiples representaciones que tenía nuestro recordado presidente de la Unión de Festejos, Hipólito Navarro.
También al final de este acto desfilaba la Chusma que precisamente ese año comenzaba una nueva etapa. De la forma que se tenía de desfilar en burro se pasó a ir formados unos en fila y otros repartiendo su periódico Daily Chusma y algunos detalles (bolígrafos, viseras, etc.) gestándose entre sus nuevos responsables el escenificar críticas o situaciones relevantes ocurridas en el año, como las que actualmente disfrutamos.
Según el cronista, la entrada de ese día, quizá porque el recorrido era más familiar que el del día anterior o que espectador y festero estuviesen más predispuestos, a esta entrada se le dio más puntuación.
A las doce se procede al desfile de honor. Agrupados abanderadas, capitanes y rodelas a las puertas del Ayuntamiento, y una vez incorporadas las autoridades municipales y festeras, se dirigían, con el orden establecido, al domicilio del cura párroco para acompañar al predicador al templo parroquial a celebrar la santa misa en honor de nuestro patrón, San Bonifacio, Mártir. Los cantos litúrgicos los interpretaron el coro de la parroquia bajo la dirección de Adrián Mollá. La homilía corrió a cargo de Joaquín Martínez Valls, persona muy reconocida en Petrer y que no dudaba en asistir a cualquier acto religioso al que se le invitaba. Una vez finalizada la misa el proceso era inverso, se acompañaba al predicador, luego a las autoridades y, como ahora, las comparsas acompañaban a sus cargos festeros y a comer.
Otra vez nos pusimos en alerta porque volvía a caer una ligera llovizna amenazando el acto de la guerrilla. Todo quedó en nada y se pudo realizar sin ningún contratiempo. El itinerario, el mismo que el día anterior, pero con las comparsas invertidas, reculando el bando moro y atacando el bando cristiano. Al término de la guerrilla, la embajada cristiana con el embajador moro en el castillo y el cristiano abajo, arropados por los mismos efectivos del día anterior y con la misma expectación y respeto a los embajadores. El cronista hace un comentario del «nerviosismo del embajador cristiano encima del caballo pero una vez superado pronunció una embajada francamente buena aunque la puede hacer mejor». Nuestro criterio es que, por bien que declame cualquier embajador cristiano la embajada, en su estructura está escrita para dar más lucimiento al embajador moro.
Voy a contar un detalle referente a la situación de los embajadores en aquella época. En el año 1960 un grupo de comparsistas estábamos al lado del embajador cristiano y cuando estaba acomodado en el caballo, pero antes de comenzar su embajada, se dirigió a nosotros con el ruego de que al terminar no lo dejáramos solo, nos pedía que lo acompañásemos a su casa que estaba a cien metros del lugar donde estábamos. Éste era el «boato» de aquel entonces.
Una vez terminada la embajada, como simbolismo de la derrota árabe, era botada la cabeza de la Mahoma, acto que se realizó hasta 1965 al considerar que este simbolismo no estaba acorde con el respeto a los principios de las creencias religiosas. Seguidamente, y a toda prisa, a vestirse de gala para asistir a la solemne procesión. La comparsa Moros Marroquíes es la encargada de portar a San Bonifacio por ser la que ostenta la media fiesta del bando moro.
El itinerario era bastante diferente al de ahora. La salida era por la calle Miguel Amat, Cánovas del Castillo, José Persegur, San Vicente, Gabriel Brotons, plaza Primo de Rivera (de Dalt), Mayor, Ramón y Cajal, Julio Tortosa y plaza del Generalísimo (de Baix). Al llegar con este recorrido a la calle Mayor, prácticamente se rompía la procesión. Las comparsas llevaban casi todas farolillos de papel y al ser una calle estrecha se chocaban los de uno y otro lado de la procesión, perdiéndose el recato y recogimiento que debe tener este acto. De esta manera se llegaba a la plaza donde volvía otra vez la normalidad. Una vez llegado San Bonifacio se le hacían los honores al son del Himno Nacional y con la casi totalidad de festeros se procedía a su entrada al templo parroquial, seguidamente se acompañaba a sus domicilios a los cargos festeros y se daba por concluida la fiesta del día 14, el día más importante de la fiesta.
Con la llegada del nuevo día la fiesta iba tocando a su fin. Las comparsas pasan a recoger a sus cargos festeros y a las diez y media comienza la subida del santo a su ermita. Como en la bajada, el acto lo comienza la comparsa Vizcaínos y los capitanes también hacen gala de sus rodelas.
En los corrilllos se comenta que una nueva comparsa va a hacer su aparición. El caso es que la fiesta sigue su ritmo, llega la última comparsa a la ermita, los Árabes Damasquinos, y tras ellos San Bonifacio portado por los Vizcaínos.
Comienza la misa de gracias y durante ésta la banda musical de Agost interpreta piezas de música sacra. A su término, agradecimientos por parte de responsables festeros, civiles y eclesiásticos. Un «Visca Sant Bonifaci» es contestado por un enfervorizado público festero y no festero con un «Visca». La fiesta del año 1962 ha terminado. En la plazoleta empiezan los corrillos a especular quién será capitán, abanderada y rodela de esta o aquella comparsa. Por la calle Julio Román (Nueva) sube un grupo con un vistoso pañuelo a la cabeza y un cordón de bobinas de hilo rodeándola. Mientras, en la plazoleta, se comienzan a nombrar los nuevos cargos para el año siguiente. Cuando se ha nombrado a las siete comparsas ya es ta» clamor, la fiesta se ha hecho más grande otra comparsa irrumpe en la ficta en el bando moro. Es la comparsa Moros Beduinos. Sus peripecias, el de las comparsas y de la fiesta en la reseña-crónica del año 1963.
CAPITANES, ABANDERADAS, RODELAS, EMBAJADORES Y MÚSICAS DEL AÑO 1962
Capitán Cristiano:
Francisco Navarro Bernabeu
(Vizcaínos, media fiesta)
Embajador cristiano:
Aurelio Villaplana Beltrán
VIZCAÍNOS
Capitán: Francisco Navarro Bernabeu
Abanderada: Remedios Navarro Bernabeu
Rodela: Loli Rico Romero
Música: Unión Musical de Agost
MARINOS
Capitán: Alfredo Díaz Rizo
Abanderada: Teresa Díaz Rizo
Rodela: M.a Cristina Hernández Villaplana
Música: Municipal de Monóvar
TERCIO DE FLANDES
Capitán: Amadeo Morant Montesinos
Abanderada: Elisa Navarro Maestre
Rodela: Rafi SalaTomás
Música: Unión Musical de Petrel
ESTUDIANTES
Capitán: Ismael Poveda Poveda
Abanderada: Marlén Manzanera Tordera
Rodela: María Amparo Poveda Brotons
Música: La Matraca de Játiva
LABRADORES
Capitán: Luis Iborra Chorro
Abanderada: Carmen Díaz Navarro
Rodela: Deogracias Payá Pomares
Música: Unión Linca de Pinoso
Capitán Moro:
Eliseo Payá Bernabeu
(Moros Marroquíes, media fiesta)
Embajador Moro:
Antonio García Palazón
MOROS MARROQUÍES
Capitán: Elíseo Payá Bernabeu
Abanderada: Reme Giménez Bernabeu
Rodela: Mari Reme Galiano Carbonell
Música: Municipal de Ollería
ÁRABES DAMASQUINOS
Capitán: Pedro Pérez Cortés
Abanderada: Reme Muñoz Francés
Rodela: María Olga Pérez Llobregat
Música: Agrupación Musical de Jijona.