Pablowski, el artista inabarcable

 

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Principalmente poeta y pintor dentro de una gran abanico de inquietudes, el petrerense Pablo Llorente, conocido como Pablowski, publica «La hegemonía de las golondrinas», un descomunal artefacto artístico con más de 200 páginas y 730 portadas únicas hechas a mano.

En no pocas ocasiones dejo el titular para el final, pero en esta ocasión tenía claro desde el principio que quería incluir la palabra «inabarcable». Porque, ¿de qué otra forma definir a Pablowski, que publicó 150 poemas -tres años- en su columna de «Escritos de un joven indecente»? Son también tres poemarios individuales («Poemas de un bohemio», «El dulce sabor del pesimismo, Una golondrina entre reptiles», «Versos escritos en un colchón bomba»), uno compartido (“Antología de poetas de Petrer”), exposiciones pictóricas (entre ellas «S.o.s.iego”, compartida con su hermano Carlos  y Estela González) y, por si fuera poco, una carrera como slammer que ya brilla, siendo un referente de esa escena de poesía urbana que tantos incondicionales está ganando en los últimos tiempos.

No nos olvidemos de sus particulares recitales en los proyectos de Altahia (junto a Raquel Lúa) y Memento Mori (con Isa García), además de su  trabajo con personas con deterioro cognitivo y enfermedades neurodegenerativas (Alzheimer, Parkinson, …) utilizando la poesía como técnica, o de su implicación en la organización de la “Slam Poetry Santako”. Pues bien, el bueno de Pablowski todavía ha encontrado la inspiración para firmar la colosal «Hegemonía de las golondrinas», que presenta docenas de sus mejores poemas y 730 portadas distintas, una por cada ejemplar de la edición. Ven, lo que yo decía: inabarcable, en el buen sentido de la palabra, un torrente creativo de olas cada vez más altas…

Ya hemos reportado en un par de ocasiones de las andanzas de nuestro vecino, pero ahora, en este momento dulce de su carrera, era el momento de sentarse sin prisas para extraer enseñanzas de este alucinante viaje. Planteado el artículo como un diálogo -al final ha sido vía email- más que como una entrevista, por lo extensivo de mis intervenciones, les dejo sin más con ese héroe poético, trágico y romántico, que es Pablowski.

-Fuiste herido por la flecha del verso a muy temprana edad. Cuando la estudiaste, la poesía seguía siendo esquiva e inaccesible para el gran público como lo había sido en las últimas décadas. Hoy la poesía ha explotado en redes sociales, en You Tube, en los bares, en los teatros… Tú mismo vas a representar a Sant Boi en el Slam Poetry Nacional… ¿Cómo has vivido esa evolución? ¿Compartes estas impresiones? Quiero decir, no sé si cuando se publicó tu primer poemario existía algo así como un Slam Poetry…

Voy por partes: Efectivamente fui herido (como poéticamente has dicho) muy pronto. A los 16/17 empecé a escribir poesía. Entonces no la compartía con nadie. En la universidad, sí escribí mucho pero tampoco había un círculo de amistad donde se tuviese esa inquietud o gusto por esta disciplina artística.

¡Y sí!, comparto tu impresión. Pienso que  el sistema educativo y los profesoras y profesores frustrados que no aman de su trabajo son los principales responsables del repelús y el rechazo que tiene el concepto “poesía”.

Como bien dices actualmente las redes sociales están repletas de “poesía”. Pero ojo, que no es oro todo lo que reluce y esto es un arma de doble filo.

Esa evolución por la que me preguntas la estoy viviendo  aquí en Barcelona. Soy plenamente consciente del cambio que está habiendo porque  formo parte de uno de sus motores que es a su vez “movimiento”.

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Una muestra del arte pictórico de Pablowski,

-Pero desde aquellos primeros versos hasta hoy, el desahogo en el cuaderno ha permanecido constante. Además de esa carrera como slammer, de la que ahora hablaremos, se ha publicado recientemente “La hegemonía de las golondrinas”, tu cuarto poemario. Tu cuarto poemario, ¿cómo te suena eso? Quiero decir, creo que has sido muy consciente de todo lo hecho anteriormente a la hora de afrontar este trabajo, ¿o no?

Me suena hermoso y lloro al leer tu pregunta. Ha llovido…, y ha llovido mucho, Luis… El desahogo y la pulsión lo he llegado a convertir en oficio.  Ha sido muy duro, mucho. Me refiero a todo lo vivido hasta parir esta “hegemonía de las golondrinas”. Primero “Poemas de un bohemio”, después “El dulce sabor del pesimismo y una lagarto entre reptiles”, a continuación formar parte de una “Antología de poetas de Petrer”, ya en 2015-16 “Versos escritos en un colchón bomba” y mientras tanto la columna poética que cada semana, durante 3 años, escribí para “Petreraldía” … Es hermoso, de verdad que lloro al recordarlo todo.

– “Una golondrina entre reptiles” me sugería rareza, peligro, vulnerabilidad. “La hegemonía de las golondrinas” me indica predominancia, dominio, incluso cierta majestuosidad. ¿Qué querías reflejar en él, cuál ha sido tu acercamiento artístico? Y en este proceso de creación, ¿ha habido un gran cambio desde entonces hasta este poemario? Y por favor, siéntete libre de profundizar tanto a nivel temático como estilístico.

Has acertado en todo, compañero. Rareza, peligro, vulnerabilidad…esos tres conceptos están en aquel “poeta” que hizo ese poemario en varios “viajes” y casi con escritura automática. Después vino “Versos escritos en un colchón bomba” con una búsqueda y principio de estilo propio que ahora “La hegemonía de las golondrinas” termina asentando.

La hegemonía es un grito de supervivencia. Me he sobrevivido. Dentro de este libro hay un periodo de odio, de lucha, de rabia. Recoge  unos momentos duros y descarnados pero también incluye la luz que he encontrado y el aprendizaje de los últimos 3-4 años conmigo mismo y gracias a la ayuda de una persona especial. Es un “diario emocional” que se va superponiendo capas. Y me paro aquí porque me es complicado explicar sin emocionarme…

¿Sigue ahí ese Pablowski crudo, descarnado, sensual? ¿Has tratado quizá de alcanzar nuevos horizontes, o ahondar en viejos valles?

¡Sí! Jaja, por supuesto. Lo crudo reside, lo descarnado está presente y lo sensual va más allá para ser explícitamente sexual. Aunque también es cierto que siempre se añade algo más, y ese horizonte del que hablas en este caso ha sido la luz. Infundir luz para obtener ese claroscuro y que lo oscuro cobre más fuerza al relucir las motas o halos de luz. He sido capaz de sanar heridas abiertas y sonreírle a las cicatrices que quedan a parte de ahondar en valles, agujeros y minas, directamente, jaja.

-Te he preguntado por los cambios, pero también se aprecia continuidad entre ambos trabajos, con esa metáfora recurrente de la golondrina. Es como si hubiera una conexión de ánimo… ¿Tus sueños siguen siendo esencialmente los mismos que alzaban la mirada al cielo de Petrer? Y por cierto, ¿qué representan las golondrinas?

La golondrina la he convertido en mi símbolo por excelencia. La he empleado como concepto, como metáfora, como sinónimo de nombre propio de mujer, como estado de ánimo etc.

Mi sueño se ha reducido a uno: estar en calma conmigo mismo. Ser feliz.  Es cierto que sigo imaginándome como profesor de pintura y a la vez escribiendo libros (jaja) pero sigo luchando contra mí mismo…  Las golondrinas representan todo para mí. Un periodo muy especial en Altea. Representan ese pueblo, las mujeres que conocí entonces, el símbolo de libertad dentro de una realidad paralela que me creé y de la cual todavía no he querido salir.

Y aunque parezca contradictorio, representan la libertad. Pasé años mirándolas, fotografiándolas, analizando su vuelo. Seguiría explicando, eh, pero sería una entrevista infumable,

-España vive tiempos agitados, más todavía en Cataluña. No diría que la realidad social se cuele mucho en tu obra. ¿Es así? ¿Luchas para abstraerte y hacer temas más íntimos y personales o te sale de manera natural?

No. Respeto demasiado al poeta del pueblo con el que me crie y me inicié, don Miguel Hernández. Nunca he renegado de mis ideales y jamás lo haré. Pero es cierto que la poesía social no es lo mío. Yo no escribo directamente ni explícitamente poesía social.

-¿Sabes? Te definiría como ambicioso, en el mejor y más positivo sentido de la palabra. Cada vez algo más grande, mejor. En esta ocasión hablamos de más de 250 páginasy 700 portadas hechas a mano. Simplemente, wow. En esta primera tirada, cada ejemplar es literalmente único. Ya conocíamos tu faceta pintora, por supuesto, y tu gusto por la imbricación de ambas artes, pero esta idea concreta, ¿cómo se te ocurrió? ¿Eras consciente del ingente trabajo que suponía? Cuéntanos cómo has hecho para diferenciar cada portada y que cada una de las 700 tuviera su toque propio, porque es realmente una odisea.

Gracias. Ha sido ambicioso…, creo, jaja. .264 páginas, sí.  730 portadas finalmente. Salieron todas bien y hubo excedente.

Efectivamente es una obra única cada libro. Siempre he amalgamado poesía y pintura (entre otras disciplinas) precisamente por mi formación académica y mi pasión. Se me ocurrió como un puñetazo en la meso. Como reivindicación. Como lucha.

Lucha en contra de la poesía facilona en redes sociales donde se premia el plástico. En contra de la masificación de “libros” de una calidad bajísima con diseños, portadas, de materiales y calidad literaria paupérrimos que se venden como la panacea. O la “poesía”, ilustrada con el mismo patrón, que se encuentra en los centros comerciales y los estantes curiosamente colocada al lado de los libros de autoayuda.

Era consciente porque lo pensé mucho. No hay nada en esta hegemonía que no esté pensado. Yo mismo he elegido la imprenta, el papel que quería para el interior, el papel de la portada, la tinta, la tipografía, el diseño, las medidas. Todo. Son más de 3 años desde que empecé a pensar en el cuarto libro. Es un libro exclusivo, que no excluyente. Sólo tú tienes esa portada. Y solo habrá 730.

Está pensado para que aquella que quiera leerme se lleve una obra única. No hay dos portadas iguales. Es imposible que las haya. Están hechas a mano, con tinta china, pincel, brocha y espátula. Las hay más informalistas, las hay más dripping, las hay más minimalistas. Tinta negra sobre fondo blanco puro.  Abstracción y simbolismo.

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Un cartel anunciando una actuación de «Altahia», el dúo formado por Pablowski y Raquel Lúa.

-Voy a repetirlo en esta entrevista. No hay precedente de esta edición de 700 ejemplares con portada única en el territorio nacional, ni muchos que conozcamos a nivel internacional. Después de tu esfuerzo ¿te sientes más vacío o exhausto que otras veces? ¿O quizá rejuvenecido de alguna manera?

Que yo sepa no lo hay, jaja. Pero en parte tiene una explicación muy sencilla: Estar fuera del sistema comercial.

Me refiero, este trabajo es mío de principio a final. No tengo editorial detrás. No tengo distribuidora. De hecho no puedo ni venderlo en librerías porque he renunciado a tener código de barras, ISBN etc. Mi libro es libre. Completamente libre: sólo tiene el número del depósito legal y un sello de Creative Commons (es una organización sin fines de lucro dedicada a promover el acceso y el intercambio de cultura).

Efectivamente, me siento exhausto. Mucho más que otras veces. Ten en cuenta que después de todo el trabajo, cuando parece que ya está; que tu labor acaba ahí…falta venderlo, jaja. Uno a uno. De boca en boca, en recitales, en slams, en micros abiertos…

No…,rejuvenecido no. Exhausto. Completamente…, pero insisto: Fue mi elección.

-Y una duda así tonta, cuando reedites y hagas, qué se yo, 5.000 ejemplares, ¿ahí ya permitirás cierta repetición entre las 700 portadas, no? ¿O serán reediciones de tiradas fijas de 700 ejemplares?

Insisto. El precio que se paga por estar fuera del sistema es caro. No sé cuánto tiempo pasará hasta vender yo solo los 730 ejemplares. Supongo que años…así que pensar en eso ni se me pasa por la cabeza.

Pero como fantasear es hermoso yo diría que si tuviese que reeditar me dedicaría un fin de semana sin salir (como hice) o un mes entero si hiciese falta para crear esos 5.000 ejemplares. ¡Y no! No repetiría portada. Cuando se hacen a mano y cargando el pincel o la espátula como lo hago, es imposible que haya dos portadas iguales por mucho que se parezcan.

-Decía tu hermano Carlos, también artista polifacético, en el prólogo de tu anterior obra, Versos escritos en un colchón-bomba: “Cuando un hombre cae, un poeta se levanta. Cuando un hombre llora, los versos florecen de sus lágrimas.” Pero a pesar de tu fecundidad es difícil imaginarte apesadumbrado en un momento como este, alumbrando esta creación cultural que es “La hegemonía de las golondrinas” y siendo reconocido como un gran slammer ya a nivel nacional. ¿Has escrito este poemario desde una mayor positividad a la que acostumbras? ¿Dirías que estás en uno de tus mejores momentos creativos y personales?

Lo digo porque podría sonar poco prometedor aquello de joven poeta abandona el pueblo por  la gran ciudad con objeto de triunfar en la literatura”, pero tú vas camino de hacerlo realidad. ¿Cómo fue descubrir ese mundillo?, ¿cómo te introduciste? Y antes de nada, ¿qué es exactamente un slammer y un Slam Poetry, cómo se lo explicamos al profano?

Estoy viviendo un momento bonito e incluso feliz actualmente, sinceramente me falta saber disfrutar. Pero no, no. El libro como digo empezó hace 3 años y se ha destruido casi por completo dos veces. Al principio había unas 200 poesías y en la primera criba me quedé con 37…, jaja, así que casi empecé libro nuevo.

En el periodo que cubre el libro he vivido la peor decepción sentimental o al menos la que más me ha costado gestionar y a su vez el aprendizaje emocional más hermoso. Joder…, me cuesta decir más…Dejémoslo ahí.  He tenido momentos creativos intensos, sí, jaja.

Respecto a lo de triunfar, no es para tanto.  Me conocen en el mundo del slam porque estos 3 años he participado en todas las competiciones de Barcelona y he conseguido mantenerme en los  primeros puestos en las ligas y rankings.  Lo descubrí cuando todavía estaba en Petrer, a través de un vídeo en Youtube. Fue lo que me hizo decidir venirme aquí.

Una vez aquí empecé a ir como público deseando poder estar en el escenario alguna vez. Comencé a participar en micros abiertos en diferentes asociaciones culturales para coger soltura porque jamás había recitado y  un día me apunté. Entré en sorteo y hasta ahora.

Mira, el slam es una competición de poesía con tres reglas o normas básicas. 1-El texto que recitas debe ser tuyo, de autoría propia. 2- No se permite atrezzo. Se utiliza el cuerpo y la voz solamente. 3- El tiempo máximo para el recitado de tu poema son 3 minutos. Si te pasas de tiempo te van restando puntos de la puntuación final que te otorga el jugado. Ese jurado son personas al azar de entre el público.  Normalmente suelen ser 5 pizarras, pero dependiendo de la ciudad puede variar.

-¿Y qué se siente ahí arriba, en el escenario? Tengo entendido que tus apasionados recitales causan furor. ¿Cada ocasión es distinta o simplemente es una cuestión de matices?

Pues la verdad, hay diferentes escenarios y cada slam tiene su idiosincrasia. Me refiero, aquí en el CCCB de Barcelona se juntan entre 400 y 500 personas o 1.100 en La Nit del Museus con un escenario con medias para una banda de rock, o 90 personas metidas en una sala de un bar donde la primera fila te está rozando mientras recitas, jaja. Quiero decir, hay de todo y es hermoso eso.

Arriba siento, primero, respeto por la gente, nervios y algo de morbo. Más que furor mis recitales causan mareos y lágrimas, jaja… Son intensos. Sí.  Y por supuesto cada ocasión es completamente distinta, más todavía con el tema de la poesía y la emoción. Depende de muchas cosas. Desde el estado anímico en el que me encuentro ese día, hasta el tipo de gente que va a ese slam o ese recital concretamente, hasta la conexión, si ya te han visto, si es la primera vez, si vas con un poema muy trabajado o presentas obra nueva…

-Y no podemos dejar de hablar de Altahia, claro, ese dúo músico-poético junto a la cantautora catalana Raquel Lúa… En el Slam Poetry y en el circuito hay competición, pero sobre todo hay cooperación y ganas de explorar universos artísticos, ¿o me equivoco?

¡Altahia! Jiji. Altahia es proyecto personal junto a mi compañera Raquel. Nos conocimos en la asociación cultural “Cronopios”. Aquel lugar era una cantera de poetas y cantautoras. La primera vez que la escuché me hizo llorar a moco tendido y fui a decírselo. Ella me dijo que cuando me vio a mí se mareó y tuvo que salirse del local. La gente nos decía que ambos hacíamos llorar y éramos muy potentes así que le propuse participar en una modalidad de slam que se hace aquí una vez al año y se llama SlamFusión donde se mezclan poeta y músico o bailarinas, o performances etc.

Y cuando nos apuntamos elegí llamarnos Altahia por Altea, por mi otro pueblo donde estudié y viví tanto tiempo. Y porque significa “la que cura, la que sana”. Y cualquier persona que escucha la voz de Raquel se le pasa tó lo malo, jaja.

Yo empecé a practicar desde cero en esa asociación cultural. Iba cada día durante meses y meses. Al cabo del tiempo trabajé allí un par de años y llegué a sentirla  como hogar. De ahí, como de otras asociaciones, han salido muchos artistas y proyectos en grupo.

¿Y siendo la poesía, o la música de un cantautor, algo tan personal, cómo habéis conseguido combinaros?

Sencillamente por empatía, amistad y admiración. Nuestro trabajo es bastante diferente y nuestras voces también, pero es cierto que combinamos muy bien.

Realmente el trabajo en común es dejarnos llevar. Yo tengo mis textos y ella los musicaliza. Me conoce bien y sabe de mi oscuridad y tristeza y sabe qué hacer en cada momento. Por mi parte, cuando ella me enseña sus textos yo me sumo a su temática o creo textos a partir de los suyos. Es un juego interesante.

La gente cuando viene a vernos paga por llorar, dicen algunos, jaja O para disfrutar más de la vida cuando salen del recital, jaja. Es una experiencia muy curiosa vernos.

-Tenemos también “Memento Mori” con la poeta almeriense Isa García. Háblanos de esta colaboración.

Siempre quise trabajar con ella. Isa es para mí un referente en el mundo de la poesía oral y escénica. De hecho el vídeo que me trajo aquí fue de ella. Su poesía es descarnada, cruda, visceral… Se sube al escenario y te revienta entero.

Tuve la suerte de que aceptase mi propuesta de participar en un slam por equipos y de ahí nació “Todo va a morir”, Memento mori. Como ambos somos muy alegres, jaja….Aquí sí trabajamos las piezas mezclando los textos a ambos a dos voces y llega un momento en el que no se sabe qué parte o versos es de quién.

Son ya varios años junto a ella y ahora soy feliz teniéndola  como amiga, compañera de escenario y madrina de “La hegemonía de las golondrinas” (porque ella, junto a Dante Alarido, otro grande del slam a nivel internacional, me prestaron el dinero para la edición).

-¿Y qué nos dices de tu experiencia como co-organizador del “Slam Poetry Santako”? Un paso más en la inmersión en la realidad poética actual, y supongo que una visión a las entrañas del, por qué no decirlo, negocio. Porque, ¿se puede vivir de la poesía?

Es maravilloso formar parte de la familia slam. De la gente que se entrega para que este movimiento crezca. Es una gozada poder ser sede federada y tener representación en la final nacional de este año. Santa Coloma era una sede con mucho peso que cayó la temporada pasada porque sus organizadores estaban saturados con tanto trabajo. Entre otros proyectos llevaban también la sede de Barcelona.

Para mi Santako es muy especial porque allí gané mi primer slam y cuando me enteré de la situación le dije a Isa que quería reabrir la sede. Ella sentía el mismo cariño por Santako así que hablamos con los antiguos organizadores y les pareció maravilloso. Es un trabajo duro pero bonito. Y no, jaja, no se le puede llamar negocio porque no se ve ni un duro. Las sedes no se llevan nada, ni los organizadores. Se hace por amor a la cultura y a la cultura slam. Es difícil de entender para quien no lo vive.

Y respecto a tu última pregunta: Yo no estaría vivo de no ser por la poesía. No pretendo filosofar sobre esta cuestión. Solo digo que yo lo que tengo me lo ha dado la poesía y también es cierto que aquí la poesía se vive de otro modo. Aquí la poesía esta en los museos, salas de exposición, en la calle, en las fiestas locales, en los institutos, en los mítines políticos, en las asociaciones culturales…Nos llaman de muchos sitios y nos contratan en otros tantos.

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«Mira, una anécdota. Una madre y las amigas de una chica me contrataron para un recital sorpresa el día de su 19 cumpleaños».

 

Y ya que estamos, hagamos una vez más gala de tu espíritu colaborativo. A alguien que se está iniciando en esto de poesía contemporánea, actual, ¿qué autoras y autores le recomendarías?

Yo recomendaría a mis contemporáneos y compañeras de oficio: Laura Sam, Isa García, Iñaki c. Nabazal, Batania/Neorrabioso, Princesa Inca, Gata Cattana….

-Entre un sinfín más de muescas dignas de mención, citemos finalmente tu trabajo con personas con deterioro cognitivo y enfermedades neurodegenerativas (Alzheimer, Parkinson, …) utilizando la poesía como técnica en uno de los Espacios Sociales de la Fundació Catalunya –La Pedrera. ¿Cómo ocurrió esto?

Esto ocurrió precisamente con una persona que admiraba mi trabajo. Me había visto en recitales, en slams y en micros abiertos y un día me dijo que trabajaba con este colectivo. Me invitó a su espacio y a ver una de sus sesiones y se me ocurrió que podía hacer algo con la poesía. La directora me contrató directamente y ya llevamos unos 72 poemas creados con ellas. Jaja, ¡casi tenemos un libro!

Háblanos de la capacidad sanadora y regenerativa de la poesía en la memoria. ¿Cuándo descubriste esos usos?

No, lamentablemente no se puede regenerar, ten en cuenta que hablamos de personas entre los 70 y los 90 años y una enfermedad  degenerativa que a veces está en estado 3 … Leemos poesía, comentamos poesía y sobre todo creamos poesías. Las motivo, las intento inspirar y guiar y salen cosas hermosas: “Con pasión deseo la sinceridad / para rezar en la noche azul/ y despertar al amanecer como despierta la /imaginación. / En la ventana inspira el cantar de los pájaros / y espanta la duda del miedo, / así olvido la desesperanza, / la pesadilla de no saber quién soy”.

Hasta nos hemos puesto nombre. Nos hacemos llamar “Les Trobamòries”. Es un nombre inventado que nos define como grupo y siempre les repito que lo que hacen es digno de admirar porque personas de mi edad sin esta enfermedad son incapaces de crear un poema grupal por sesión como hacen ellas.

-Te veo tan inquieto que te puedo imaginar también cruzando el charco. ¿Qué me dices de eso? ¿Se te ha ocurrido algo así como una gira iberoamericana?

Jaja…Ahí me has pillado. En diciembre una persona muy especial se fue a Latinoamérica para vivir y conocer mundo, y yo no fui capaz de marchar con ella, y es la persona que más ha marcado mi vida…. Soy bastante cobarde, la verdad. Y no soy nadie como para plantear una gira, jaja…

Y en este punto no puede dejar de preguntarte si alguna vez te has autocensurado o te has visto tentado de hacerlo, conociendo tu vena subversiva en ocasiones y el trato de reciente de la justicia a algunos raperos, artistas y comunicadores.

Nunca me he autocensurado y siempre me he posicionado. No importa no escribir poemas sociales. De hecho me han llamado para causar políticas y solidarias y siempre que he militado o comulgado con ellas lo he hecho. De hecho me conocen mucho por mi poema “Pueblo” y allí donde me invitan o me contratan preguntan si lo recitaré.

Nunca me he censurado ni lo haré. “Yo no soy un poeta comunista, soy un comunista poeta” dijo el maestro Javier Egea.

-La verdad es que también te veo a un paso del rap (risas). No, en serio, sé que algo has hecho en ese ámbito, y al fin al cabo un Slam Poetry tiene muchas semejanzas con una “pelea de gallos” en el rap. Pero quería preguntarte por los certámenes literarios. Lo cierto es que hay docenas de premios poéticos todos los meses, ¿te has presentado alguna vez a alguno? ¿Qué piensas de ellos?

Uy, no, no…le tengo demasiado respeto a esa cultura y además soy arrítmico, jaja. No acierto a meterla en el “bombo-caja”.

No, el Slam no es como una batalla de gallos. No hay una pelea directa entre participantes y lo que recitamos no es improvisado. Tampoco hay ese ego descomunal elevado a la máxima potencia ni la intención de atacar a través de insultos. Los textos que se recitan en competición de slam los llevamos muy trabajados antes de subir a escena, no hay estímulos, ni pruebas, ni pelea directa con rivales etc.

Nunca me he presentado a certámenes literarios con rigor o seriedad. Es cierto que hay decenas al mes, pero de algún modo, por lo que he odio hablar y lo que he leído, hay una especia de sombra sobre estos premios…  Eso sí, estoy esperando para el próximo Certamen Paco Mollá porque ahí sí quiero trabajarme un poemario extenso y tengo muchas. Para ese sí me voy a preparar.

-Sé que tienes ganas de presentar en Petrer tu última obra. ¿Qué es Petrer hoy para ti? ¿Aparece en tu creación de alguna manera?

Petrer para mí lo es todo. Empecé escribiendo allí y es mi pueblo, mi patria. Me ha visto crecer como poeta y quiero que mi pueblo algún día se pueda sentir orgulloso de mí. Sería devolverle el favor. Las y los petrolancos han respondido siempre ante mi trabajo.

De verdad que siento mucho amor y presumo allá donde voy. De hecho todos mis compañeros y compañeras del mundo de la poesía y el slam quieren venir a conocer y ver el pueblo. Es en serio, se me ha ido de las manos el tema de presumir, jaja.

Desde hace muchos años he fantaseado con un recital en el Cervantes. Un recital de casi dos horas. Con toda mi obra. La mejor obra. También he soñado recitar junto a Raquel Lúa. Cuando creamos Altahia la meta que me puse era llegar a recitar en Altea y en Petrer. He soñado despierto con la ovación de mi gente, y con sus lágrimas…

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-¿Qué sigue a una obra colosal, a una competición en el Nacional y a múltiples proyectos exitoso? Quiero decir, ¿sientes un poco de vértigo, como de estar en la cresta de la ola y de sólo poder ir ya hacia abajo? Y además, si las expectativas siguen creciendo no sé qué será lo siguiente…

Bonita e interesante pregunta, Mira…todavía no me creo haber conseguido materializar “La Hegemonía de las golondrinas”, ni tampoco he tenido tiempo de disfrutarlo, pero estoy contento de ver cada portada cuando miro la estantería. Tampoco me creo haber ganado el Llobregat Slam Poetry y ser el representante de esa sede en la final nacional de septiembre en Ciudad Real, pero no siento vértigo. Quiero decir, no soy cirujana, ni trabajadora social… Me refiero, sólo escribo y recito.

Me gusta, amo este oficio. Son más de 15 años escribiendo sin ser filólogo ni estudiar literatura comparada. Lo hago y ya.  Sí, ojalá poder conseguir viajar por toda la península (me gusta mucho el tren) para presentar mi libro en bares, asociaciones; ser invitado a festivales de poesía, eventos culturales, etc. Las expectativas son el principio de la frustración. Como digo, mi sueño es recitar en Petrer y que el teatro esté a reventar, jaja.

Yo sólo quiero ser feliz conmigo mismo. Estar en paz conmigo mismo. Leer, escribir y pintar.  Y ya.

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