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El Islam en Elda entre los siglos VIII y XIII

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*Nota: este artículo fue publicado originalmente en Alborada 50-2006 (aquí [2] pueden comprarlo).

Cierta dificultad tiene este trabajo, ya que escasea la información de los períodos preislámico (V al VII) y alto medieval (VIII al XI), pretendiendo ante todo dar unas pinceladas de unos patrones organizativos generales, apoyadas en las fuentes arqueológicas escritas tanto antiguas y recientes, en la toponimia que ha llegado a conservarse hasta nuestros días, así como en los estudios cerámicos y las informaciones que hasta el momento se poseen del sur y sudeste peninsular.

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Manuscrito islámico representando la Kaaba o piedra sagrada de La Meca (Archivo gráfico Museo Arqueológico de Elda).

La Umma o comunidad islámica se regía por la ley y la tradición especialmente, aunque en su homogeneidad se adaptaban en acuerdo a los territorios conquistados en el aprovechamiento de sus recursos, principalmente los hidrológicos o las llanuras fértiles, no descartando las diferencias que podrían encontrarse entre los grandes, medios o pequeños núcleos (que es una tónica en muchos períodos históricos), del que formaría parte nuestra villa.

Con la llegada de las tropas de Tarik a la península ibérica en el 711, unas plazas son tomadas por las armas mientras otras lo hacen pacíficamente. Entre ellas se encuentra la antigua Elda. Gracias a estos Ahd -pactos- ofrecidos a las poblaciones que podrían ser atacadas, los recién llegados obtienen los beneficios de unas infraestructuras preexistentes como son: caminos, viviendas o recursos acuíferos (pozos y fuentes). El pacto de Teodomiro de Oriola con Abdal- Azîz, hijo de Musa, en el año 713, incluirá nuestro territorio dentro de la kûra de Tudmir.

En las fuentes islámicas se menciona ILLA, destacándose Al-Udrí del siglo XI, Ad-Dabbí en el XII y Al-Himyari en del siglo XIV. Entre los siglos IX y XII las fuentes cristianas escritas recogidas en el Anónimo de Ravena y en la Geografia de Guido citan EDELLE y ELOE, que quizás podrían derivarse del topónimo ADELLO citado en el Intinerario del romano Antonino.

Las fuentes árabes aluden a diferentes localidades pertenecientes a esta kûra – comarca o distrito administrativo- como son Awriyula, Laqant, Lurqa, Nwla, Billana e Illa, identificándolas con Orihuela, Alicante, Lorca, Novelda, Villena y Elda. Otro término que aparece es el de Al-Munastir, monasterium en la lengua latina, y que haría referencia al yacimiento hoy conocido como El Monastil. No debemos olvidar que los primeros musulmanes que entran en la península provienen del Magreb en su mayoría, destacando Túnez como núcleo de origen hacia la península, percibiéndose parentescos artísticos entre la mezquita aljama de Kairouán (s.VII) y su predecesora cordobesa o parentescos semánticos con la ciudad tunecina de Monastir. En sí, este topónimo viene a indicar un lugar de frontera, un conjunto de defensa militar y religiosa, donde se retiraban los creyentes para el rezo y la preparación en los conceptos espirituales y bélicos de la Yihad -guerra santa-. Ejemplos cercanos son los restos de las rábidas de época califal conservados en Guardamar del Segura.

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Interior de la Gran Mezquita de los Omeyas en Damasco s.VII (Archivo gráfico del autor).

Así, desde el siglo VIII la presencia foránea se rige por un patrón en altura esporádico y a intervalos tanto en la zona alta como en la baja del Monastil, con reutilización de las viviendas del período tardo antiguo-visigodo (siglos IV al VII), documentado por escasos fragmentos cerámicos del período emiral y ausencia de espacios públicos. La no aparición de estos últimos impide hablar de un enclave urbano, ya que en el urbanismo tradicional islámico se han de dar la suma de los siguientes conjuntos: módulos domésticos, zonas de servicios comunes y vías de acceso. Seguirán este patrón de asentamiento los sitios del Zambo (Monóvar-Novelda) o Els Castellarets (Petrer), intentando escapar todos ellos al poder estatal y pudiendo controlar también importantes vias de comunicación. La convivencia se llevará a cabo con los muladíes o hispanovisigodos convertidos al Islam, desconociéndose el número de familias cristianas y judías de este período, que habiéndolas, serían en número escaso. Ya en el siglo X la Elda califal, dentro de la región de Sharq al-Andalus, formará parte de la kura de Kunka junto a poblaciones como Cuenca, Elche, Orihuela o Alicante.

La Fitna o desordenlevantamiento, vinculado a las revueltas que tendrán que ser sofocadas desde el Califato Omeya de Córdoba, generará una serie de medidas políticas que denotan un cambio en el patrón de asentamiento, en llano o medias laderas, que afectará positivamente al desarrollo económico. A este período de revueltas se ha vinculado por ausencia de documentación arqueológica la inactividad de El Monastil. En el siglo XI, la desmembración de Al-Andalus y por lo que nos toca Sharq-al-Andalus en diversas taifas -partidos o estados locales- situará a la aljama eldense dentro del reino de Denia gobernado por Muyahid. En 1086 sobreviene la victoria de Sagrajas, cerca de Badajoz, a cargo de los Almorávides (los hombres del Ribat), grupo bereber del Sahara suroccidental, que aprovecharán el período de disturbios, a la vez que serán reclamados por algunos reinos taifales ante el avance cristiano y la toma de Toledo por Alfonso VI. Este grupo proponía la reforma del Islam y su expansión embebida en la noción de guerra santa; así conquistarán entre 1092 y 1097 las ciudades de Denia y Játiva. Seguidamente, nuestro territorio caerá en manos del caudillo almorávide Yusuf Tashfin.

En esos momentos, la ocupación diseminada se distribuye principalmente a ambas márgenes del río Vinalopó, aprovechando los fundi o hábitats agrícolas ya detectados antes de la llegada islámica en los casos de Puente II y Walaya (Agualejas) en la margen izquierda, haciendo referencia esta última a un meandro del cauce fluvial rodeado de una tierra muy fértil, y Arco Sempere a la derecha, junto a las laderas del monte Bolón, en una horizontal que englobaría La Melva, el Peñón de la Tía Gervasia, el Cerro de las Sepulturas y la Galería de Jesús, donde se emplazarán la alquería -casa de labranza aislada o el conjunto de dichas construcciones- o incluso de alguna posible almunia hacienda-islámica, siendo Galería de Jesús un hábitat subterráneo que estaría vinculado a esta alquería. La toponimia también auxilia haciendo referencia a los términos: Al-Mafraq, como bifurcación de caminos, Al-Yaud, bien como lugar de abundante agua, o Al-Jawad como caballo corredor -ésta podría hacer referencia a una posible posta para sustituir los caballos en largos trayectos- serán los términos defendidos por unos u otros autores, haciendo referencia estos últimos a la actual zona de La Jaud. Al-Malik o Puerta del Ángel es el acceso a las necrópolis islámicas, desconociéndose su ámbito territorial, que en el período que nos ocupa posiblemente se acercaría mucho a la zona de intersección entre las calles Concilio de Toledo y Carretera de Circunvalación. Se situaban extramuros o, en el caso de Elda, fuera de la urbe, siendo buenos indicadores para conocer el crecimiento urbano. Todas estas áreas habrían sido explotadas agrícolamente, aunque hay actualmente escasa documentación arqueológica al respecto.

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Reconstrucción hipotética del Castillo de Elda en época almohade (Archivo gráfico Museo Arqueológico de Elda).

La agricultura es la principal fuente de riqueza, con una explotación intensiva del suelo, donde hay pequeñas huertas regadas por las aguas del Vinalopó aprovechando antiguos canales o realizando acequias, en las que el cultivo de cereales ocupará el primer lugar, seguido del olivar. Almendros e higueras terminan de componer el grupo de las leñosas, que, junto a legumbres y hortalizas, completarán sus dietas.

Otra producción de importancia en la zona es el esparto que, junto a las moreras y otras plantas industriales (medicinales, algodón o lino), en el mundo de Al-Andalus adquirirán un gran desarrollo. Al mismo tiempo, habría una débil producción de vino bajo manos judeocristianas, ya que a la población islámica su ley les prohibía esta elaboración; sin embargo, se especializaron en la preparación de uvas-pasas de lo que se sabe fueron importantes clientes los sectores nobiliares cristianos.

El mundo monetario se ve reflejado en tres tipos: dinar aurífero, que deriva del denario romano y como la moneda más importante, aunque serán el felus de cobre y el dirhem de plata las más frecuentes, habiéndose encontrado de esta última un tesorillo de catorce piezas en el Peñón de la Tía Gervasia que actualmente se encuentra expuesto en el Museo Arqueológico de la ciudad, además de una pieza aislada ya de época almohade aparecida en el Castillo de Elda. El zakat como tasa obligatoria venía recogido en el Corán y era la limosna legal impuesta a pagar por todo creyente musulmán; por otra parte, se pagaba la yizya o tasa de capitación y el jaray o impuesto territorial anual, que era recaudado en forma de arriendo generalmente entre los dimmies -protegidos del Islam que incluía a judíos y cristianos, por lo que nos toca, y a mazdeos en oriente originariamente, aunque con el tiempo se hizo extensivo también a los musulmanes.

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Ribat de Souse en Túnez (Archivo gráfico del autor).

En el ámbito religioso se rigen por el Corán, la Saria -Ley Islámica- y la Sunna -textos que contienen los dichos, hechos y tradiciones del profeta-.

El traslado del poblamiento a la llanura en el siglo X y hasta el XII se pondrá en relación con la edificación de la mezquita Vella (vieja) en el lugar que actualmente ocupa la ermita de San Antón, según Luis F. Bernabé, cercana al actual curso del Vinalopó, por la necesidad de las abluciones obligatorias según las leyes coránicas. Otra hipótesis pondría en sincronía la edificación de la fortaleza almohade y el lugar de culto a finales del siglo XII o primer tercio del XIII. Quizás en un futuro (esperemos cercano), la aparición de posibles documentos o excavaciones en esta zona o sus alrededores podrían desentrañar su cronología.

Las madrazas o escuelas teológicas, que vendrían a representar los seminarios de los católicos, se situarían en sus cercanías, aunque hasta el momento también se desconoce en nuestra ciudad si la hubiera. Dentro de la organización religiosa, aparecerá principalmente la figura del imán como guía espiritual y religioso de los creyentes musulmanes, que en algunos períodos se vinculará a la figura política del califa, surgiendo así la figura del amir al-Muminim o príncipe de los creyentes. Aunque en Illa -Elda- la figura representativa sería la del mulan, como delegado del imán en las aldeas, o el alamin -responsable-, derivando esta última del primer título que recibió el profeta Mahomet y cuya función estaría vinculada al frente de la aljama y como enlace entre las tres comunidades monoteístas que poblaban buena parte de Hispania. El muecín sería el encargado de llamar al salat (oración) a los fieles cinco veces al día desde el alminar o torre adosada al edificio religioso, y el jatib era el facultado del jutba (sermón) desde el alminbar (púlpito) los viernes a mediodía durante la oración comunitaria. Lo hacía de pie y portando una vara o bastón en su mano y, si el sermón se daba en territorio que había sido ganado por las armas, portaba un arco o espada. Aunque es sabido que el credo islámico no necesita lugar de culto para llevarse a cabo, sólo estar limpio y orar sobre suelo en las mismas condiciones como únicas premisas.

Los hamman o baños eran edificios públicos localizados en el interior de las medinas, como es el caso de Elche, pero desconocidos a fecha de hoy en la trama urbana eldense. Éstos también se localizaban en lugares de tránsito de viajeros o acceso a la población y lógicamente cercanos a los recursos hídricos, como podría darse el caso en la zona conocida como Al-Fawwara -Alfaguara-, que nos habla de un manantial de agua corriente localizado en la margen derecha del curso del Vinalopó (antigua fábrica de Hormas Aguado), en una zona transitoria de las rutas hacia Sax, Valencia, la Meseta y Monóvar-Murcia. Un principio a tener en cuenta es la existencia en esta zona de unos baños públicos hasta principios del siglo XX.

En un segundo período de taifas, tras las derrotas almorávides, la población de la aljama estará bajo la tutela del hayib -jefe representante del emir o el califa- Ibn Mardanish, conocido con el apodo de “el rey lobo”, desde 1145 a 1172 . Este férreo enemigo de los almohades (los unificadores) no podrá impedir que en el año cristiano de 1172 Murcia y Valencia caigan en manos de estos monjes guerreros norteafricanos, de origen bereber, adscribiéndose también así nuestra zona al dominio de “los unificadores del Islam”.

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Necrópolis islámica en la ciudad de Kairouan (Túnez) (Archivo gráfico del autor).

Los almohades parecen ya ser los fundadores de la fortaleza erigida sobre una probable alquería o quizás atalaya defensiva (de la que se carece de datos a fechas actuales), como parece ocurrir también en Petrer, Novelda, Villena, Monóvar y Sax. Realizada con la técnica del tapial, poseía nueve torres y una gran plaza central, así como una cisterna (todavía hoy conservada ) de gran capacidad vinculada al abastecimiento en períodos de gran inseguridad o largos asedios. Era refugio de la población en caso de peligro y el lugar de residencia del alcaide o cadí -gobernador de la medina y juez en cuestiones jurídicoreligiosas-. Casas adosadas formarían un muro continuo que se complementaría con las defensas naturales del río y la propia elevación del establecimiento.

La construcción de la alcazaba va a cambiar el patrón de asentamiento seguido hasta el momento, realizándose a partir de ahora de forma concentrada y desde las faldas del edificio militar, originándose así un impulso urbano y demográfico en la Ella medieval, que destacará e su estructura social un predominio de las clases populares, compuestas de campesinos y artesanos islámicos, muladíes y judíos, éstos dedicados exclusivamente a las actividades comerciales. Habrá un jefe de guarnición, el sabih al-surta como jefe de policía en las medinas y se encargará de hacer cumplir las sentencias del cadí, y el sabih al-suq será el jefe del mercado y los gremios, apoyado por intendentes, -inspectores de pesas que regulaban las actividades mercantiles-. Los recaudadores de impuestos que tendrían que dar cuenta al amil -inspector de hacienda- terminan esta estructura ciudadana, en la que un consejo de ancianos haría las veces de jurado.

Se erigirá la mezquita aljama (principal) en las afueras del núcleo urbano, parece ser en lo que es la actual iglesia de Santa Ana, aunque un documento descubierto por el profesor Cabezuelo Pliego asegura la ubicación de una sinagoga también bajo advocación de la santa ya nombrada y que éste localiza en el templo actual, dato que hablaría de una población que alcanzaría el medio centenar de judíos, una cantidad superior de cristianos, ya que desde el último tercio del siglo XIII se conoce la creación de una capilla o pequeña iglesia dentro de la fortaleza bajo advocación de Santa María, y alrededor de ella se localizó una necrópolis el año 2002. Aunque el predominio musulmán será aplastante, con todo, se trataría de una población que no rebasaría los 2.000 habitantes. De los edificios de culto, solamente con la aparición de nuevos datos arqueológicos: cerámicas, testimonios epigráficos o numismáticos se podrá arrojar luz sobre sus originales emplazamientos.

Lo que sí es bien sabido es que alrededor de la mezquita principal se desarrollará el mercado o suq -zoco- a finales del siglo XII o principios del XIII, desconociéndose también la localización de la alhóndiga, que era el edificio público que disponía de dormitorios, establos y almacenes para los comerciantes forasteros y, a su vez, lugar de transacciones comerciales de compra-venta y distribución a los zocos. El hecho de que la villa se situara en lugar de paso hacia las rutas de Alicante, Valencia, la Meseta o Murcia podría indicar que Illa tuvo una. La aparición de alfares (zona actual de Gráficas Azorín) y un horno de cal (Placeta de las Parras) habla de cómo las tareas agrícolas se complementan con las artesanales y comerciales.

Los alarifes y sus técnicas de alicatado de azulejos florecerán en el siglo XIII, alcanzando su cénit en el conjunto de La Alhambra en el siglo XIV. Las calles, bien de tierra batida o de cantos unidos por argamasa, son sinuosas, estrechas, abiertas a placetas o terminadas en adarves que conformarían junto a los baños (sin documentar en la villa) parte de la trama urbana. Quizás donde mejor lo podemos apreciar es en la calle La Purísima o la Placeta de las Parras, aunque su trazado se conoce con certeza desde época de dominio cristiano. La posible ubicación de la mezquita aljama marcará al sureste uno de los límites de la villa, al este las confluencias de las calles Ricardo León con Dos de Mayo, al norte estaría el castillo, al oeste la mezquita vieja, al suroeste la confluencia entre las calles Gonzalo Sempere-El Huerto y al sur la Plaza de la Constitución, que delimitarían un pentágono con un lado irregular como trazado del asentamiento almohade.

Illa como posible iqlim -cada uno de los distritos menores en que estaban divididas las kûra– en este período corresponden a una ciudad administrativo financiera de tipo agrícola que contaba con una población importante o con fortaleza y varias alquerías de las que sí se ha documentado la perduración en la partida de Las Agualejas y Puente II hasta los siglos XIV y XV.

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Mapa con las poblaciones pertenecientes a la Kûra de Tudmir (Archivo gráfico Museo Arqueológico de Elda).
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Localización de los yacimientos islámicos en el término municipal de Elda (Archivo gráfico Museo Arqueológico de Elda).

Mundo funerario

Es muy poco conocido en el período del que tratamos. Cabe destacar las localizaciones al oeste de la villa. Los cuerpos eran lavados y perfumados con hierbas y ungüentos envolviéndose en tela sin hacer uso de ataúdes. Las cabezas se orientaban hacia el este, donde nació el profeta Mahomet (La Meca). En la villa, el oeste, coincidiría con la ya mencionada Puerta del Ángel y los datos de la aparición de restos óseos humanos citados por Alberto Navarro en la calle Independencia, junto al llamado “fossar de fuera” coincidente con Lamberto Amat y Tropas Gallegas, cerca del Melik antaño, podrían suponer una necrópolis desde finales del período almohade, aunque la poca o nula información arqueológica de esta zona (final calle San Roque-San José de Calasanz) sólo permiten afirmaciones hipotéticas En el Cerro de las Sepulturas, se documentaron tres enterramientos en cista islámicos con sus orientaciones pertinentes y sin ajuar. Quizás indicarían que, desde que se puebla esta zona en el siglo XI, la comunidad islámica ya enterraría aquí a sus difuntos. De nuevo, la falta de documentación impide asegurar asociaciones contemporáneas de necrópolis y hábitats en este punto. A partir de la batalla de las Navas de Tolosa (1212), los almohades comenzarán su declive con progresivas pérdidas de territorios y su total expulsión de la Península Ibérica. Este será el punto de inflexión, a partir del cual se inicia la importante reconquista de todo el territorio peninsular. Castellanos y aragoneses se dividirán la taifa de Murcia en 1244 por el Tratado de Almizra, donde nuestra población pasará a formar parte de la Corona de Castilla y recibirá la primera repoblación cristiana que no sobrepasaría los treinta hogares, como cita Joaquin Samper.

En 1264 se levantaron los mudéjares del Reino de Murcia, siendo sofocadas estas rebeliones por Jaime I de Aragón. Primero en Villena y, posteriormente, acampando a las afueras de Elda, donde recibirá las súplicas de los representantes de la aljama y el municipio volverá a manos castellanas.

Por el Tratado de Torrellas de 1304, la villa pasará a formar parte de la Corona de Aragón. Ya en el siglo XIV, Dª Violante de Bar convirtió la mezquita vieja en la iglesia de Santa Catalina, que posteriormente se advocará en honor a San Antón, mientras la sinagoga afuncional, desde la expulsión de los judíos en 1492, se dedicaría al culto islámico hasta la conversión obligada por Carlos V de todos los musulmanes del reino de Valencia y de todos los edificios de culto islámico al credo católico en el año 1525.

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