El Casino Eldense: Una sociedad centenaria (1901-2000)

Como se puede observar de su detenido análisis, y en consonancia con los tiempos que corrían, siguió siendo una sociedad clasista pues en ella «…no podrán ingresar…más que los varones de 17 años cumplidos, hijos de socios, y de 20 años, los que carezcan de esta condición…» (base segunda); dividiéndose los socios en fundadores, fundadores accionistas, numerarios fundadores, numerarios, transeúntes, honorarios y demérito (base tercera), siendo socios honorarios el alcalde y el juez municipal de la población (base cuarta) y perteneciendo todos los objetos y bienes del Casino a los socios fundadores y fundadores accionistas (base novena); eliminada la figura del Presidente de la Sociedad, la dirección del casino se organiza mediante una Junta de Gobierno, compuesta de un presidente, vicepresidente, tesorero, contador, tres directores y dos secretarios (base sexta) ; estableciéndose la cuota anual para toda clase de socios, excepto los honorarios, de mérito y transeúntes, de 18 pesetas, pagaderas en doce mensualidades a razón de 1’5 ptas. al mes (base vigésima). Del reglamento de régimen interior, además de las disposiciones orgánicas normales en este tipo de asociaciones, y tendentes a regular el correcto funcionamiento de los órganos de dirección y derechos y obligaciones de los diferentes socios, cabe destacar aquellos artículos que ponen especial énfasis en aspectos como el juego, la vestimenta, el comportamiento, etc. Así, se dispone que queda a cargo de la Junta de gobierno «…el proporcionar todos los recreos, juegos, comodidades y diversiones que autorice la buena sociedad; y sobre los juegos que haya establecidos ó se establezcan, imponer arbitrios…» (art.27); del mismo modo «Queda al cuidado de dicha Junta de gobierno, el fijar el número de criados,atender a su admisión, expulsión y reprender y castigar sus faltas, así como designar y pagar el sueldo que juzgue oportuno.» (art. 28). Respecto a la vestimenta se establece que «Para la mayor compostura en el local Casino, se prohíbe a todo socio o transeunte, concurrir a él con blusa o cualquiera otra prenda que revele falta de armonía en la buena presentación social; así como discutir en alta voz sobre todos los temas en general y sobre los políticos o religiosos en particular» (art. 61).

La Junta Directiva que aprobó los nuevos estatutos estaba compuesta por Manuel Vera, presidente, y Antonio Rico, Juan Guarinos, Emilio Rosas, Dionisio Martínez, Gabriel Vera, Eduardo Gras, Luis Amat y Francisco Ferrando (15), como secretario.

Durante los años siguientes el Casino Eldense fue experimentado un auge social que debió repercutir en el número de socios y en los gastos de mantenimiento y acondicionamiento del Casino. Gastos que originaron, en marzo de 1910, siendo miembros integrantes de la Junta Directiva Pedro Amat Pomares, Luis Amat Bernabé, José Joaquín González Payá (16), Marino Sempere Maestre y José Payá Vidal «Payá Lira», la formalización de un préstamo de 30.000 pesetas a diez años y al 8% de interés anual pagadero en mensualidades vencidas. Empréstito concedido, el jueves día 24 de marzo, por Gonzalo Soriano Calatayud, comerciante, vecino de Onteniente, a favor de la Sociedad, quien tuvo que proceder a imponer una hipoteca sobre el inmueble y jardín de su propiedad como garantía del mismo, siendo tasados para la ocasión en 40.000 pesetas.

Socios del Casino en el Chorrico de la Almadraba. Abril de 1928.

El proceso de desarrollo y presencia del Casino en la «buena sociedad eldense» irá acompañado de un evidente incremento de las necesidades de espacio para satisfacer las necesidades recreativas de los socios. En ese proceso de ampliación de las instalaciones, vemos como el día 22 de abril de 1918, siendo presidente Manuel Maestre Payá y José Mª Gras Amat, secretario, la sociedad adquiere por compra a Mª Salud Amat Alonso (17) la casa de la calle Alfonso XIII (18), n° 42, situada junto al Casino, por el precio de 5.000 pesetas, abonando dicha cantidad en un plazo de cinco años, con un interés anual del 2%, y con la condición de que los vendedores se reservaban el derecho a habitar los altos de la casa durante el mencionado periodo de pago.

Adquisición que debió conllevar un incremento de los gastos como se desprende de la ampliación de la responsabilidad hipotecaria sobre el Casino, con un nuevo préstamo de 10.000 pesetas que la sociedad presidida ahora por Joaquín Coronel Rico se ve obligada a solicitar, en febrero de 1919, al mismo Gonzalo Soriano Calatayud. Financiación a diez años (1919-1928) que se viene a sumar en capital y en tiempo al préstamo hipotecario que pesaba sobre el Casino. Transacción que, por otra parte, permitió reducirlos intereses pagados del primer préstamo al 6% anual, al igual que los del segundo, pagaderos por trimestres vencidos.

Hipotecas que fueron canceladas antes del plazo previsto, satisfaciendo las cantidades adeudadas a Gonzalo Soriano en junio de 1926, mediante la imposición de otro préstamo hipotecario en marzo de 1924. Las sucesivas juntas generales celebradas los días 28 de noviembre de 1923, 11 de enero y 29 de febrero de 1924 acordaron, por unanimidad, el gestionar para la sociedad un préstamo hipotecario de 100.000 pesetas. Concertada tal operación en Junta celebrada el día 20 de marzo de 1924, se autorizó al presidente José Justamante Vera para formalizar la operación financiera con establecimiento de hipoteca a favor de Salvador Amorós Martínez, de Villena, por un plazo de diez años (1924-1934), con un interés anual del 7% (19).

Sin embargo, la década de los años veinte supondrá el período de consolidación del Casino Eldense. Periodo en el que destaca la figura de Arturo Sempere Juan (h. 1926-1927), bajo cuya presidencia se instaló un salón de juego.

La intensa y próspera actividad económica de Elda favorecerá su desarrollo y el incremento enel número de socios, lo que llevará a la Junta Directiva a encargar, en 1924-1925, y contando con el capital del préstamo económico financiado, la redacción de un proyecto de reforma al arquitecto AIfonso Jimeno, quien en febrero de 1926 hará entrega del mismo a la Sociedad. Proyecto con el que se quería igualar, e incluso superar, la categoría arquitectónica y artística del Casino Eldense con la de los restantes casinos y círculos burgueses de Monóvar, Novelda, Elche, Villena, Torrevieja, Alcoy o Alicante (20). Sin embargo, las grandes pretensiones del proyecto no se vieron plasmadas sobre el edificio existente que, a pesar de todo, y en el último lustro de los años 20, debió ser profundamente reformado, amalgamando en un edificio los diversos inmuebles de que constaba el Casino, y adquiriendo la fisonomía que presenta en la actualidad.

Siguiendo la descripción del mismo recogida en la Guía de la arquitectura de la provincia de Alicante, se puede decir que el edificio presenta dos plantas con cubierta de teja y un jardín posterior. La fachada, con balcones en el primer piso, es típica de la arquitectura burguesa destinada a viviendas del cambio de siglo, sin grandes compromisos formales. Como es habitual en este tipo de edificaciones, y en Elda en especial, hay ligeras resonancias modernistas en la ornamentación de balcones, recercados y carpinterías. En el interior presenta un especial interés la escalera principal y algunos artesonados de los techos de los salones, que permite relacionarlo con algunos de los casinos ya mencionados (Jaén et alii, 1999, 182).

Arranque de la escalera que conduce al primer piso.

La década de los años veinte y la II República (1931-1936) vinieron caracterizadas por el aumento de socios, ya no sólo miembros de la burguesía eldense e industriales del calzado, sino también por los cada vez mas abundantes profesionales liberales, comerciantes, miembros de la banca, empleados, propietarios, etc. Al socaire de las nuevas corrientes intelectuales librepensadoras, filosóficas y políticas, algunos de los socios ingresaron en la logia masónica eldense Amor, fundada en 1927 e integrada en la Gran Logia Regional del Levante de España, con sede en Alicante. Entre los socios masones del Casino Eldense, y adscritos a la mencionada logia, cabe destacar a Ángel Vera Coronel (21) «Plutarco», Jenaro Vera Coronel «Estrella», José Capilla Beltrán (22) «Platón», Cándido Amat Casáñez «Progreso», José Tomás Sánchez «Pestalozzi», Joaquín Porta Rausa «Actividad», José Verdú Cuenca «Pascal» y Juan José Aguado.

Relacionadas tanto con el Casino como con la masonería, por la pertenencia y adscripción de sus miembros a unas y otras, las peñas de amigos -los Chamorros, los Indios, del Agua,etc.- fueron elementos singulares en la vida cotidiana de Elda, siendo tramadas en los salones del Casino muchas de las bromas realizadas, algunas de las cuales, dada la originalidad y trascendencia tenida, han logrado traspasar la barrera del tiempo, llegando a nosotros, circulando de forma oral entre quienes de niños o jóvenes las presenciaron.

Muestra del auge experimentado por la sociedad recreativa eldense durante las décadas de los años veinte y treinta es el número de socios, que ha sido estimado en 1.135 con anterioridad al estallido del conflicto bélico de 1936. La Guerra Civil vino a suponer una brusca interrupción de la vida del Casino Eldense, pues la alteración de la vida pública también se dejó sentir tanto en la sociedad como en los usos del inmueble del Casino. Requisado al inicio de la contienda, las autoridades republicanas, dadas sus características arquitectónicas, con espaciosos salones donde albergar hiladas de camas en batería, facilidad para el mantenimiento del orden y la higiene, fácil acceso desde la calle y amplio y soleado jardín, establecieron en él un Hospital de Sangre, destinado a albergar a los soldados heridos y convalecientes procedentes del frente. Periodo durante el cual hay que señalar la pérdida de la mayor parte de los volúmenes de la biblioteca del Casino, donde entre otras joyas bibliográficas recogidas desde la fundación de la sociedad, se encontraban las obras completas del gran tribuno eldense Emilio Castelar.

Esta foto, tomada en las escaleras del Casino Eldense en 1958, recoge a un grupo de socios del Casino que, además, eran amigos y entre los cuales aparecen varios protagonistas de la popular canción eldense « Escuchen esta triste historia», una saeta burlesca que cantaron desde el balcón de la Chiqueta en los años 30 y que costó una noche de calabozo a sus autores. En la foto están Ramón Navarro «Nano» (1); Elías Vera{2); Alfonso Navarro (3); Amador Vera (4); José María Mellado (59; Pedro Payá (6); Santiago Bellod (7); Salvador Sapena (8); Joaquín Romero «Quinato» (9); Ismael Sirvent (10); Octavia Vera (11); Luis Cremades (12); Pepín Sirvent «Nene II» (13); Emilio Martínez «El Duque de la Tartana», del Hotel Sandalio (14); Ramón Gorgé (15); Francisco Crespo«Canutito» (16); Juan Verdú (17); José María Vila (18); José González «Gonzalito» (19); Juan Cabrera (20); Joaquín Guijarro «Matri» (21); Antonio Sirvent «Mondonguito» (22); Juan Guarinos (23); Leopoldo Merino (24); Vicente Sirvent «Nene I» (25); e Isidro Aguado (26).

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