Elda y Petrer en el Diccionario geográfico-estadístico del Dr. Miñano y Bedoya

La breve descripción del presbítero habla de 574 vecinos, o sea 2.237 habitantes. Del contraste de estos datos con los del Censo de Floridablanca (1787), se deduce que la población ha disminuido ya que esta última fuente poblacional arrojaba un total de 2.636 habitantes, 1.275 varones y1.361 mujeres (37). En 1822 la población era de 2.439 habitantes. Al comparar esta última cifra con la que recoge el Diccionario…, es evidente que se ha producido un descenso de 202 habitantes. Respecto a 1849, se producirá un pequeño repunte ya que Pascual Madoz estima la población en 2.537 h.

Entre los edificios importantes,Miñano cita la iglesia, una ermita, el castillo y el pósito.

«Situado al pie de un pequeño monte, donde hay un antiguo castillo», fortaleza de Petrer, antes de la restauración.

 

Según la información que aparece en la obra de José Montesinos (38), el templo parroquial ya existía en 1430 y en cuanto al castillo sabemos que data de época almohade, último cuarto del siglo XII.

El origen exacto del pósito de Petrer (39) nos es, en parte, desconocido,pero sabemos que fue en 1689 cuando se fundó con personalidad propia, aunque también podemos decir que, de alguna manera, venía desempeñando su actividad desde unos años antes como una función más del consejo municipal. Se hallaba en la Plaça de Baix esquina a Cura Bartolomé Muñoz, anteriormente conocida como calle del Pósito, en el solar que en la actualidad está ocupado por el Museo Arqueológico y Etnológico Municipal «Dámaso Navarro».En las elecciones de 1892 y 1905 el edificio del pósito –en las segundas ya convertido en escuela– y la casa consistorial se utilizaron como colegios electorales.

Miñano incluye Petrer dentro de la provincia de Valencia. Es de aplicación a la villa de Petrer lo que hemos explicado sobre este asunto en el caso de Elda. En lo que respecta al número de ermitas únicamente señala «1 ermita extramuros» cuando en realidad había varias. Probablemente, Miñano se refería a la de San Bonifacio (1634) o a la del Santísimo Cristo (1674). En cambio,el erudito Montesinos añade a estas dos las de Santa Bárbara (en la partida del mismo nombre), la de Santa Teresa de Jesús (en la Pedrera), la de S. Vicente Ferrer (Puça), la de Ntra.Stra. del Rosario (Rabosa) y la de la Purísima Concepción (Catí).

El hecho de que describa las calles de Petrer en términos poco elogiosos, no hay porqué atribuirlo al propio Miñano sino a su informante a quien por criterios estéticos o motivos de cualquier otra índole no le gustaron las callejuelas árabes de la villa petrerense.

En los apartados de producción agrícola e historia, Miñano, al igual que con anterioridad lo hizo Montesinos, sigue a Bernardo Espinalt, aunque estos dos últimos escritores son más explícitos. El autor del Diccionario… al abordar la historia de Petrer,únicamente habla del privilegio que le concedió el rey Felipe V y cuando describe el escudo de armas dela villa se limita a transcribirlo con las palabras de Espinalt. El escudo que diseña el humanista de Orihuela no tiene nada que ver con el que dibuja Espinalt y Miñano describe. La propuesta de estos dos últimos autores no se compadece con el escudo municipal de Petrer, cuya representación gráfica más antigua es la del índice de la Giradora de 1735. El empleado de correos y el eclesiástico sitúan el brazo con una espada y la bandera encima del torreón central del castillo, mientras que en el dibujo de la Giradora dichos elementos nacen de los respectivos flancos: del izquierdo una espada y del derecho una bandera. También olvidan los dragones y la cabeza de varón que aparecen en la Giradora, aunque en realidad no son elementos heráldicos, sino sólo aditamentos decorativos típicos delos diseños dieciochescos. Por su parte, Montesinos dibuja sobre la torre central del castillo una cabeza de varón y plasma bien, como en la Giradora, la orientación hacia dentro, a ambos lados, de las extremidades superiores que sostienen, respectivamente,una espada y una bandera. Los reiterados Miñano y Espinalt tampoco mencionan la corona que sí incluye Montesinos (40).

De arriba a abajo, escudos de Petrer según el Libro de Giradora (1735), Espinalt (1784) y Montesinos (1791).

Se da la circunstancia de que José Montesinos también copia al principio de su crónica sobre Petrer al autor del Atlante Español. Sobre el abastecimiento de agua,el Diccionario… afirma que «hay en sus alrededores muchas fuentes» aunque no especifica cuales. En cambio ubica en término de Petrer «una muy copiosa de agua salada». Casi con toda seguridad se refiere a la de Salinetas de Novelda. Al igual que otros autores, como el citado Espinalt, Joseph Townsend y Tomás López, D. Sebastián sitúa esta fuente en Petrer, cuando geográficamente se encuentra en el término municipal de Novelda. También en esta referencia Miñano copia, como anteriormente lo hizo Montesinos, a Bernardo Espinalt. Aunque estos dos últimos escritores, como en todos los aspectos que tratan, se extienden y precisan un poco más que Miñano, indicando además «que está guardada por un dependiente de Salinas».

Al describir otros pueblos como Elda, Monóvar, Villena, etc. habla del origen del topónimo, pero en el caso de Petrer no ocurre así.

En cuanto a la industria, el abate cita dos fábricas de aguardiente y dos de jabón. Sabemos que en 1840, las fábricas de destilar aguardiente, junto con las bodegas, eran un elemento importante en lo que respecta a la economía del pueblo. En 1849 Madoz no hace mención a ninguna de estas dos industrias. Miñano alude a la producción vinícola en términos de «mediana cosecha de vinos», pero en realidad esta producción debía ser importante en aspectos cualitativos. Los vinos de Petrer obtuvieron, en 1863 y 1878, menciones honoríficas en las exposiciones siguientes: Medalla de Honor en la National Academy Of Great Britain, de Londres, con fecha 29 de abril de 1863,  Medalla de Honor en la Academia Nacional de Gran Bretaña, en el mismo año, y dos Medallas de Oro en la Exposición Universal de París, de 1878.

Al igual que anteriormente ocurrió con Cavanilles, Sebastián de Miñano tampoco menciona la alfarería, cuando sabemos que por aquellos años Petrer contaba con tres alfarerías y dos tejeras, según aparece en el Libro de Matrícula General para el Derecho de Patentes de 1822. En el Libro de contribución industrial del año 1849,para un total de 602 vecinos según los datos oficiales constan únicamente tres fábricas de cacharrería. Por otra parte, este mismo año Pascual Madoz aporta un recuento de 2.537 habitantes, citando entre las «instalaciones industriales» cinco fábricas de alfarería y una de tejas.

Como se puede observar no coinciden los datos que ofrece el Archivo Municipal y los de Madoz, ni en lo que se refiere a la población ni en lo que respecta al número de fábricas dedicadas a la manipulación del barro. Según éste último, existen dos alfarerías más y hay una fábrica de tejas que no aparece en el registro industrial.

El último aspecto que trata el escritor palentino alude a la distancia en leguas de la capital, Valencia, cifrándola en 21 leguas y 8 a la cabeza del partido judicial, Orihuela. Si comparamos esta información con la que ofrecen Bernardo Espinalt y José Montesinos constatamos que habla de 7 leguas de recorrido respecto a Orihuela, es decir una legua menos.

Edificio de la Plaça de Baix de Petrer, construido en 1935 para Dispensario de Higiene, en el lugar donde estuvo el Pósito municipal. En la actualidad es el Museo Arqueológico Etnológico Municipal «Dámaso Navarro».

Respecto a las personas que le proporcionaron información, en la mayoría de los pueblos fueron los sacerdotes, pero no parece que fuera el caso de Petrer. El párroco en el año 1810 era Francisco Javier Ruiz de López y en 1830 Mariano Maestre actuó como regente del anterior. En 1834 fue Antonio Rivera. Al igual que ocurre en Elda, extraña, en cierta medida, que el informador de Petrer fuera un sacerdote y cite sólo una ermita, cuando en realidad como hemos apuntado, y según Montesinos,apenas treinta años antes había un total de siete. Como conclusión, se puede afirmar que Miñano no aporta prácticamente nada sustancial en lo referente a Petrer, pues sigue al pie de la letra lo que con anterioridad habían escrito, primero, Espinalt y Montesinos, después.

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